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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pisado, evitado, ignorado, invisible: sin hogar

La falta de vivienda es, por definición, un fracaso de los gobiernos para defender este derecho. Es un ataque a la dignidad, la humanidad y la seguridad de una persona

Un hombre sin hogar se sienta en unas escaleras en las calles de París durante el confinamiento en Francia.
Un hombre sin hogar se sienta en unas escaleras en las calles de París durante el confinamiento en Francia.JOEL SAGET (AFP)

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Hay pocas ciudades en el mundo en las que la falta de vivienda no sea un problema importante. Naciones Unidas estima que 150 millones de personas viven sin hogar en todo el mundo. Una cantidad equivalente a la población del Reino Unido y Francia juntas.

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Alrededor del mundo, hemos hablado con personas en las calles, debajo de los puentes, junto a las vías del tren, al lado de las carreteras y en parques o bosques. Muchos carecen de acceso a un inodoro, una ducha o agua corriente. Si tienen suerte, lo que los protege de la lluvia, la nieve, los vientos fuertes o el calor extremo es solo un techo de nailon o lona, en forma de tienda de campaña. Ellos mismos dicen haber sido abandonados por los gobiernos, por un lado, y estar hiper vigilados por la policía, por el otro.

Hemos sido testigos de estas condiciones tanto en países ricos como pobres. Estados Unidos, la nación más próspera del mundo, tiene más de medio millón de personas sin hogar, en su mayoría afroamericanos. California, el Estado más acomodado, alberga a casi la mitad de ellos. El Reino Unido, siendo la sexta economía más grande del mundo, tiene 280.000 personas sin hogar solo en Inglaterra.

La falta de vivienda tiene sus raíces en políticas económicas neoliberales, medidas de austeridad y programas de ajuste estructural que han liberalizado los sistemas inmobiliarios y han dado lugar a alquileres inasequibles, al retiro de los gobiernos como proveedores de casas y protecciones sociales, y a la falta de aplicación de legislación para la protección de los inquilinos.

En el proceso de buscar soluciones, los gobiernos rara vez solicitan las ideas de las personas que viven sin hogar

Si bien la falta de vivienda a la escala actual tardó décadas en gestarse, fue necesario un virus altamente contagioso y una pandemia para exponerlo como una posible sentencia de muerte. La exposición a esta enfermedad ha permitido desarrollar nuevas oportunidades para solucionarlo.

En el proceso de buscar soluciones, los gobiernos rara vez solicitan las ideas de las personas que viven sin hogar. Existen pocos espacios y lugares para que ellas mismas puedan articular sus opiniones sobre cuál es la mejor manera de mejorar sus condiciones de vida. En nuestra experiencia, son personas muy claras: quieren que sus gobiernos las traten como a otros seres humanos y les garanticen acceso a una vivienda que les brinde seguridad y dignidad. En otras palabras, quieren que sus gobiernos hagan realidad el derecho humano a la vivienda, como se han comprometido en virtud del marco internacional de los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Pero no tienen que creernos a nosotros. Durante el transcurso de la pandemia, 30 organizaciones de 20 países pasaron meses trabajando en la Acción Global para las Personas sin Hogar. Recorrieron esquinas, refugios, campamentos y estaciones de metro en todas las regiones del mundo, y recopilaron declaraciones en las que personas sin hogar exigen que sus políticos tomen medidas urgentes durante este tiempo precario para eliminar la falta de alojamiento y brindarles una vida digna. Estos videos de testimonios son un reclamo colectivo contundente al derecho a la vivienda.

La falta de un techo es, por definición, un fracaso de los gobiernos para defender este derecho. Es un ataque a la dignidad, la humanidad y la seguridad de una persona. Y es una violación desenfrenada de los derechos humanos en casi todos los países del mundo.

Afortunadamente, los gobiernos se están concienciando cada vez más. Por ejemplo, el Parlamento Europeo acaba de aprobar una resolución que recuerda que el acceso a la vivienda es un derecho humano fundamental para todas las personas. Y pidió a sus Estados miembros que pongan fin a esta falta en la UE para el 2030. Del mismo modo, un senador de Connecticut presentará una propuesta de ley en 2021 para el reconocimiento del derecho humano a la vivienda como un precursor para acabar con la falta de la misma, algo que el gobierno de Canadá también hizo hace un año.

Legislar el derecho a la vivienda es un paso importante, pero solo el primero

Legislar el derecho a la vivienda es un paso importante, pero solo el primero. Las personas que viven sin hogar en medio de una pandemia necesitan una acción urgente que insufle vida y significado al derecho humano a un hogar. El medio más eficaz para hacerlo es el Housing First, esta acción es la expresión programática del respeto por la dignidad humana que anima todos los derechos humanos. Es por esta razón que el Parlamento Europeo ha pedido a todos sus Estados que adopten esta estrategia como la principal respuesta a la falta de vivienda.

Como modelo y filosofía, Housing First se basa en el principio de que todas las personas necesitan una casa digna, que los gobiernos deben cuidar de todos los miembros de la sociedad. Según esta propuesta, se debe proporcionar vivienda directamente a personas sin hogar sin condiciones previas. Las personas no necesitan estar sobrias, libres de problemas de salud o tener empleo para acceder a una. Simplemente por el hecho de ser humanos, las personas que carecen de ella la reciben.

Housing First no es magia. Se basa en la disponibilidad inmobiliaria permanente, lo que requiere que los gobiernos obtengan y pongan a disposición por todos los medios apropiados una oferta suficiente de casas sociales verdaderamente asequibles como columna vertebral. El alojamiento temporal en albergues y refugios sólo se justifica como una medida de emergencia de corta duración, no es una solución sostenible para las personas sin hogar.

Un enfoque que podría cambiar el mundo

Basta con mirar a Finlandia. Este país adoptó un enfoque nacional de Housing First que ha contribuido a la eliminación virtual de personas en condición calle en todo el país y se están preparando para eliminar la falta de vivienda en 2027. No solo eso, los estudios han demostrado un ahorro de costes considerable para los gobiernos cuando optan por albergar a las personas en lugar de mantenerlos en situaciones de desamparo.

Housing First en Finlandia no es solo un modelo de servicio, es una parte sistémica de una estrategia más amplia cuyo objetivo es abordar las causas estructurales de la falta de techo mediante la prevención y la seguridad social. En este sentido, la vivienda social asequible y de buena calidad es una medida estructural importante.

El enfoque de Finlandia también se distingue por el reconocimiento de que la falta de vivienda es de importancia nacional, que trasciende la política y que puede eliminarse con voluntad política y reconociendo a las personas sin hogar como un miembro más de la sociedad y con total goce de sus derechos humanos. Sobre todo, se trata de aceptar el concepto indivisible que tienen el valor humano y la dignidad. Esto es lo que todas las personas sin hogar esperan de sus gobernantes. En palabras de George Orwell: “O vivimos todos en un mundo decente, o nadie lo hace”.

Leilani Farha es directora global de The Shift y ex relatora especial de la ONU sobre el derecho a la vivienda (2014-2020). Juha Kaakinen es director ejecutivo de Y-Foundation, desarrollador experimentado de Housing First y viviendas sociales asequibles.

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