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La batalla contra la desnutrición de Mary’s Meals, premio Princesa de Asturias de la Concordia 2023

La organización británica, que también tiene sede en España, es galardonada por su trabajo para que “todos los niños reciban una comida nutritiva diaria en las escuelas”

Foto: Niños de una escuela de Malaui durante la distribución de comida facilitada por la Fundación Mary's Meals, galardonada con el premio Princesa de Asturias de la Concordia 2023. Vídeo: fallo del jurado. Foto: Cesión | Vídeo: EFE

Cada día del calendario escolar, la Fundación Mary’s Meals proporciona una comida de calidad a 2,4 millones de niños en situación de extrema pobreza en escuelas de África, Asia, América Latina y el Caribe. Es una solución simple y eficaz contra el hambre que comenzó a poner en práctica hace 20 años el fundador y actual responsable de la organización, el escocés Magnus MacFarlane-Barrow, y que este miércoles ha sido galardonada con el premio Princesa de Asturias de la Concordia.

“Estamos felices y muy orgullosos. Nuestra misión es siempre dar al niño que más hambre tiene y nuestra única condición es que vaya a la escuela a comer. Es un sistema sencillo que funciona muy bien”, declara a este diario Elisalex Löwenstein, presidenta de Mary’s Meals en España.

Mary’s Meals compra los alimentos localmente, los lleva al colegio y, gracias a una amplia red de voluntarios, sobre todo mujeres, los cocina para dar a los niños una comida de calidad al día

El jurado del premio Princesa de Asturias destacó en la lectura del acta “su ejemplar dedicación a paliar algunos de los problemas más acuciantes del mundo actual, aplicando un modelo de gestión imaginativo y eficaz que permite optimizar los recursos”. Mary’s Meals compra los alimentos localmente, los lleva al colegio y, gracias a una amplia red de voluntarios, sobre todo mujeres, los cocina para dar a los niños una comida de calidad al día. “Es un proyecto que forma parte de la población, no es de las personas que venimos de fuera. Implica a las escuelas y a las familias. Las madres y las abuelas vienen a cocinar desde que amanece. Y la diferencia para los niños es abismal”, explica Löwenstein, subrayando que el programa logra reducir el abandono escolar y aumentar el número de niños inscritos en las comunidades donde está presente.

Los responsables de Mary’s Meals, que está presente en España desde 2014, aseguran que alimentar a un niño de Malaui o de Sudán del Sur durante el año escolar cuesta 22 euros. “Hemos visto chicos que tenían ganas de estudiar, pero les era imposible por el hambre que tenían. Ahora, el hecho de tener una buena comida al día les da fuerzas para aplicarse y para ir y volver del colegio caminando. Y los padres también les permiten ir a la escuela porque saben que allí comen”, agrega la presidenta de la organización en España.

El proyecto funciona gracias a miles de voluntarios en los diferentes países en los que está presente y a unos costes operacionales reducidos al mínimo. Löwenstein se felicita porque incluso durante la pandemia de la covid-19 se pudieron seguir repartiendo bolsas de comida a decenas de miles de niños y sus familias. “Se han salvado miles de vidas en lugares muy complicados”, asegura.

“Pero siempre vamos con el agua al cuello”, agrega, confiando en que el premio Princesa de Asturias sea un “llamado de atención”. “Que sirva para recordar a la gente cómo viven esos niños y que, por muy lejos que estén, necesitan nuestra ayuda”, confía.

Un cobertizo y un viaje a Malaui

La cantidad de personas que no pueden alimentarse dignamente creció en 46 millones de personas desde el año 2020, hasta situarse en 828 millones, según el informe anual sobre la situación de la seguridad alimentaria en el mundo, elaborado en julio por cinco agencias de Naciones Unidas.

La infancia es la más vulnerable a estas crisis. La subalimentación en los niños implica efectos a largo plazo como la desnutrición crónica, que tiene impactos a nivel cognitivo y de aprendizaje. “Pero existe un antídoto: programas de alimentación escolar bien diseñados y financiados pueden proteger a los niños contra el hambre y liberar los beneficios de la educación”, opinaba en un análisis sobre el tema Kevin Watkins, ex director ejecutivo de Save the Children en el Reino Unido.

MacFarlane-Barrow tuvo la idea de crear la organización tras un viaje a Malaui en 2002, cuando un niño le dijo que su mayor deseo era “tener suficiente comida y poder ir al colegio”. Este escocés, que ya había fundado la ONG Scottish International Relief (SIR), para canalizar ayuda durante el conflicto de Bosnia en 1992, comenzó a idear la manera de repartir alimentos a los niños más pobres de este Estado africano, donde Mary’s Meals suministra actualmente una comida al 32% de los niños de primaria de todo el país. La Fundación nace anclada en los valores cristianos de su fundador y debe su nombre a la virgen María “que crio a su hijo en la pobreza”, pero quiere, “respetar y llegar a gente de toda creencia y de ninguna”. MacFarlane-Barrow narró el origen de su proyecto en un libro, El cobertizo que alimentó a un millón de niños, refiriéndose al cobertizo de un remoto lugar de los Highlands de Escocia, desde el que opera la fundación.

Magnus Macfarlane-Barrow, fundador de la Fundación Mary's Meal, en la puerta del cobertizo del pueblo escocés de Dalmally, Argyll, donde germinó y nació la organización.
Magnus Macfarlane-Barrow, fundador de la Fundación Mary's Meal, en la puerta del cobertizo del pueblo escocés de Dalmally, Argyll, donde germinó y nació la organización.Cedida por Mary's Meal, autora Angela Catlin (Angela Catlin)

El de la Concordia es último de los ocho galardones internacionales que convoca este año la Fundación Princesa de Asturias, cuyos premios llegan este año a su 43ª edición. Mary’s Meals se ha alzado con el galardón entre un total de 47 candidaturas de 18 nacionalidades. En el resto de las categorías, la actriz estadounidense Meryl Streep ha ganado la de las Artes; el filósofo italiano Nuccio Ordine obtuvo el galardón de Comunicación y Humanidades, que recibirá a título póstumo, ya que falleció el fin de semana; la historiadora francesa Hélène Carrère, especialista en Rusia y la URSS, ha sido la elegida para el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales; el atleta keniano Eliud Kipchoge, doble campeón olímpico en maratón, se ha impuesto en Deportes. El escritor japonés Haruki Murakami, en Letras y la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas ha ganado el premio de Cooperación Internacional.

En la anterior edición, el Princesa de Asturias de la Concordia recayó en Shigeru Ban, arquitecto japonés que ha dedicado la mitad de su carrera a enseñar a construir estructuras para alojar a damnificados por catástrofes naturales. Un año antes, en 2021, la premiada fue la ONG World Central Kitchen, del chef español José Andrés, que alimenta a miles de personas de todo el mundo que han sufrido los efectos de alguna catástrofe.

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