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Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Salvar a las tortugas

Los lectores escriben sobre los peligros que amenazan la biodiversidad, la necesidad de ir a votar, y sobre el consentimiento

Una tortuga atrapada en una red de pesca.
Una tortuga atrapada en una red de pesca.ULPGC (ULPGC)

Este martes fue el Día Internacional de las Tortugas, una jornada que invitó a reflexionar sobre los peligros que amenazan la biodiversidad en todo el planeta. Están en serio peligro por el aumento de la temperatura de la arena provocado por el cambio climático, una situación que hace que crezca una mayor proporción de hembras, dificultando así las posibilidades de reproducción. También se enfrentan a los plásticos que flotan en el agua, auténticos cepos en los que quedan atrapadas hasta lesionarse o asfixiarse. Incluso los ingieren confundiéndolos con sus presas naturales, con consecuencias fatales. Además, las luces de las ciudades pobladas con playas desorientan a las crías y, en lugar de adentrarse en el mar atraídas por las estrellas, se dirigen tierra adentro y mueren atrapadas en la vorágine urbana. Aplicar medidas como crear zonas sombreadas con vegetación en las playas, emplear plásticos biodegradables o reducir la contaminación lumínica durante los periodos de eclosión de los huevos, revertiría esta situación.

Álvaro Rodríguez García. Beleña (Salamanca)

Ir a votar

Como cada vez que se avecinan elecciones, recuerdo con cariño la lección que aprendí de mi abuela al cumplir 18 años y tener por primera vez derecho a votar. Ella no pudo hacerlo en el referéndum de ratificación de la Constitución Española por encontrarse hospitalizada. Aquella fue la primera vez en la que podía expresar libremente su opinión tras toda una vida privada de decir lo que pensaba en público. Después de aquello, decidió que jamás se quedaría sin votar y que, aunque estuviera enfadada con lo que hacían unos y otros, siempre, siempre, iría a votar y nunca dejaría de ejercer ese derecho. Las urnas igualan a los de arriba con los de abajo, a los oprimidos con los que oprimen. Una vez cada cuatro años, nuestras opiniones importan por igual. Por eso, no te quedes en casa y ve a votar. Por mi abuela. Por la tuya. Por las de todos.

Sara Ramiro Ramiro. Mánchester (Reino Unido)

Alegrías electorales

La primera alegría que se produce ante una convocatoria electoral es el momento en que se comprueba que no has sido convocado para ninguna mesa. El segundo bienestar llega cuando, dejando la pereza, te presentas a votar. Mirando a los que les ha tocado estar en la mesa electoral, cansados y macilentos, te das cuenta de que al depositar el voto te unen lazos y afinidades con ellos. Y esa empatía es la base democrática: te ha tocado a ti, me podía haber tocado a mí, has votado y ha salido o no lo que querías, la próxima vez será o puede que sea.

José Ramón Iribar Argote. Donostia

Consentimiento

Ayer estaba en casa con mi novio. Llegado un momento dije: perdóname no me apetece tener sexo. El respondió que no hacía falta que le pidiera perdón ni que dijera con palabras que no me apetece. “Sé leerte”, dijo, “cualquiera habría sabido que no te apetecía”. ¿Dijo que sabe leerme? Va a resultar que no era difícil. Que toda la gestualidad de un cuerpo muestra con claridad si le apetece o no a una mantener relaciones sexuales. Va a resultar que aquellos que se agarraban a un “parecía que querías” o “quieres tanto como yo” no es que no supieran leerme. Es que nunca quisieron hacerlo.

Sara Domínguez Liaño. Getafe (Madrid)


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