_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Gastar en armas para este ‘sheriff’? ¡No!

Los líderes más proestadounidenses de la UE ya han descubierto que Trump no ejerce de paraguas de Europa, sino como agente de Moscú

La alta representante para Política Exterior y de Seguridad de la UE y ex primera ministra estonia, Kaja Kallas, junto al director de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Christoph Heusgen, el pasado viernes en Múnich.
La alta representante para Política Exterior y de Seguridad de la UE y ex primera ministra estonia, Kaja Kallas, junto al director de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Christoph Heusgen, el pasado viernes en Múnich.RONALD WITTEK (EFE)
Xavier Vidal-Folch

En Washington hay “un nuevo sheriff”. Lo dijo brutalmente en Múnich J. D. Vance, el vice de Donald Trump. Arreó contra las virtudes de Europa. Se injirió electoralmente apoyando a la filonazi Alternativa para Alemania, contra el “cordón sanitario” democrático que rebrota en el mayor país de la Unión Europea. Defendió el pacto mafioso que el trumpismo brinda a Vladímir Putin, ignorando a la UE como actor imprescindible. Cuidado: inicia conversaciones con él, antes que con Volodímir Zelenski. Renuncia, antes de sentarse a ninguna negociación, a la integridad territorial del país invadido. Le niega el acceso a la OTAN. El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, estalla: esas concesiones son un “un error”. Y Kaja Kallas, la estonia alta representante europea ―que es lo más proamericano y antirruso que se despacha―, se desmelena: parece “como si EE UU estuviera tratando de pelearse con nosotros”.

Acierta. Ya van descubriendo que el patoso Donald no ejerce de paraguas de Europa, sino como agente de Moscú.

Fíjense en Kallas, un termómetro. De que la ecuación de Trump sobre Europa resulta imposible. Su pretensión es someterla como nueva colonia de su imperio, en geoestrategia y otros múltiples ámbitos, que aumentan cada día. Aranceles contra el libre comercio y el liderazgo europeo del comercio mundial; defensa de las corrompidas tecnológicas; competencia fiscal desleal; boicoteo al acuerdo climático de París; ataque al Tribunal Penal Internacional formateado por la UE y asumido por un centenar de Estados…

Eso casa mal con la exigencia de un rearme europeo, duplicando el gasto militar de los 27. ¿Para qué? La ingenuidad de la reacción de Ursula von der Leyen es de nota: ¡a gastar más!, traga, sin matices, ni cuantías, ni condiciones. El aumento de inversión en Defensa europea seguramente es necesario. Aunque después de mejorarla (reducir modelos, priorizar el desafío satelitario). Pero no para incrementar el ya exagerado 60% de los contratos de compras que beneficia a compañías muskiteras de EE UU: en vez de nacionales de los Veintisiete o comunitarias europeas (a imagen de Airbus).

Pero no para sostener a una OTAN mayordoma de la ultraderecha, desmochada de incidencia y autonomía europeas, servil al Kremlin.

Pero no al servicio de un sheriff que propone violar los principios de intangibilidad de fronteras y de respeto a la soberanía nacional: contra Dinamarca, para absorberle Groenlandia.

Decepción escandinava. Finlandia y Suecia finiquitaron su neutralidad y se apuntaron a la OTAN para afrontar el peligro de Putin, no para reverenciarle.

Inseguridad y terror para los bálticos, que los precedieron. Es lo que acarrea la traición a los amigos de América. La grande. La liberal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_