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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ofensiva decisiva

La guerra entra en una fase crucial tras los duros ataques sufridos por Ucrania en los últimos días

Incendio de un depósito de combustible tras un ataque ruso en Odesa.
Incendio de un depósito de combustible tras un ataque ruso en Odesa.Europa Press/Contacto/Viacheslav Onyshchenko (Europa Press/Contacto/Viacheslav)
El País

La guerra de Ucrania entra esta semana que viene en un momento crucial al coincidir con la festividad rusa del 9 de mayo, en la que se celebra la victoria sobre la Alemania nazi de 1945. El ejército ruso ha reforzado el frente entero, que se extiende de norte a sur desde la región de Donbás hasta Crimea, en previsión de la anunciada ofensiva de primavera del ejército ucranio, para la que cuenta con el parque de blindados suministrados por los países aliados y las brigadas de refresco entrenadas durante el invierno.

Los ataques a las líneas de suministro se han sucedido en los últimos días en ambas retaguardias, en el caso de los sufridos por Ucrania mediante misiles con numerosas víctimas civiles, mientras que en el caso de Rusia han sido sabotajes o ataques con drones los que han destruido depósitos de combustible. Estos primeros movimientos ante la nueva ofensiva enlazan directamente con los combates en la ciudad de Bajmut, totalmente destruida y convertida en punto de desgaste para ambos ejércitos desde el pasado verano, y a la vez ocasión de una áspera confrontación entre el jefe del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin y el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú.

Contrastan las divisiones rusas y la vulnerabilidad del Kremlin, atacado directamente por dos drones de origen incierto, con la solidez del frente aliado alrededor de Zelenski en su reclamación ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya de un tribunal especial para juzgar a Putin por crimen de agresión. Por segunda vez desde que empezó la guerra, el aparatoso desfile en la Plaza Roja no va a tener motivo alguno relevante de celebración. Si hace un año Putin no pudo exhibir la rendición de los últimos resistentes de la acería de Mariupol hasta muchos días después, el 16 de mayo, ahora será difícil que pueda lucir la toma de Bajmut.

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Las victorias nítidas y eficaces se le escapan entre los dedos a Putin desde el primer día de esta guerra y lo que va a dilucidarse ahora, con la esperada ofensiva ucrania, es la capacidad de Rusia para defender el territorio actualmente bajo su control, aproximadamente el 18% de Ucrania, que contrasta con el 27% que controlaba hace un año, en el anterior desfile de la Victoria. Las dudas inmediatas versan sobre el punto del frente donde empezará el ataque. O bien en dirección a un alto el fuego si los ucranios logran avances sustanciales, y eso incluye cortar el pasillo terrestre entre el Donbás y Crimea y dejar la península en situación de fragilidad logística, o bien en dirección a un nuevo estancamiento del frente que pudiera prolongarse hasta 2024. En el primer caso, no hará falta que Ucrania recupere Crimea para que Putin se vea forzado a pedir la negociación, mientras que en el segundo será Zelenski quien sienta la presión internacional para sentarse a dialogar con el Kremlin.


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