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Ellas sí innovan, pero necesitan que inviertas

Cada vez son más las mujeres que lideran ‘start-ups’ en Latinoamérica. Sin embargo, aún enfrentan mayores dificultades que los hombres para acceder a financiación

Solo el 1% de latinoamericanas llega a acceder a inversores ángeles, capital semilla y fondos de capital de riesgo, las tres fuentes básicas para emprender.
Solo el 1% de latinoamericanas llega a acceder a inversores ángeles, capital semilla y fondos de capital de riesgo, las tres fuentes básicas para emprender.www.wocintechchat.com

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Dar créditos a migrantes indocumentados, ahorrar billones de litros de agua en cultivos o acortar la brecha de género en el teletrabajo, son algunos desafíos que las mujeres de Latinoamérica están solucionando con la tecnología de su lado. Pero se invierte menos en ellas y esta es la razón por la que esta región tiene una de las tasas más altas de quiebra de compañías lideradas por mujeres. En efecto, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), solo el 1% de latinoamericanas llega a acceder a inversores ángeles, capital semilla y/o fondos de capital de riesgo, las tres fuentes básicas para emprender una start-up.

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“Cuando vas a buscar inversionistas, quienes se sientan a decidir son mayoritariamente hombres”, afirma Ivonne Quiñones, una de las doce finalistas de la última edición del WeXchange, con el cual el BID Lab intenta revertir esta desigualdad. Más que un evento, se trata de un ecosistema donde las emprendedoras más innovadoras y dinámicas en la región se conectan con mentores y potenciales inversores. Quiñones es una de ellas. La ingeniera peruana ha cofundado Aimo, una empresa que enlaza a las tiendas de comercio electrónico con los operadores de entregas a domicilios. “Queríamos hacer algo que impactara en más países además de Perú”, enfatiza. En el mercado latinoamericano, donde la mayoría de empresas de envíos se encuentra en el sector informal, esta nueva tecnología permite ahorrar hasta 90% de tiempo en gestiones. Esto fue lo que la destacó entre cerca de 900 candidaturas este año. “En mi segunda start-up; siento mucho la diferencia, ahora sí hemos arrancado, no con uno, sino con varios inversionistas ángeles que han apostado por nosotros”, contrasta.

Pensar distinto

En los últimos cinco años, el número de STEMpreuners ―como se conoce a las emprendedoras del sector de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas― ha aumentado considerablemente en Latinoamérica, según un estudio del BID Lab. Pero aún hay muchas que no acceden a la inversión necesaria para escalar y se estancan en la búsqueda de capital semilla, la primera etapa de financiamiento de una start-up. De hecho, el 44% de mujeres aún sigue financiándose con sus ahorros y el capital de sus familias y amigos.

Ivonne Quiñones
Ivonne QuiñonesImagen cedida

Para Silvina Moschini, STEMpreuner argentina, la razón es clara: “A nosotras no nos ven de la misma manera que a ellos porque piensan que emprendemos entre clases de pilates y yoga, es decir, porque nos queda tiempo libre”, bromea la experta que reside en Estados Unidos. Pero las cifras de ese país la respaldan: entre 2009 y 2017 las latinas tan solo recibieron un 0,4% de los 400.000 millones de dólares en fondos de capital de riesgo, según datos del ProjectDiane2018.

El 44% de las mujeres financia sus emprendimientos e ideas con sus ahorros y el capital de sus familiares y amigos

Moschini aspira hacer del teletrabajo la nueva normalidad y por eso está al frente de Transparent Business, una plataforma para gestionar de manera transparente esta modalidad laboral. Sin pasar por fondos tradicionales de inversión, su tecnología se ha convertido en un unicornio con una valoración de 1.000 millones de dólares. Lo que hizo su fundadora es acudir a la gente y, así, cualquier inversor ―a partir de 5.000 dólares― se volvió socio de la empresa. “Las emprendedoras tenemos que pensar distinto (out of the box) porque el sistema, tal y como está, no nos está acompañando, pero eso no quiere decir que no tengamos opciones”, explica la también creadora de SheWorks!, otra plataforma con la que las mujeres pueden optar por trabajos flexibles y a distancia. “El dinero nunca fue el centro de nuestros objetivos, pero sabíamos que hacer el bien siempre es un buen negocio”, enfatiza.

Invertir en diversidad

Lo paradójico de las barreras que enfrentan las mujeres para recaudar capital es que, precisamente, sus emprendimientos tienen un mayor sentido social que los de sus pares hombres, sostiene Victoria Blanco, otra de las finalistas del WeXchange. Al igual que Quiñones, ha ganado una vía rápida en el proceso de selección del programa de aceleración y capital semilla de 500 Start-ups Latam.

