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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa abandona el Sahel

La retirada de la misión militar en Malí refuerza el papel de Rusia en una zona en la que crece el terrorismo yihadista

Mercenarios del grupo ruso Wagner se disponen a subir a un helicóptero en Malí, en una imagen facilitada por los militares franceses.
Mercenarios del grupo ruso Wagner se disponen a subir a un helicóptero en Malí, en una imagen facilitada por los militares franceses.Armada Francesa (AP/ LaPresse)
El País

El fin de la misión europea de entrenamiento del Ejército de Malí, conocida como EUTM por sus siglas en inglés, parecía inevitable. El acercamiento a Rusia de la junta militar que gobierna este país desde el último golpe de Estado se tradujo en su día en la expulsión de las tropas francesas y en una notable presencia de mercenarios de la compañía privada Wagner combatiendo junto a las tropas nacionales. En la ofensiva conjunta de estas fuerzas contra grupos yihadistas y rebeldes tuaregs se han denunciado pillajes, asesinatos y violaciones de civiles que han terminado por complicar la presencia militar europea. Con este paso, la Unión abandona una zona donde el terrorismo islamista no deja de crecer y donde operan un sinfín de redes que trafican con armas, drogas y migrantes. Una zona, además, con grandes reservas de minerales como uranio y oro, lo que explica el interés que tienen tanto Rusia como China en ocupar allí posiciones.

La renovación de la misión pendía de un hilo que ha acabado de cortar Francia. Los Veintisiete necesitaban de la unanimidad para acordar una prórroga y París, en línea con sus últimas actuaciones en el Sahel, se ha mostrado tajante, mientras otros países, entre ellos España, que ha sido uno de los Estados que más instructores ha aportado desde 2013, han abogado siempre por mantener un cierto grado de colaboración con las nuevas autoridades malienses, en un delicado equilibrio.

Las tropas francesas se han ido retirando del Sahel conforme triunfaban los golpes de Estado en Malí (mayo de 2021), Burkina Faso (septiembre de 2022) y Níger (julio de 2023), pero la colaboración de los nuevos gobiernos con Rusia —socio prioritario de Malí y que procura reforzar su colaboración con Burkina Faso y Níger— no ha frenado la expansión del yihadismo, que ha producido en 2023 más de un tercio (3.128 de 8.352) de los muertos en acciones terroristas en todo el mundo, según el Índice de Terrorismo Global del Instituto para la Economía y la Paz. Esta violencia, y la inestabilidad que genera, y las penurias económicas incrementan la inmigración irregular, todavía más incontrolable sin presencia europea en la zona.

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Las constantes evidencias sobre abusos de las tropas malienses y de los mercenarios que colaboran con ellas hacían incompatible la ayuda militar europea, pero esto no puede justificar un abandono del Sahel a su suerte. Solo un inmenso esfuerzo financiero en materia de desarrollo y un profundo proceso de reconciliación y diálogo franco entre las distintas comunidades afectadas sentará las bases de un futuro para el Sahel. Las violaciones de derechos humanos son una línea roja, pero el desafío para Europa es encontrar fórmulas que le permitan no dejar de lado a millones de personas que sufren esta espiral de violencia y, al mismo tiempo, trabajar en la búsqueda de soluciones reales.

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