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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pedro Sánchez en Pekín

El presidente del Gobierno busca vías para la paz en su visita a China y refuerza el papel que debe desempeñar Zelenski

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de China, Xi Jinping, el viernes en Pekín.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de China, Xi Jinping, el viernes en Pekín.borja puig de la Bellacasa (Moncloa / EFE)
El País

Las relaciones internacionales viven uno de los momentos más turbulentos y peligrosos en décadas, con el desafío de la guerra lanzada por Rusia en Ucrania y las crecientes fricciones entre Occidente y China. Es en este contexto en el que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha llevado a cabo una compleja e importante visita de Estado a la gran potencia asiática, durante la cual fue recibido por el presidente de la República Popular, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Qiang. De entrada, debe destacarse que es positivo que el Ejecutivo español haya podido dialogar al máximo nivel con los representantes de la segunda potencia mundial en un momento en el que resulta indispensable insistir en las vías diplomáticas para evitar una mayor escalada en las dinámicas de polarización y tensión que aquejan el mundo. Y lo es también por las oportunidades que ofrece, por lo que toca a las cuestiones nacionales, el diálogo y el encuentro personal en las relaciones bilaterales con un gigante del siglo XXI.

El viaje de Pedro Sánchez tenía una especial relevancia por la presidencia rotatoria de la Unión Europea que pronto ejercerá España y merece destacarse que insistiera en la necesidad de que las relaciones deban sostenerse en estos delicados momentos en la reciprocidad, la transparencia y el respeto al derecho internacional. Mostró interés por las propuestas sobre la guerra en Ucrania de Pekín, cuya influencia sobre Moscú es parte muy relevante de la ecuación, pero sostuvo que esa guerra es ilegal y subrayó el respaldo de España al plan presentado por Volodímir Zelenski, exhortando al mandatario Xi a hablar con su homólogo ucranio.

El encuentro entre Sánchez y Xi fue precedido por el duro discurso que pronunció el jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y en el que dejó claro que no caben ingenuidades frente a Pekín. Es un régimen crecientemente represor que busca ponerse en el centro de un nuevo orden mundial. Ante esta realidad, manifestó que la Comisión estudia nuevos instrumentos para asegurarse que las exportaciones e inversiones europeas no acaben facilitando el auge militar de ese país. Bruselas está reforzando sus posiciones tras haber aceptado durante años un campo de juego económico que el capitalismo de Estado de China ha desequilibrado a su favor, y lo hace cuando Pekín está endureciendo sus exigencias. Es importante, en cualquier caso, seguir alimentando el diálogo con la esperanza de que la vía diplomática pueda arrojar frutos positivos.

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Pekín ha dicho que deben respetarse la soberanía y la integridad territorial de los países y reprueba la perspectiva de recurrir a un ataque nuclear. Pero en vez de presionar a quien viola esos principios y amenaza con esas armas, apoya a la Rusia de Vladímir Putin. Lo hace porque lo considera un socio imprescindible en la búsqueda de un nuevo orden internacional. Esa es la premisa que no hay que olvidar. Y, a partir de ahí, reforzar el diálogo para reducir riesgos y cooperar hasta donde sea posible, teniendo claras las líneas rojas que marcan los principios y también los propios intereses. Es lo que ha hecho el presidente Sánchez en un viaje que sirve de prólogo a los que realizarán en breve Emmanuel Macron, Von der Leyen y Josep Borrell.

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