“Invertir más en salud para gastar menos en enfermedades”: Cuando el cambio comienza en las ciudades

Plátano, tomates y agua en lugar de golosinas y refrescos en los quioscos de comida de las escuelas de Córdoba, en Argentina. Medidores de aire para alertar y paliar la contaminación que provoca enfermedades respiratorias en Fortaleza, en Brasil. Más espacios públicos libres de humo en el Gran Manchester, en el Reino Unido. Los esfuerzos de estas tres ciudades a la hora de prevenir enfermedades no transmisibles (ENT), que provocan cada año 46 millones de muertes en el mundo, fueron reconocidos este jueves en París, durante la cumbre de la Alianza de Ciudades Saludables, una red que agrupa a más de 70 urbes en las que viven más de 300 millones de personas.

“La idea es invertir más en salud para gastar menos en enfermedades”, resumió en una entrevista con este periódico Daniel Passerini, alcalde de la ciudad argentina de Córdoba. “Hoy el 60% de los puestos de comida de nuestras escuelas municipales ya no venden bebidas azucaradas ni ultraprocesados. En marzo de 2026, queremos llegar al 100%”, detalló.

Las causas de las enfermedades no transmisibles, que incluyen dolencias cardiovasculares y respiratorias crónicas, cáncer, diabetes y también lesiones, a menudo se desconocen o se silencian. Dos tercios de las muertes que provocan se registran en países de renta baja. Pero “hay una buena noticia: (estas enfermedades) se pueden prevenir”, celebró Michael R. Bloomberg, exalcalde de Nueva York y fundador de Bloomberg Philanthropies, que, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la organización sanitaria Vital Strategies, apoya esta alianza y brinda a las ciudades asistencia técnica y financiera para que avancen en la prevención de estas dolencias.

Entre 2010 y 2019, en la ciudad brasileña de Fortaleza, en el noreste del país, más del 44% de las muertes naturales estuvieron relacionadas con enfermedades que pueden asociarse con la mala calidad del aire, según cifras de las autoridades municipales. En 2023, las autoridades municipales comenzaron a instalar aparatos que miden la contaminación con el fin de recopilar datos, informar a la población, lanzar políticas de salud pública y fomentar las zonas verdes.

“Hay en este momento 30 aparatos que monitorean y la alcaldía quiere colocar otros 50. Fortaleza aspira a ser más sustentable, pero sobre todo más inclusiva: que las personas también lideren estos proyectos y la comunidad se implique en ellos y no los vea como algo complicado y teórico”, explica a EL PAÍS, Gabriella Aguiar, vicealcaldesa de la localidad.

Fortaleza quiere ser más sustentable, pero sobre todo más inclusiva y que las personas también lideren estos proyectos y la comunidad se implique

Gabriella Aguiar, vicealcaldesa de Fortaleza

Bajo coste, alto impacto

En un momento en que más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades, una cifra que seguirá aumentando hasta llegar al 68% en 2050, las urbes “están en la vanguardia de la lucha contra estas enfermedades”, según Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Los progresos realizados en Córdoba, Fortaleza y el Gran Manchester no solo están mejorando la salud hoy en día, sino que sirven de modelo para que otros sigan sus pasos”, celebró el responsable, según un comunicado distribuido por los organizadores de esta cumbre, que reunió en París a representantes de 61 ciudades.

Cada una de las localidades que forma parte de esta alianza debe seleccionar un campo de intervención donde la eficacia para prevenir enfermedades no transmisibles esté probada y elaborar un proyecto concreto. Los ámbitos son, por ejemplo, política alimentaria, gestión del calor, prevención de sobredosis, seguridad vial y vigilancia y control del tabaco. Los galardonados este jueves podrán acelerar los proyectos en curso y contarán para ello con mayor asistencia y apoyo financiero, según miembros de la alianza de ciudades.

Para las autoridades municipales de Córdoba, la prioridad estaba clara. El consumo de “comida chatarra” en los últimos 20 años aumentó en más del 80%, según Passerini. Y hoy, más del 40% de los niños y niñas de la ciudad tienen sobrepeso. No es fácil revertir esta tendencia, admite el alcalde, porque los pequeños están rodeados de estímulos y de publicidad para consumir ese tipo de alimentos no saludables. “Son indicadores muy preocupantes, porque además de obesidad, esta alimentación produce otras enfermedades, desde problemas dentales hasta complicaciones cardiovasculares, diabetes y riesgo de dolencias cerebrales en la vida adulta”, afirma.

Modificando un hábito alimentario vamos a conseguir un resultado sanitario. Es una decisión política de bajo costo económico pero con alto impacto.

Daniel Passerini, alcalde de Córdoba

En Argentina ya hay una ley que promueve la alimentación saludable, pero en 2024, Passerini aprobó un decreto para lanzar estos puntos de venta de comida saludable en Córdoba, en detrimento de los que ya existían en la mayoría de las escuelas municipales. La iniciativa es pionera en Argentina. “Estamos convencidos de que este es el primer paso. Modificando un hábito alimentario vamos a conseguir un resultado sanitario. Es una decisión política de bajo costo económico, pero con alto impacto. Y para lograr resultados, trabajamos en unión con los padres y madres y la comunidad educativa”, explicó.

El paso siguiente será crear zonas seguras de unos 200 metros en torno a las escuelas y ampliar este programa al sistema educativo provincial y a los centros privados. “La escuela es el lugar donde se moldean las conductas que se repetirán en la vida. Si desde los cinco años hay hábitos saludables y ejercicio físico, un niño va a tener más oportunidades de salud y ese es el objetivo”, recalcó el alcalde.

En Fortaleza, además de la calidad del aire, también se ha decidido evaluar el impacto del calor extremo, una causa de problemas de salud que no se tiene en cuenta ni se notifica como tal, según Aguiar. En esta urbe de 2,5 millones de habitantes, la temperatura media ronda los 25 y 30 grados, pero en algunos momentos y en algunas zonas, llamadas islas de calor, la sensación térmica puede ser de 45-50 grados Celsius.

“En la zona metropolitana de Fortaleza hay unas 860 barriadas de diferentes tamaños y es en estos lugares más desfavorecidos donde el calor es más alto. Pero nunca se habla del calor como problema de salud, simplemente se informa de que una persona llega a un centro médico con la tensión baja o malestar general”, detalló Aguiar, subrayando que la localidad es una de las más desiguales de Brasil y más del 40% de sus habitantes vive en situación de pobreza.

La ciudad ha decidido vincular los dos proyectos apoyados técnica y financieramente por esta alianza de urbes y, donde estaban los monitores de calidad del aire, se colocan ahora también los dispositivos para medir el calor. Aguiar explica que el objetivo final es “vivir mejor en la ciudad y también generar renta”, por ejemplo, con el fomento de la agricultura urbana en las zonas verdes que se están ampliando. “Y cuando se estimula la economía, la aceptación popular es más fuerte”, concluye.