Dueñas de radios en Nigeria, una rareza en un mundo que todavía dominan los hombres
Dos empresarias de medios de comunicación en el país africano cuentan cómo se enfrentan a las barreras institucionales y sociales mientras convierten sus medios en negocios de éxito
Kadaria Ahmed, de 56 años, fundadora de Radio Now 95.3FM, tardó más de un año en poder entrar a un grupo de WhatsApp para propietarios de medios de comunicación. No siente rencor, a pesar de que la situación solo cambió después de que ella se enfrentara públicamente a otros miembros: “No parecía deliberado; simplemente no te ven. La gente que controla el sector de los medios de comunicación en Nigeria no considera que debas ser uno de ellos. Por eso las mujeres propietarias de emisoras de radio somos minoría”.
Radio Now, una emisora de actualidad de Lagos, la capital económica de Nigeria (el país más poblado de África), tiene más de un millón de oyentes al mes, y 50 programas a los que también se puede acceder a través de internet. Ahmed tardó dos años en conseguir la licencia: “En comparación con las historias que cuentan otras personas, lo mío fue rápido. No me lo creí hasta que pagué y tuve la licencia en la mano”. Después de obtener la licencia, surgió otro obstáculo que duró un año: las interferencias de radiofrecuencia, cuando las emisoras se interrumpen unas a otras en las ondas. En la misma época en que Ahmed solicitaba su frecuencia, la 95.3 FM, la ONU, que gestiona el organismo encargado de las comunicaciones globales (Unión General de Telecomunicaciones), respondió a un aumento constante de la demanda de radio con la asignación de 18.000 nuevas frecuencias en toda África.
Aumentar el número de mujeres africanas propietarias de emisoras es crucial porque la radio es el medio de comunicación más utilizado en África, señala Ahmed, y añade: “Hubo que esperar hasta 2005 para que una mujer nigeriana fuera propietaria de una emisora de radio; casi 20 años después, seguimos siendo minoría”.
El primer año de Ahmed fue duro. “Contratar en un mercado en el que la mayoría de los locutores son presentadores y no periodistas significaba que me levantaba a las cuatro de la mañana y no volvía a casa hasta medianoche” para realizar el trabajo periodístico, mientras formaba a los locutores. Ahora cuenta con unos 30 empleados en Lagos y en otros puntos de Nigeria. Además, Ahmed también tuvo que ocuparse de la “recaudación de fondos y de encontrar accionistas”. Radio Now funciona como un medio híbrido: una división sin ánimo de lucro permite acceder a la financiación de donantes, mientras que la rama comercial trabaja con publicidad tradicional.
Angela Agoawike, consejera delegada de Omalicha 91.1FM, se sorprendió al enterarse de que existe un grupo de WhatsApp para propietarias de emisoras de radio. “Esto demuestra que no somos muchas. No estoy segura de que lleguemos a 10 mujeres”, afirma, antes de renunciar a intentar contarlas. Agoawike tiene preocupaciones mayores que el grupo de WhatsApp. Ha estado ocupada con Omalicha, la voz del desarrollo en el este de Nigeria, después de esperar cinco años para obtener una licencia. “Omalicha significa ‘hermoso’ en igbo. Nuestro público se identifica con eso; como si dijera ‘esto es nuestro”. Agoawike no exagera; hace unos días alguien olvidó una bolsa de zapatos en un autobús y el conductor la dejó en el estudio; lo anunciaron en su página de Facebook.
Omalicha emite principalmente en inglés —y algo en igbo— desde Owerri, en el Estado de Imo, con oyentes también en los Estados de Abia y Anambra (una población total de 15 millones de habitantes), y en internet. “Todas las emisoras hablan de política, de entretenimiento; nosotros queremos salir de esta situación en la que los políticos no hacen nada en todo el año, pero en cuanto llega Navidad, se ponen a repartir paquetes de arroz”, señala Agoawike. Los programas de Omalicha utilizan el método CUSH, siglas en inglés de “Haz campaña hasta que pase algo”. “Hemos emitido un boletín detrás de otro sobre la prestación de servicios hasta que los funcionarios han retirado la basura de los mercados, reanudado los proyectos de carreteras abandonados y suministrado agua potable a las comunidades. En algunos casos, nuestros oyentes de la diáspora se movilizan para ayudar a las comunidades de las que emigraron”.
