_
_
_
_

De Huelva a Marruecos: las feministas marroquíes alzan la voz

Las mujeres originarias del país magrebí están en pie de guerra para lograr una igualdad efectiva dentro y fuera de sus fronteras. Este es un repaso a su situación y sus luchas, desde las laborales, como la de las temporeras de la fresa en Huelva, hasta las sexuales, reproductivas o políticas

Feminismo Marruecos
Cuatro de las temporeras de la fresa de Huelva defendidas por la organización Women’s Link.Women’s Link

Nota a los lectores: EL PAÍS ofrece en abierto la sección Planeta Futuro por su aportación informativa diaria y global sobre la Agenda 2030. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.

“Fuimos seis mil mujeres a Mohammedia. Hacíamos cola, nos empujábamos. Era todo un espectáculo, impresionante. Si te daban la hoja verde es que lo habías conseguido. Nos reímos mucho. Y si lo piensas, luchamos por trabajar en la miseria. Y era la miseria la que hacía que nos fuéramos”. Así expresa Saida —nombre ficticio— su experiencia como jornalera del oro rojo en uno de los testimonios recogidos por la investigadora Chadia Arab en su obra Señoras de la Fresa.

Más información
Sobrevivir a los campos de fresas
La revolución de las temporeras
Día de la Mujer: Un 8M a la africana

La miseria de la que habla Saida es lo que buscan los que emplean a estas jornaleras que acuden cada año a trabajar en los campos onubenses. El perfil es claro: divorciada o viuda y con hijos a cargo, rural y pobre. “Buscan mujeres vulnerables para poder explotarlas fácilmente. Se aprovechan de la enorme necesidad que tienen”, argumenta Ana Pinto, portavoz del grupo Jornaleras de Huelva en Lucha, que tienen en marcha varias iniciativas de mejora de las condiciones laborales en el campo. El sesgo de este proceso de selección tiene como objetivo garantizar el retorno de las trabajadoras tras la temporada: “Se busca que sean los sostenes de sus familias para que no se queden en España”, añade Pinto.

Como señala Arab en su investigación, estas migraciones circulares se inscriben dentro del programa Aenas, financiado por la UE. El objetivo del mismo es reducir las migraciones irregulares, pero también mejorar la situación económica de España y el país de origen. En cambio, tal y como apuntan los testimonios, investigaciones y colectivos que hacen trabajo directo, todos ganan menos las propias trabajadoras. “La explotación y los abusos son intrínsecos al trabajo aquí. Además, con la covid ha aumentado el miedo y las medidas de seguridad han sido insuficientes”, subraya Pinto.

Un grupo de mujeres protesta contra las condiciones en las que trabajan y viven las jornaleras de la fresa en Huelva.
Un grupo de mujeres protesta contra las condiciones en las que trabajan y viven las jornaleras de la fresa en Huelva.Jornaleras de Huelva en Lucha

En los campos de Huelva trabajan mujeres de distintas procedencias: Marruecos, Polonia, Rumanía y otros países de África. Sin embargo, las marroquíes están sometidas a unas condiciones de aislamiento específico: “Una de nuestras principales reivindicaciones es que se abran las cancelas de los tajos para que podamos entrar y comprobar que se respetan sus derechos o poner las denuncias correspondientes”, cuenta la portavoz. Además, a mediados de abril de este año, las temporeras se manifestaban en Casablanca porque, a pesar de tener contrato en origen y haber pagado su visado no pudieron trabajar en la fresa, siendo un ingreso esencial para cubrir sus necesidades más básicas.

Sobrevivir a la violencia sexual

En los últimos años, han hecho visibles varios casos de violencia sexual que han sufrido en el contexto laboral y que ha tenido graves consecuencias sobre sus vidas. En febrero se produjo uno de los juicios por la vulneración de derechos de cuatro temporeras marroquíes contra la empresa Agrícola El Bosque. De la defensa se ha encargado la organización Women’s Link desde 2018. Aintzane Márquez, una de las abogadas del caso, lamenta la decisión de la jueza al inadmitir la demanda laboral, un hecho que conoció la primera semana de marzo. “No se analizó con una perspectiva de género el contexto que permitió y propició las vulneraciones de derechos que sufrieron nuestras representadas”, denuncia Márquez. Especialmente le preocupa que a las denunciantes no se les haya vuelto a contratar los años siguientes y creen que no es casual: “Es un mensaje muy grave a otras: si denuncias, te quedas sin trabajo”, sentencia. Con otros procedimientos abiertos por acoso y abuso sexual y una petición de investigación ante la ONU, esta organización se mantiene optimista. “Creemos que tarde o temprano la justicia se impondrá y se producirá el cambio estructural que las organizaciones venimos demandando desde hace años”, concluye.

