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Diez años después de llegar al Gobierno, el partido de Macri debate cómo sobrevivir a Milei

El PRO pierde dirigentes y votantes que se vuelcan hacia la ultraderecha que encabeza el presidente. La disputa es por una posible alianza electoral con La Libertad Avanza

El PRO, partido de Mauricio Macri
Mauricio Macri saluda a simpatizantes en Buenos Aires, el 19 de octubre de 2023.JUAN MABROMATA (AFP)

Lo fundó Mauricio Macri hace 20 años y hace 10 llegó, de su mano, a conducir el Gobierno de Argentina. Lejos de ese esplendor, el partido de centroderecha Propuesta Republicana (PRO) atraviesa hoy una crisis que amenaza con hacerlo desaparecer o reducirlo, en el mejor de los casos, a su territorio de origen, la Ciudad de Buenos Aires. La irrupción de Javier Milei y sus huestes de ultraderecha no solo le ha quitado votos al PRO, sino que La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente, se ha convertido en creciente destino de dirigentes que abandonan el macrismo. Tanto Milei como Macri coquetean hacen meses con la posibilidad de una alianza entre ambas fuerzas para las elecciones parlamentarias de este año, pero el acercamiento se sigue postergando: mientras en LLA quieren hacer valer su actual poderío y encabezar cualquier acuerdo, en el PRO saben que se arriesgan a ser completamente absorbidos y pujan por conservar lo que les queda.

Macri ya era conocido como empresario y expresidente del club Boca Juniors cuando se lanzó a la política en 2001. En 2005 fundó Compromiso para el Cambio, el partido luego rebautizado PRO y con el que fue electo en 2007 para gobernar la capital del país sudamericano —desde entonces, la agrupación ganó todas las elecciones en Buenos Aires—. Con ese mismo sello, Macri se alió con partidos de centro y alcanzó despliegue nacional, tanto como para destronar al kirchnerismo, imponerse en las elecciones de 2015 y ser presidente hasta 2019. Hoy el PRO cuenta con gobernadores en tres de los 24 distritos federales, con más de 40 legisladores nacionales y numerosos alcaldes municipales. Todo eso es lo que también hoy corre el riesgo de perder.

“El PRO atraviesa el momento más difícil desde su origen y no tiene garantías de continuidad. Ya no existe más como lo que fue, como una propuesta de centroderecha amplia que incluso sumaba a sectores que se percibían progresistas”, observa Sergio Morresi, doctor en Ciencia Política, profesor e investigador de la Universidad Nacional del Litoral. “Aquel PRO se fue convirtiendo en una oferta derechista que terminó sobrepasada por una nueva fuerza más radicalizada liderada por Milei. Perdió a sus votantes y está perdiendo a sus dirigentes”.

Javier Milei saluda a Mauricio Macri, en Buenos Aires, Argentina, el 10 de diciembre de 2023.
Javier Milei saluda a Mauricio Macri, en Buenos Aires, Argentina, el 10 de diciembre de 2023.Sarah Pabst (Bloomberg)

El declive se hizo evidente cuando quedó fuera de la segunda vuelta electoral en 2023, en la que Milei terminó derrotando al peronismo. Ese adversario común y la afinidad de ideas impulsaron a una parte de la dirigencia del PRO, representada por la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a alinearse con Milei y sumarse a su Gobierno. Un año después, y ante la cercanía de las elecciones legislativas de medio término, el traspaso comenzó a acelerarse. En los últimos días, el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y tres legisladores porteños anunciaron que abandonaban el PRO y se sumaban a LLA. El jefe del bloque de senadores del partido macrista, Luis Juez, dejó el cargo y reveló que le gustaría ser candidato por la lista “libertaria”.

El coqueteo

Durante el primer año del Gobierno ultra, el PRO le dio un decidido apoyo en el Congreso y se limitó a cuestionar, ocasionalmente, los modos y algunas decisiones del presidente. Las especulaciones sobre una posible alianza de los dos partidos siempre estuvieron latentes; Macri y Milei las alimentaron. “Vayamos juntos y arrasemos al kirchnerismo”, dijo el presidente a principios de enero, en una entrevista. Pero también reiteró algo que ya venía diciendo, con los comicios legislativos de octubre en la mira: “O vamos todos juntos o vamos separados en todo el país”. Sus palabras buscaron incidir en la disputa que se dirime dentro del PRO entre los acuerdistas y los que prefieren conservar su autonomía para preservar los territorios que hoy administran —la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Entre Ríos y Chubut—. Un pulso entre los que tienen algo que perder y los que ya dan todo por perdido.

La cúpula del PRO se reunió el miércoles pasado, con Macri incluido, y reiteró su voluntad de negociar con Milei. “Estoy seguro de que este año que comienza podemos representar juntos las banderas del cambio, la libertad y las instituciones”, había expresado el expresidente unos días antes y había presentado una comisión de representantes de su partido para abrir el diálogo institucional con LLA. Pero el Gobierno nunca recogió el guante. Al contrario: la estrategia de la Casa Rosada consiste, por ahora, en demorar cualquier negociación e insistir en que, si hay una alianza, el oficialismo no cederá ni el liderazgo ni las definiciones programáticas. Cerca de Macri desconfían del entorno del mandatario, de su poderoso asesor Santiago Caputo y de su hermana, Karina Milei, secretaria general de la Presidencia. Creen que ambos apuestan a debilitar al PRO y a propiciar la fuga de sus dirigentes. Pero, a la vez, saben que gran parte de lo que fue su base electoral hoy apoya al Gobierno.

“El PRO está en un momento crítico, se le desdibujó la identidad y el discurso”, señala Matías Landau, doctor en Ciencias Sociales, investigador de la UBA y el Conicet. “En su confrontación con el kirchnerismo, el ADN del PRO se había construido alrededor de la defensa de las instituciones republicanas, de los buenos modales. Cuando viene Milei y barre con toda esa retórica, cuando se dedica a hostigar a sus adversarios y hace de eso su capital político, jugando con los límites de la democracia, el macrismo queda huérfano de su presentación pública y pasa a ocupar un lugar gris, borroso, en medio de la polarización entre Milei y el kirchnerismo”.

Jorge Macri
Jorge Macri, durante un acto proselitista, en 2023.Jorge Macri (RR SS)

El futuro del PRO lo dictará, en buena medida, el resultado electoral que obtenga en la Ciudad de Buenos Aires, su cuna y bastión. El jefe de gobierno del distrito, Jorge Macri, lo sabe. Contra las pretensiones de la Casa Rosada, anunció que desdoblará la elección de legisladores locales de los comicios nacionales, una tentativa de reducir la incidencia de Milei, y sugirió que su primo, el expresidente Macri, podría ser candidato en la ciudad. “El proceso de descomposición del PRO es muy grande y el electorado claramente lo está abandonando”, advierte Morresi. “Pero si mantiene el poder en la Ciudad de Buenos Aires, tendrá posibilidades de resurgir”.

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