Un trabajo más fácil para los hombres
Ambas mujeres se enfrentan a retos de poder. Agoawike construyó Omalicha desde cero, dispone de agua y seguridad, y funciona con energía solar y generadores, debido a los altos costes de la red nacional, que ni siquiera garantiza un suministro constante. En Lagos, Ahmed utiliza transformadores y generadores, pero va a pasarse a la energía solar porque “el coste de la electricidad está volviéndose imposible”.
Aunque estos problemas con las infraestructuras son dificultades que comparte cualquier empresario nigeriano, tanto Agoawike como Ahmed creen que el dinero y los estereotipos son los factores de género que afectan a la capacidad de las mujeres para prosperar como empresarias de la radiodifusión. Agoawike señala que la financiación sostenible es un problema porque “tradicionalmente, las mujeres no son realmente las más ricas”, y Ahmed cree que esta brecha está causada por normas institucionales y sociales.
La búsqueda de financiación es, precisamente, una de las principales barreras para las mujeres. Se da por sentado que ellas tienen algún “padrino” que las patrocina y no pueden acceder a los préstamos con la misma facilidad que los hombres. “Los hombres suelen controlar el sector de los servicios financieros; socializan más con hombres. En esos espacios sociales es donde se forman los vínculos, donde se hacen los tratos, y nosotras no podemos acceder a ellos”, puntualiza Ahmed, que añade que los fondos de inversión de impacto y los donantes que se dirigen exclusivamente a las mujeres atenúan las consecuencias de estas brechas.
“Puedes meterte en líos”
En África Occidental, los periodistas radiofónicos sufren en cierta medida los ataques de las fuerzas del orden, la élite sociopolítica y los tribunales, una amenaza que perciben ambas empresarias, que afirman que la libertad de prensa se enfrenta a nuevos peligros debido a la naturaleza de la radiodifusión y a las posturas populistas de las audiencias.
“Los periodistas pueden informar, pero los presentadores están sentados en el estudio, por lo que sufren agresiones por teléfono, o reciben visitas de los cuerpos de seguridad, o cuando se marchan después de sus programas. Como muchas emisoras de radio se encuentran en comunidades lejanas, los ataques no reciben mucha publicidad. Una compañera nos contaba que han gastado casi todos sus ingresos en juicios. Lo que se te pasa por la cabeza es ‘podríamos ser nosotros’. Sin embargo, estamos aquí para hacer nuestro trabajo: contar las historias de nuestras comunidades y conseguir resultados”, afirma Agoawike.
Las amenazas a las que se enfrenta Ahmed tienen que ver con el público: “Si pides cuentas a la sociedad civil, por ejemplo, puedes meterte en líos. Sobre todo, si el actor de la sociedad civil está en el bando populista de lo que sea que tu reportaje cuestione”. Según la empresaria, el peligro no solo procede de la autoridad legítima: “Las críticas no vienen solo de los actores gubernamentales. Una turba de gente te ataca porque no está de acuerdo con las preguntas que haces a personas a las que aprecian, o cuya ideología política comparten”.
Sin embargo, pese a los retos y los riesgos, ambas empresarias se muestran optimistas y piensan que la influencia de la radio perdurará, ya que actualmente los podcasts solo la complementan. Omalicha se adentra en nuevos formatos con Mind Games (Juegos mentales), una radionovela de sensibilización sobre el consumo de drogas que se emite los lunes y viernes. Las reuniones al estilo de los plenos de un ayuntamiento en Open Square de Radio Now entre los legisladores y los oyentes han dado lugar a un aumento de los debates sobre los proyectos municipales, lo que ha llevado a la emisora hacia una mayor difusión de su oferta de audio como contenido digital y televisivo.
A Agoawike le gustaría ver más programas de intercambio en el ámbito de la formación por parte de los financiadores para apoyar a las emisoras de radio, mientras que Ahmed aconseja que los financiadores sean pacientes: “Los inversores de impacto que realmente quieran cambiar la vida de la gente deberían tener en cuenta la radio, pero es una inversión a largo plazo”. Más allá del dinero, los financiadores también deberían aportar apoyo empresarial o de marketing. Ello ayudaría a las mujeres propietarias a aprender a desenvolverse mejor en espacios que tradicionalmente les están vedados”.
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