Idealizar África en Instagram: “hay muchos vídeos preciosos de la campiña británica bajo la lluvia, pero nunca los veo de lugares africanos”
En la red social abundan los vídeos que glorifican ciudades del mundo, pero los de países del continente escasean. Maïmouna Elle Traoré publica imágenes positivas de la vida cotidiana en Senegal, una tendencia que se repite entre influencers de Ghana, Nigeria y Kenia
¡Na nga def! Las palabras “cómo estás” en lengua wolof salen sin esfuerzo de la lengua de Maïmouna Elle Traoré. ¡Maa ngi fi! (“Estoy bien”), responden alegremente todos los transeúntes. Su aspecto —rastas que caen sobre un ancho boubou (túnica) de color púrpura parduzco— indica que es una vecina más de Sicap-Amitié, un tranquilo barrio obrero de Dakar. Sin embargo, en la panadería pasa al francés. “El wolof es difícil”, afirma riendo. Y pide deux croissants.
Traoré se mueve por el barrio como una observadora invisible. Sus vecinos a menudo no saben que tiene una cuenta de Instagram inmensamente popular. Sin embargo, los vídeos con los que está causando sensación han sido grabados en gran parte en estas calles.
Uno de ellos, publicado el 7 de septiembre de 2023, muestra breves grabaciones de mujeres senegalesas con coloridos vestidos de África Occidental en la panadería y fue compartido por miles de personas. En pocos meses, su canal Romanticizing African Countries [Romantizando los países africanos] tenía más de 120.000 seguidores.
Traoré, estadounidense de origen senegalés, se trasladó el año pasado de Washington D.C., donde se crio, a Dakar, la ciudad de la que es originario su padre. “Nada más llegar, tuve que refugiarme de un aguacero que cayó sobre la ciudad”, recuerda Traoré. Grabó un vídeo para compartirlo con sus amigos de Estados Unidos. “Era una imagen preciosa”, pensó. “El poco verde que había cobraba vida gracias al agua que caía”.
Es hora de que, como comunidad negra, nos apropiemos de las historias que se cuentan sobre los países africanosMaïmouna Elle Traoré, influencer
Ese breve vídeo le dio una nueva idea: dotar de un cierto romanticismo los países africanos. “A menudo veo que se glorifican lugares de otras partes del mundo: hay muchos vídeos preciosos de la campiña británica bajo la lluvia, pero nunca los veo de lugares africanos”, explica.
La mayoría de los vídeos que Traoré ha colgado en Instagram no duran más de diez segundos. Muestran la vida cotidiana en Senegal y otros países africanos, con una melodía ambiental de fondo. Cuando reanuda su paseo por Sicap-Amitié después de tomarse una taza de café instantáneo, Traoré señala innumerables imágenes que podría poner fácilmente en su cuenta, como la de un hombre con una cabra en brazos, o un peluquero en su peluquería al aire libre con un par de maquinillas sobre la cabeza de un cliente. Cuando ve a un grupo de chicos jugando al baloncesto, saca su teléfono del pequeño bolso de cuero que cuelga de su brazo para grabar el partido.
Son precisamente esos detalles aparentemente sencillos y mundanos los que permiten que una gran audiencia se identifique con los mensajes de Traoré, señala el experto senegalés en redes sociales Ibrahime Kane. “Sus mensajes hacen justicia a las culturas africanas que suelen pasar desapercibidas para los principales medios de comunicación”, afirma.
Según él, la cuenta de Traoré forma parte de un movimiento “afro-optimista” más amplio. Los canales de ese movimiento suelen estar fundados por miembros de la diáspora africana, explica Kane. Pero también están surgiendo cuentas en países anglófonos como Ghana, Nigeria y Kenia, que quieren destacar positivamente su propio país, o todo el continente.
Apropiarse de la historia
Por ejemplo, Kane menciona NWE, una plataforma de redes sociales (con cinco millones de seguidores en Instagram) que se fundó para celebrar la “cultura africana y negra”. “Cada vez hay más cuentas de este tipo”, —asegura Kane — “en las que los propios africanos aportan una narrativa positiva frente a la historia estereotipada y a menudo negativa que los medios internacionales cuentan de su continente. Es una forma de activismo digital”.
Precisamente estos estereotipos y narrativas, que se centran en los aspectos negativos, tienen un alto coste para el continente. En concreto, 3.800 millones de euros al año. Así lo indica un estudio publicado en octubre de este año en el que se cuantificaron los intereses adicionales que han de pagar los países por sus bonos soberanos, debido a la mayor percepción de riesgo que las noticias sobre violencia o corrupción transmiten a los inversores. Además, estos clichés o falsas ideas preconcebidas también “desalientan el turismo, ahogan la inversión extranjera directa y disuaden la ayuda al desarrollo”, explicaban a este diario los autores del informe.
Traoré no escatima en palabras grandilocuentes. “Bienvenidos a la familia”, pueden leer los nuevos seguidores que hacen clic en su perfil. En un mensaje pregunta si su “comunidad” quiere ayudar grabando y enviando nuevos vídeos. “Es hora de que, como comunidad negra, nos apropiemos de las historias que se cuentan sobre los países africanos”, explica. “Espero poder contribuir a ello con mis vídeos sobre la belleza cotidiana de nuestros países”.
La mujer no duda en calificar su canal de “cuenta nostálgica” para la diáspora africana. Muchos de sus seguidores son hijos de emigrantes como ella, cuyos sus padres también se mudaron a países extranjeros como Estados Unidos o Brasil. “Creo que mucha gente ve mis vídeos y piensa: esa solía ser mi vida o podría haber sido mi vida si mis padres no hubieran emigrado”.
Traoré también intenta ganar algo de dinero con su cuenta, aprovechando los sentimientos de la diáspora africana. Sus experiencias de viaje (en parte patrocinadas), adquiridas en Senegal, Mauritania, Gambia y Cabo Verde, han quedado recogidas en una guía. Y espera ganar algo más gracias a las colaboraciones remuneradas con empresas de países que aún no ha visitado. También ha empezado a comercializar camisetas y jerséis inspirados en sus vídeos, que quiere vender a través de Instagram.
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