Las mujeres frenan a los ultras

El auge de los partidos de extrema derecha y ultraconservadores se consolida en un número creciente de países y solo el sufragio femenino se ha mostrado capaz de frenar esta deriva. Hay un patrón que se repite elección tras elección: las mujeres votan menos que los hombres por partidos y candidatos ultraderechistas y su movilización ha sido clave para decantar los resultados.

Así ha sucedido en Polonia, donde los votos de las mujeres en las recientes elecciones legislativas han resultado decisivos para que el bloque de la oposición liberal esté en condiciones de formar Gobierno de la mano del centroderecha de Donald Tusk. Fueron más mujeres que hombres a la hora de acudir a las urnas (74,7% frente a 73,1%) y su apoyo a las candidaturas de la oposición superó con mucho al de los votantes masculinos (56,1% frente al 50%). En Argentina, el feminismo se ha movilizado contra el recorte de derechos prometido por el candidato ultra Javier Milei, que logró pasar a la siguiente ronda en la disputa por la presidencia. En la descarnada batalla política que libraron en 2022 demócratas y republicanos en Estados Unidos, los derechos reproductivos de las mujeres ocuparon un espacio central en la movilización del electorado femenino tras la derogación del Tribunal Supremo de la sentencia que permitía la interrupción legal del embarazo. Su apoyo a los candidatos demócratas frenó la ola republicana en numerosos Estados. En España, según el análisis poselectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, las mujeres fueron determinantes en el resultado. Si solo hubiesen votado los hombres en las elecciones del 23-J, la derecha habría ganado ampliamente los comicios. Los analistas observaron un trasvase de la intención de voto durante la campaña hacia el PSOE por el rechazo de muchas mujeres a la alianza PP-Vox. De los votos recibidos por el PSOE, el 56,1% eran de mujeres, frente a un 43,9% de hombres; Vox, por su parte, solo recabó un 34% de votos femeninos frente a un 66% de hombres. La excepción a esta regla ha sido Francia. En las elecciones presidenciales de 2022 la candidata de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, recibió más votos de mujeres que de hombres (un 42,1% frente a un 40,9%).

La teoría política sostiene que es una mayor aversión al riesgo y el rechazo al relativo estigma social, que lleva asociado el voto a estas formaciones, lo que se encuentra tras el menor apoyo de las mujeres a las formaciones ultras. En la práctica, también la amenaza a los derechos que han conquistado parece haber sido clave, más allá de las posiciones partidistas, para movilizar el voto femenino en estos últimos comicios en que han frenado el crecimiento de la ultraderecha.