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El Congreso da un paso histórico al acoger el uso de las lenguas cooficiales

El Gobierno y sus aliados inician la tramitación exprés de la norma frente a la oposición de la derecha

Diputados socialistas se colocan los auriculares de traducción, este martes en el Congreso de los Diputados. Foto: SAMUEL SÁNCHEZ | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

Pocos minutos después del mediodía de este martes 19 de septiembre de 2023, el diputado socialista por Lugo Xosé Ramón Gómez Besteiro anunció desde la tribuna del Congreso: “É unha dobre honra estrear o sistema de tradución simultánea na miña lingua materna”. De inmediato se accionaron con total precisión los auriculares y las pantallas para verter sus palabras al castellano. Un automatismo paralelo sacudió la bancada de Vox, donde brotaron algunos gritos de protesta antes de que sus diputados se levantasen y abandonasen airados el hemiciclo, depositando los aparatos de traducción en el escaño vacío de Pedro Sánchez, de viaje oficial en Nueva York. El pequeño barullo detuvo la sesión unos segundos, hasta que Besteiro pudo continuar: “…Facer, en definitiva, que este Parlamento se pareza máis ao país ao que representa”.

El Congreso inauguraba así una nueva etapa: por primera vez en 45 años de democracia, los debates podrán desarrollarse en castellano —la lengua oficial del Estado— o en cualquiera de las tres lenguas que son cooficiales en varias comunidades autónomas. El uso del gallego, del catalán y del euskera se inició incluso antes de que esté aprobado oficialmente. Eso provocó otra protesta previa, en este caso del Grupo Popular, cuya portavoz, Cuca Gamarra, cuestionó antes de comenzar la sesión que ya se permitiese el uso irrestricto de cualquiera de los tres idiomas cuando el pleno extraordinario había sido convocado precisamente para tramitar la proposición de ley conjunta del PSOE, Sumar y los grupos nacionalistas a fin de reformar el reglamento de la Cámara y consagrar su nueva vocación plurilingüística.

La presidenta, la socialista Francina Armengol, replicó que el actual reglamento no contiene ninguna referencia a cuál debe ser la lengua de uso y, por tanto, no prohibía lo que estaba comenzando a suceder. A pesar de eso, los grupos proponentes dejarán sentados los nuevos usos idiomáticos en la norma que regula el funcionamiento del Congreso. Y lo harán por la vía rápida, mediante el procedimiento llamado de lectura única, que permitirá que el próximo jueves la propuesta quede aprobada definitivamente, sin necesidad de pasar antes por el trámite ordinario en comisión. El Gobierno ha logrado reunir una mayoría de 179 escaños a favor de la iniciativa, al unirse también la única parlamentaria de Coalición Canaria, que había permanecido al margen de la mayoría que el pasado agosto colocó a Armengol en la presidencia de la Cámara, precisamente con el compromiso de permitir el uso de los idiomas cooficiales como una de las bases del acuerdo.

Durante la mañana se fueron sucediendo las intervenciones en las distintas lenguas. A Besteiro lo siguió otra gallega, la portavoz de Sumar, Marta Lois, que combinó los dos idiomas, al igual que haría en distintas intervenciones el único parlamentario del BNG, Néstor Rego. Gabriel Rufián, de ERC, y Míriam Nogueras, de Junts, se expresaron totalmente en catalán. Joseba Agirretxea, del PNV, también se empleó solamente en euskera, mientras que Mertxe Aizpurua, de EH Bildu, introdujo algunos párrafos en castellano. Se escucharon abundantes apelaciones personales y sentimentales a los vínculos con sus respectivas lenguas maternas, así como citas a grandes poetas que escribieron en ellas: Gabriel Aresti, Salvador Espriu, Álvaro Cunqueiro… Un tono general que a Borja Sémper, del PP, le pareció una “hiperglucemia de épica”, a pesar de que él mismo, que la víspera había considerado que hablar en el Congreso otros idiomas distintos del castellano supondría “hacer el canelo”, introdujo varios párrafos en euskera.

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En el hemiciclo fueron muy pocos los diputados que hicieron uso de los auriculares. En el caso del PP, se trató de una medida deliberada, para dejar clara su oposición. Las traducciones también podían seguirse por los subtítulos que, con un desfase de pocos segundos, iban apareciendo en las pantallas gigantes. Pero el propio líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se dedicó a mirar su teléfono móvil durante la intervención del peneuvista Agirretxea, lo que le valió la burla de Rego. “Parece que ha aprendido antes euskera que inglés”, ironizó el diputado del BNG, que además le recriminó por “indecente” que votase contra la medida “quien durante 13 años fue presidente de Galicia″.

En su defensa de la postura del PP, Sémper se centró más en cuestiones de forma que de fondo. Insistió en que su grupo defiende la “diversidad cultural” de España y recriminó sobre todo la premura con que se ha tramitado. “Y eso es así porque sus socios no se fían de ustedes”, afeó al PSOE, a quien recordó que hace poco más de un año votó en contra de una iniciativa semejante presentada por los grupos nacionalistas. “Tenemos una lengua común que nos permite entendernos sin hacer cosas raras”, argumentó, antes de concluir: “No vamos a participar de este teatro”.

La oposición de Vox no mostró el menor matiz. Sus diputados incluso protagonizaron un momento jocoso. Tras su plante inicial, volvieron al hemiciclo para seguir la intervención del PP. Pero en cuanto Sémper pronunció las primeras palabras en euskera, abandonaron de nuevo. Luego, su portavoz, Pepa Rodríguez Millán, clamó contra lo que calificó de “torre de Babel artificial”, construida para contentar a los que “quieren desmembrar España”.

Del lado del Gobierno, los discursos se centraron en enaltecer la diversidad lingüística de España y en resaltar que lo que ahora se implanta en el Congreso es habitual desde hace décadas en los parlamentos autonómicos. Los nacionalistas aprovecharon para reivindicar el carácter de nación de sus respectivos territorios. Rufián, de ERC, cargó contra la “intransigencia” y la “oda a la ignorancia” de la derecha por oponerse radicalmente a la medida. Y levantó carcajadas en el salón de plenos cuando resaltó que la verdadera amenaza para el castellano es la introducción masiva de palabras en inglés en el lenguaje cotidiano, lo que le llevó a parodiar: “Esto lo podemos debatir en el coworking mirando nuestros outfit…”.

El súbito cambio de postura del PSOE, que durante años rechazó esta medida, mereció críticas entre sus propios socios. “La defensa de los derechos lingüísticos por parte de algunos parece que es directamente proporcional a sus necesidades políticas”, afirmó Agirretxea (PNV) sin dar nombres. En la misma línea, Míriam Nogueras, de Junts, señaló que la propuesta no sale adelante por “convicción sino por necesidad”. La satisfacción que mostró por la medida no apeó a Nogueras de su habitual tono desafiante. Dio por hecho que dentro de “algunas semanas” en el Congreso se debatirá “de autodeterminación” y dejó caer que su grupo no se va a bajar de la amenaza de la unilateralidad: “No renunciamos a ninguno de los caminos para alcanzar la libertad [de Cataluña]”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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