Tatiana Malvasio.
Tatiana Malvasio.Imagen cedida
Victoria Blanco.
Victoria Blanco.Imagen cedida

En la región, por ejemplo, una de cada tres fintechs ―empresas de tecnología financiera― son lideradas por una mujer, de acuerdo con datos de BID Lab y Finnovista. “El problema es que aún los inversores solo miran a determinadas mujeres, con máster y estudios en el extranjero; por eso es importante que haya más diversidad en sus equipos y así vean los desafíos que nosotras identificamos en distintas realidades”.

La ingeniera española es la creadora de Ábaco, una banca alternativa para dar créditos a aquellas personas que en Colombia suelen ser excluidas del sistema financiero, como son los reportados por deudas y los migrantes. Según la fundadora, el 65% de sus clientes son venezolanos sin documentación colombiana. “La realidad es que ese porcentaje no accede a la banca normal, porque el permiso de estancia no les vale para nada”, precisa tras haber vivido más de tres años en ese país. “Nosotros les damos la oportunidad de acceder a un crédito que les permite comprar lo que necesitan para vivir, sea el repuesto para una moto, un móvil o el alquiler”. A partir del capital semilla que está recaudando, este innovador sistema de inclusión financiera llegará también a México en breve. El plan es expandirse después por toda la región.

A un hombre le preguntan cómo va a gastar para seguir creciendo la compañía y a una mujer, cómo va a hacer para no fracasar
Marta Cruz, directora de NXTP Venture

Cuando emprendimientos como este se abren a inversores ajenos al entorno familiar y están listos para expandirse a otros países, dejan la categoría semilla y entran en lo que se llama serie A y B. Laila Choe, especialista del BID Lab, afirma que cada vez son más las empresas cofundadas por mujeres que ya están en ese grado de madurez. “Siendo testigos de cómo estas start-ups amplían equipos, se expanden internacionalmente, levantan rondas de financiamiento más grandes y generan más impacto, decidimos dar un paso al próximo nivel”. En esta octava edición del WeXchange se ha añadido esta nueva categoría, dándole la oportunidad a una ganadora de acceder a una financiación de hasta un millón de dólares.

Tatiana Malvasio es una de las finalistas de esta categoría y cofundadora de Kilimo, plataforma para evitar el desperdicio de agua en los cultivos. Cuenta la comunicadora argentina que los agricultores decidían cuándo regar, “yendo al campo y tocando el suelo”. Lo que hace esta tecnología es tomar los datos satelitales y meteorológicos para saber cuánta agua está consumiendo un cultivo en un día determinado. “Sin la necesidad de poner un sensor en el campo, podemos monitorear el crecimiento de los cultivos e indicar al productor cuánta agua está perdiendo y cuánta reponer”, comenta sobre esta empresa que ya ha ahorrado más de 16 billones de litros de agua en países como Argentina, Chile, México y Perú y pronto planea posicionarse en todo el continente.

A pesar de este continuo crecimiento, Malvasio es consciente de que los obstáculos para las emprendedoras aún persisten, aunque no todas los perciben por igual porque “siempre tuvieron oportunidades”. Por tanto, “que haya mujeres en las mesas de decisión y haya diversidad de etnias y clases sociales, va a permitir que sea más fácil acceder a capital”, indica.

Regresar al ecosistema

La diversidad en el rubro financiero es un desafío pendiente para el empoderamiento económico de las mujeres, afirma María Noel Vaeza, directora de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe. De ahí la necesidad de tener más mujeres inversionistas. “No solo es un imperativo ético, sino que también es un buen negocio”, precisó durante el lanzamiento virtual de la iniciativa regional Inversionistas por la igualdad, espacio que busca poner a las mujeres al centro de las inversiones.

Esta falta de diversidad aún latente en los equipos de inversores conlleva a un trato diferente hacia las emprendedoras que postulan a los fondos. “A un hombre le preguntan cómo va gastar para seguir creciendo la compañía y a una mujer, cómo va a hacer para no fracasar, entendiendo que tiene que llevar adelante una familia y demás”, explica desde su experiencia Marta Cruz, directora de NXTP Venture, uno de los pioneros de la industria del capital de riesgo que invierte en start-ups de alto impacto en etapa inicial.

Para tener más mujeres del otro lado de la mesa, ellas “deben entender que al invertir no necesariamente hay que ser un máster en finanzas”, comenta la experta que también es cofundadora de WeInvest Latam, una comunidad con el propósito de inspirar a nuevas inversionistas latinoamericanas. “Hay muchas ejecutivas de corporaciones que, por ejemplo, a fin de año reciben un bono por su desempeño y una parte la podrían destinar a acompañar un emprendimiento en etapa temprana, no solo poniendo el dinero sino toda su red de contactos y su conocimiento”.

Esa es la dinámica de un ecosistema donde cada una de ellas ―emprendedoras, mentoras e inversionistas― tiene un impacto en la otra. Como dice Cruz, “no se trata únicamente de emprender, sino de regresar al ecosistema, ayudar con mentorías a otras mujeres y después también invertir en ellas”. Un círculo virtuoso que, sin duda, triunfará “cuando ya no se necesite hablar más del tema de género, porque estará totalmente instaurado”.

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