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Red de redes
Columna
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Javier Milei se estrella contra una foto

El presidente argentino midió mal el impacto político de una imagen riendo en el balcón de la Casa Rosada

Fotograma de un video en redes sociales muestra a Susana Giménez y Javier Milei en la Casa Rosada el 26 de septiembre.
Fotograma de un video en redes sociales muestra a Susana Giménez y Javier Milei en la Casa Rosada el 26 de septiembre.
Federico Rivas Molina

Susana Giménez es un icono de la televisión argentina. Tiene 80 años, fue vedete y luego actriz, su programa se emite desde 1987 y es una mezcla de juegos por teléfono al estilo Pronto, de Raffaella Carrà, y entrevistas variadas pero siempre frívolas. El jueves visitó la Casa Rosada para grabar un reportaje con Javier Milei. Se sacó una foto con Karina Milei, la hermana y mano derecha del jefe de Estado, y su perro Thor. Luego salió junto con el presidente al balcón de la Casa Rosada, el que inmortalizó el general Juan Perón en sus arengas a la multitud en la Plaza de Mayo.

Las fotos no pudieron tener menos sentido de la oportunidad. Eran las cuatro de la tarde y el Indec, la oficina oficial de estadísticas, acababa de publicar el primer índice de pobreza del Gobierno ultraderechista: 52,9%, 25 millones de personas no ganan lo suficiente para acceder a una canasta básica. Desde enero, más de cinco millones de argentinos han caído en la pobreza, víctimas del ajuste económico que el libertario celebra.

Milei midió mal el impacto político de una foto. Por primera vez, el ejército de troles pagados por el Estado que en las redes acosan e insultan a los detractores quedó paralizado. En minutos, la oposición se colgó del dato de pobreza y convirtió en tendencia los hashtags #TodaDeMilei, #MileiEsHambre y #MileiEsUnaEstafa. La cuenta Arrepentidos de Milei, una de las que más fustiga al presidente, dio cuenta de lo obvio: “Milei salió a festejar el dato de pobreza al balcón de la Casa Rosada con Susana Giménez. Risas y saludos, oficialmente somos el pueblo más pelotudo del mundo”, posteó.

Diversos sondeos de opinión dieron cuenta en las últimas semanas de que la imagen de Milei cae. El presidente ya no es inmune al impacto social de su obsesión por el recorte del gasto. Ha vetado una ley aprobada por la oposición que otorgaba una subida de haberes a los jubilados, los más golpeados por la “motosierra”. Correrá la misma suerte una norma de financiamiento de las universidades que el presidente considera una amenaza a su guerra contra el déficit. Milei está a la defensiva. Se lanzó a la búsqueda de “traidores” a la causa, mientras por lo bajo se abrió a negociar con los sindicatos peronistas, el mejor ejemplo de “la casta” que tanto detesta, para mantener la paz social a cambio de prebendas. Para neutralizar los efectos del índice de pobreza, atinó a culpar a “la herencia recibida” del kirchnerismo.

No estaba preparado para enfrentar los efectos mediáticos de la difusión del mayor número de pobres desde la crisis de 2001, la del corralito, que terminó con una sucesión de cinco presidentes en 10 días. Los troles del Gobierno quedaron descolocados. @GordoDan_, una de las cuentas que marcan el discurso a los libertarios en X, buscó un antídoto en la exageración. “Se viene el milagro económico argentino”, escribió. “Salió medición trimestral de la pobreza realizada por la UCA [Universidad Católica] y dio que en el primer trimestre llegó a 54.8% (por culpa del Massazo [el exministro de Economía y candidato peronista, Sergio Massa]). En el segundo trimestre bajó casi cuatro puntos: 51%”.

Milei insistió con el argumento el sábado durante un mitin organizado para celebrar el lanzamiento como fuerza nacional de La Libertad Avanza, el partido del Gobierno. La culpa de todo, dijo, es de “los kukas”, como llama despectivamente a los kirchneristas, que crearon “una fábrica de pobres”. “Nunca les importó la verdad, siempre les importó el relato. Por eso dijeron que la pobreza era estigmatizante y dejaron de medirla, manga de delincuentes, ladrones y mentirosos”, añadió.

Días después de aquella foto del balcón, aún Milei busca fórmulas para asimilar el impacto.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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