_
_
_
_
columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Por el camino de las pesadillas

Vi el otro lado, y ese otro lado era monstruoso y formaba parte de mí: era yo

Una mujer camina sola por una carretera.
Una mujer camina sola por una carretera.xijian (Getty Images)
Leila Guerriero

Me gusta soñar. Me refiero a la vida onírica. Incluso cuando, como ahora, atravieso una zona de pesadillas. De todas las que he tenido hubo una, en 2009, en la isla de Providencia, Colombia, tan espantosa que logré borrarla y conservar sólo un fragmento. El hombre con quien vivo me despertó entonces sacudiéndome, y volví a la vigilia aullando, con el cuerpo erizado porque en el sueño había conocido la locura. Esa era la peor en el top five hasta que el 16 de enero de este año tuve otra, diabólica, en la que el miedo era una gigantesca ola de brea. Siempre dormida, soñé que despertaba, una y otra vez, y volvía a caer en otra víscera del sueño aún más oscura. Me desperté jadeando. Permanecí unos minutos paralizada, leyendo eso que había sucedido en el lapso de 12 minutos. Desbrocé, con una claridad que nunca antes tuve, todas las capas de sentido: qué significaban esa serie numérica y aquel frasco de vidrio que contenía aquellos objetos y ese juguete siniestro y esos pasos acercándose desde un sitio familiar y esos audífonos y esa canción y ese carro de compras y aquel trozo de madera con ese nombre grabado y aquella ventana tapiada y mis gritos y aquella camiseta que, al ponérmela, me empapaba de algo maligno. Vi el otro lado, y ese otro lado era monstruoso y formaba parte de mí: era yo. Me tambaleé hasta la cocina, me puse las zapatillas y salí a correr con el terror dando vueltas dentro de mí. No había sido un sueño para un humano sino para una yarará. Y, sin embargo, era revelador. En cierta forma, un tesoro. Una cura. “Así que eso quiero”, me dije, “así que eso temo”. Volví a casa respirando el aire fresco del cielo recién llovido. Han pasado días desde entonces y el terror aún camina conmigo. Es un animal deforme y áspero pero me respeta. Porque no intento aniquilarlo: le hice un lugar para que pueda vivir.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_