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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Burgos renuncia al fin a su arsenal nuclear

Un mensaje sobre la propuesta aprobada por el Ayuntamiento para abolir las armas atómicas suma más de medio millón de visualizaciones

Manuel Viejo

Se habla mucho estos días de la cuestión del aborto en Castilla y León, pero muy poco de lo que realmente está pasando por los rincones de Castilla y León. Bien. Conviene no visitar Burgos ―o sí, según se mire— en los próximos días. El futuro de la seguridad mundial pasa por estos lares. El Ayuntamiento de Burgos ―gobernado por el PSOE desde hace tres años gracias a Vox, como suena; hay concejales y alcaldes que van tejiendo las dos Españas en silencio y se habla muy poco de ellos— planteó un asunto trascendental para la ciudad: abolir las armas nucleares. Ojo al asunto. Esta propuesta, en el pleno de una ciudad de 170.000 vecinos, burguesa como es ella y con una multitud de preocupaciones como el estado de sus calles y plazas, la limpieza, los atropellos, el tráfico, la seguridad y los nuevos espacios verdes, puede parecer una tontería. Y, efectivamente, lo es.

La agrupación socialista de Burgos, con apenas 1.900 seguidores en Twitter, puso patas arriba la red social y logró un impacto de más de medio millón de visualizaciones con un simple mensaje. Hay misiles sueltos por las redes que envían señales. Una vez detectados, conviene frenar en seco, tomarse una caña en el bar más cercano y disfrutar. Al parecer, sí, existe muchísima preocupación en Burgos con las armas nucleares de la ciudad. No es casualidad que el Museo de la Evolución Humana se instalara allí. Un mensaje en el perfil tuitero de la federación socialista señalaba orgulloso el pasado día 19: “El pleno aprueba nuestra propuesta para abolir las armas nucleares con los votos a favor del PSOE, Ciudadanos y Podemos. El PP se ha abstenido y Vox ha votado en contra de la misma”.

No. No se han aportado más datos sobre qué arsenal armamentístico podría presentar Vox en los próximos días a la ciudad. Hay que recordar ―y esto es clave― que uno de sus vecinos más ilustres es Juan García-Gallardo, el vicepresidente de Castilla y León. ¿Propondrá latidos de militares en los semáforos en los próximos días? A saber. La abstención del PP aquí también tiene su miga. Ojo a las propuestas electorales que se avecinan en las próximas semanas.

La iniciativa socialista decía lo siguiente: “Las armas nucleares representan una amenaza inaceptable para las personas de todo el planeta, independientemente de dónde se utilicen, y tanto si es de forma deliberada o accidental”. Ni un pero. “Nuestra ciudad de Burgos”, continúa el texto y, por tanto, se vienen curvas, “está profundamente preocupada por la grave amenaza que representan las armas nucleares para las comunidades de todo el mundo. Creemos firmemente que nuestros residentes tienen derecho a vivir en un mundo libre de esta amenaza”. Y tanto. Lo importante en esta vida es creer, más aún, si se avecina una guerra nuclear con el frío burgalés.

El Ayuntamiento de Moscú, mientras tanto, guarda silencio, como Soria. La gran propuesta socialista ha causado mucho revuelo en las provincias más cercanas. Entregar las armas puede parecer un signo de debilidad, pero hay que saber valorarlo en su justa medida. “Si Palencia hace lo mismo, podríamos estar por fin ante el final de la Guerra Fría castellanoleonesa”, ha escrito un usuario. “Esto deja muy tocado a Vladímir Putin”, subraya otro vecino del patio tuitero. Algunos han ofrecido un punto de vista interesante: “Por un lado, me da la risa de que el PSOE de Burgos se flipe tanto como para abolir las armas nucleares en Burgos. Por otro lado, me da aún más risa que Vox se flipe tantísimo como para votar en contra”. Ante tanto revuelo, la cuenta socialista tuvo que aclarar su postura horas después: “Además de estar en contra de las armas nucleares, también estamos a favor de cambiar la ciudad”. Desde luego, desde luego.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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