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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Escenificar la negociación

El encuentro entre Puigdemont y el número tres del PSOE, Santos Cerdán, no despeja las incógnitas sobre la amnistía

Desde la izquierda, el jefe de la delegación socialista en el Parlamento Europeo, Javier Moreno; la presidenta del Grupo Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Iratxe García; el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán; el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el secretario general de Junts, Jordi Turull, este lunes en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas.
Desde la izquierda, el jefe de la delegación socialista en el Parlamento Europeo, Javier Moreno; la presidenta del Grupo Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Iratxe García; el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán; el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el secretario general de Junts, Jordi Turull, este lunes en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas.PSOE (PSOE EFE)
El País

El secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, se reunió este lunes en Bruselas con el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont como parte de las conversaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Más allá del protocolario subrayado de que las negociaciones avanzan “en la buena dirección”, la fotografía de los dos políticos en el Parlamento Europeo supone el reconocimiento explícito por parte del Partido Socialista del líder de Junts como interlocutor.

Poco o nada ha trascendido de las citadas negociaciones desde que el 5 de septiembre Puigdemont leyera en ese mismo Parlamento sus condiciones —un programa de máximos del que había eliminado la celebración de un referéndum de autodeterminación— para que los siete diputados de su partido faciliten en el Congreso la reelección de Sánchez. Su encuentro con el número tres del PSOE deja entrever que el acuerdo político está cerca.

Una imagen como la de este lunes es algo más que simbólica porque se produce 48 horas después de que el presidente del Gobierno apoyara por primera vez abiertamente la amnistía demandada por Puigdemont. Lo hizo el sábado ante el comité federal de su partido, reconociendo que le tocaba hacer virtud política (apagar los rescoldos del procés) de la necesidad parlamentaria (los siete votos de Junts), pese a que hasta el 23-J se había negado a esa posibilidad.

En el encuentro en Bruselas no se aludió a la situación procesal del expresident, huido de la justicia española desde noviembre de 2017 tras proclamar ilegalmente la independencia de Cataluña. Todo quedó en un emplazamiento a “seguir hablando en los próximos días”. Tampoco Pedro Sánchez aclaró en su discurso del sábado los términos de la amnistía. Solo volvió a subrayar una obviedad: que estaría dentro de la Constitución. A medida que pasan las semanas hábiles para el debate de investidura —aún sin fecha, pero con límite en el 27 de noviembre—, esos términos concretos de la proposición de ley son imprescindibles para valorar la trascendencia de esta operación para España más allá de la histeria política que agitan la oposición y sus portavoces. Urge conocer los detalles y los límites del texto que se ha pactado aunque su aprobación no se produzca antes de la presumible investidura.

A estas alturas de la negociación ya sabemos que el PSOE ha cedido a las demandas de Junts sobre el uso de las lenguas oficiales en el Congreso y en intentarlo en las instituciones europeas. También en el reconocimiento de Puigdemont como interlocutor y, desde que el sábado lo anunció y argumento el candidato socialista, en su disposición a conceder la amnistía a los que aún tienen causas pendientes con la justicia por el procés.

La gran incógnita es lo que Puigdemont está dispuesto a ceder además de los votos de su partido. Recibir a Santos Cerdán bajo una foto del referéndum ilegal del 1-O demuestra lo lejos que está hoy el expresident de la mayoría de los catalanes. La delegación socialista cometió un error al no negarse a la foto con esa puesta en escena. Porque lo sustancial es admitir el marco legal, lo que significa que la independencia no puede plantearse de forma unilateral. Si la ley renuncia a perseguir sus delitos en nombre del bien mayor de la concordia, Puigdemont debe renunciar a cometerlos de nuevo.

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