El impulso de la Primavera Árabe

Estas migraciones circulares también están íntimamente relacionadas con la situación de las mujeres en este país norteafricano. Rajae El Khamsi, socióloga e investigadora en el Instituto de Estudios Hispano-Lusos de la Universidad Mohammed V de Rabat, es experta en el movimiento feminista en Marruecos. El movimiento ha conseguido grandes logros en las últimas décadas, según detalla esta experta, aunque todavía queda camino para alcanzar la igualdad. “Se han puesto en marcha muchísimas políticas institucionales para fomentar el desarrollo local, apoyando el cooperativismo y el asociacionismo para mejorar la situación de las mujeres, pero queda mucho por hacer”, asegura.

El punto de inflexión en Marruecos tuvo lugar en 2011, después de las movilizaciones de la Primavera Democrática, como se suele conocer en el país magrebí. Fue un año marcado, como dice El Khamsi, por la promulgación de la nueva Constitución de 2011, que introdujo la paridad y la creación de instituciones encargadas de garantizarla.

El movimiento de mujeres en Marruecos, según El Khamsi, ha registrado muchos avances en las dos últimas décadas en materia de estatuto personal, participación política de las mujeres, etc. y aún sigue planteando varias reivindicaciones en relación con la lucha contra la violencia machista. En 2018 se aprobó la ley de violencia contra las mujeres: un logro que no ha sido fácil. La socióloga cuenta que ha costado seis años de negociación entre las instituciones públicas y las asociaciones de mujeres, pero la ley está lejos de recoger las demandas de las feministas. Como aclara la experta, la preocupación por el problema data de mucho antes de que saltara al debate público: “Las organizaciones de mujeres ya trabajaban antes con las víctimas haciendo acompañamiento y creando centros de acogida”, afirma.

Esta ley esperada desde hace años, como explica la investigadora, fue calificada como insuficiente por organizaciones como la Red de Primavera de la Dignidad o Human Rights Watch entre otras. Por eso, tras su aprobación multitud de organizaciones pidieron que retiraran el proyecto y exigieron una ley que aborde el problema de manera integral. “Las feministas consideran que siempre será insuficiente mientras no se base en una aproximación global de la violencia contra las mujeres en el espacio público y el privado, y en una definición completa de todas las formas de violencia conforme a los estándares internacionales”, expone El Khamsi.

Derechos sexuales y reproductivos

El derecho al aborto ha saltado a la escena internacional con las grandes movilizaciones que han recorrido parte de América Latina con el ejemplo victorioso de Argentina, pero también países de Europa como Polonia. En Marruecos también ha sido una de las prioridades del movimiento, aunque por ahora no se ha logrado la legalización en los términos que proponen las asociaciones. Este debate tuvo gran importancia en 2015, donde organizaciones como la Asociación Marroquí de Lucha contra los Abortos Clandestinos (AMLAC) denunciaron que en Marruecos se producen entre 600 y 800 abortos clandestinos diarios que ponen en riesgo la salud y la vida de las mujeres. Desde Primavera de la Dignidad están proponiendo mejoras en la ley del aborto actual, que solo contempla el supuesto en el que la vida de la mujer esté en riesgo. La detención de Hajar Raissouni, una periodista arrestada por interrumpir su embarazo en 2019, activó al movimiento para exigir modificar esta ley. A pesar de haber un proyecto sobre la mesa desde 2016, todavía no ha sido votado ni aprobado, por lo que no tiene ninguna vigencia.

Desde Primavera de la Dignidad se proponen mejoras en la ley del aborto actual que en Marruecos solo contempla el supuesto en el que la vida de la mujer esté en riesgo

Las feministas del norte de Marruecos también se unieron al clamor internacional de El violador eres tú, con su versión, Mi cuerpo mi libertad, en la que pedían mayor protección de los derechos sexuales. Asimismo, otras organizaciones como Fuera de la ley han lanzado la campaña #STOP490. Su fin es lograr la derogación del artículo 490 del Código Penal que penaliza las relaciones extramatrimoniales, llegando incluso a setenciar penas iguales o superiores a las que se imponen a violadores, tal y como expresan en sus redes sociales.

El último repunte

Para El Khamsi, el movimiento feminista atraviesa una oportunidad única en el país: “Es un buen escenario porque la Constitución del 2011 las ampara”, celebra. Además, este momento clave, ha tenido un nuevo repunte en las últimas semanas. La coalición de organizaciones Paridad Ahora presentó a principios de febrero el resultado de una recogida de firmas de la campaña en la que piden paridad plena en el ámbito político e institucional, que dista mucho del panorama actual. La iniciativa surge meses antes de las elecciones que se celebrarán en septiembre de 2021. “Espero que el próximo gobierno las escuche y tenga a más mujeres en sus filas”, desea El Khamsi.

A pesar de la pandemia, el movimiento feminista sigue avanzando hacia la sociedad a la que aspira. Aunque las victorias tardan en llegar, ellas se han mostrado imparables y han comprobado que su lucha tiene resultados logrando cambios históricos que mejoran la vida de millones de mujeres.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_