Verdugos
Es fea esa retórica por preconstitucional. Peor aún si se lanza contra el rival obviando que uno, y una, militan en un partido fundado por... uno de ellos
Es fea esa retórica de verdugos, cómplices, traidores. Por preconstitucional. Peor aún si se lanza contra el rival obviando que uno, y una, militan en un partido fundado por... uno de ellos. Repleto de otros, algunos reconvertidos a demócratas. Es un olvido selectivo. Así que resulta obligado refrescarles la memoria. Con algunas muestras.
El 20 de abril de 1963, tras torturarlo y acusarlo de rebelión, el Gobierno de Franco asesinó al líder comunista Julián Grimau: casi 25 años después de la guerra y tras desoír la petición de clemencia de Juan XXIII. Guardias civiles y militares se negaron a fusilarle. El dictador ordenó que lo hicieran soldados de reemplazo. Fallaron 27 tiros. Lo remató el teniente al mando.
El verdugo fue colectivo: el Gobierno, que dio el “enterado” (negó el indulto) tras 10 horas de debate. Solo se opuso un ministro titular, el de Exteriores, Fernando María de Castiella. El caudillo les mandó votar, y ya fueron unánimes. Incluido Manuel Fraga, ministro de Información, fundador del PP y mentor de Feijóo. Luego, su partido se negaría a rehabilitar a Grimau.
En agosto volvieron a matar. Había que vengarse de las huelgas obreras y el contubernio opositor de Múnich entre democristianos, socialistas y nacionalistas. Les tocó a dos anarquistas. De 30 años. Francisco Granados y Joaquín Delgado. 45 años después, el Tribunal Supremo anuló la sentencia, por pruebas falsas. Fraga, que había rubricado el crimen, nunca pidió perdón.
Al estudiante Enrique Ruano, 21 años y militante del Frente de Liberación Popular, del grupo de Paca Sauquillo, Cristina Almeida y Manuela Carmena, lo asesinaron extrajudicialmente. Lo arrojaron desde un séptimo piso los polis de la Brigada Político Social, con técnica aprendida de las SS de Himmler. Era el 20 de enero de 1969. El ministro Fraga no dimitió. Organizó con ABC la campaña fake para destruir su imagen... Tampoco a sus colegas Federico Silva Muñoz (el “ministro eficacia”) o Laureano López Rodó (comisario del Plan) se les ocurrió protestar. Ambos fundaron con Fraga, en 1976, Alianza Popular, la matriz del PP.
Sus colegas entre los siete magníficos Licinio de la Fuente (vicepresidente), Pío Cabanillas y Cruz Martínez Esteruelas fueron coverdugos del anarquista Salvador Puig Antich (25 años) con garrote vil (2 de marzo de 1974). Esteruelas volvió a enterarse el 26 de septiembre de 1975, en el último crimen múltiple (cinco fusilados) del dictador, apenas tres meses antes de su agonía. También firmó Fernando Suárez, luego diputado del PP.
“Paz, piedad y perdón”: también para ellos. Y sus discípulos. Como quiso Manuel Azaña. Pero sin afrentas ni desmemoria.
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