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Anatomía de Twitter
Columna
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Vuelos de la muerte, bulos y Taylor Swift

Los mensajes en redes de las víctimas de la dictadura de Videla y los de los ‘swifties’ son solo un ejemplo del estado de ánimo que marca la campaña electoral en Argentina

Argentina Campaign Posters Ahead of Presidential Elections
Carteles políticos contra el candidato Javier Milei, en Buenos Aires.Anita Pouchard Serra (Bloomberg)
Francesco Manetto

Ana Fernández nació en Suecia hace 46 años. Su madre tenía 16 cuando fue secuestrada y torturada por agentes de la dictadura de Jorge Rafael Videla. Su abuela salió a buscarla, pero fue detenida y trasladada a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada argentina. Poco después, sus verdugos la arrojaron al mar desde un avión junto a las madres de otras víctimas del régimen y dos monjas francesas. Uno de los responsables de ese centro de exterminio, Jorge Eduardo Acosta, apodado El Tigre, escribió hace semanas una carta desde la cárcel manifestando su afinidad con Javier Milei, candidato ultraderechista a la presidencia. Y Ana Fernández, cuya madre quedó en libertad a finales de 1977, bajó al metro de Buenos Aires para pedir el voto en contra del economista que el domingo se medirá en segunda vuelta con el peronista Sergio Massa.

“No quiero violencia para mis hijos. Amo este país, quiero vivir acá, quiero que todos podamos vivir teniendo diferencias y sin miedo a que nos secuestren, a que nos torturen… Por favor, por la democracia, no voten a Milei”, ruega esta nieta de una madre de Plaza de Mayo desde un vagón del subterráneo. El vídeo corrió como la pólvora en X (antes Twitter) y es solo un ejemplo del estado de ánimo que marca la campaña electoral en el país sudamericano. En ella las referencias al horror de los vuelos de la muerte se mezclan con la máquina del fango, que echó a rodar con toda su virulencia, pero también con la gira de Taylor Swift.

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La cantante actuó el pasado fin de semana en el estadio de River y en los días previos un club de fans aprovechó para difundir un comunicado y dejar claro que los llamados swifties no votarán a Milei. “Como fandom nos vemos en la necesidad de hablar sobre las próximas elecciones argentinas y el futuro del país. Como dijo Taylor: tenemos la necesidad de estar en el lado correcto de la historia”, anuncian los seguidores en referencia a las críticas manifestadas por la estrella pop contra Donald Trump, quien a su vez es un referente político de Milei. Pero más allá de la ecuación —y de la etiqueta— #MileiesTrump, las similitudes entre el expresidente de Estados Unidos y el aspirante no son un misterio: del programa al discurso, pasando por el espantajo preventivo del fraude electoral.

La estrategia de instalar la idea de la contaminación del voto no es nueva. Fue la espita del asalto al Capitolio en Washington en 2021 y el pasado enero alentó la invasión de las sedes de los tres poderes en Brasilia. Pese a esas irresponsabilidades históricas, el candidato argentino ya está haciendo circular la teoría de que la primera vuelta, en la que resultó ganador Massa, no fue limpia. El periodista Jaime Bayly le sirve la respuesta en bandeja durante una entrevista ampliamente difundida y comentada en redes. “Hubo irregularidades de semejante tamaño que ponen en duda el resultado”, afirma Milei sin presentar pruebas.

A este manual de instrucciones de la extrema derecha populista se suman las calumnias contra el actual ministro de Economía, en este caso alimentadas por el submundo de bots, perfiles anónimos y activistas ultra. Un ejemplo: el vídeo de un hombre drogándose, que ronda en internet desde hace años, fue manipulado con el rostro y la voz de Massa. La falsificación es extremadamente burda, pero eso no ha impedido que inundara X y se convirtiera en un pretexto para generar, dentro y fuera de Argentina, una conversación sobre una supuesta adicción. “En España se burlan de Massa”, comentaba una usuaria al difundir el corte de un programa de El Toro TV, afín a Vox y a Milei. Todo parte de una premisa falsa. Así funcionan las campañas de desprestigio.

Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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