Presupuestos válidos
La holgada mayoría que aprobó este jueves las cuentas públicas permite afrontar el año próximo con prudente optimismo
La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado encarrila la política económica del último año de la legislatura, en un momento particularmente convulso y de dudas sobre el crecimiento durante el próximo año. Los datos adelantados de empleo y las últimas previsiones para 2022 nos hablan de una economía que crece con robustez y que, para 2023, experimentará una fuerte desaceleración que no llegará, según todos los pronósticos solventes, a llevarnos al crecimiento negativo. Se trata, así, de los terceros Presupuestos Generales que se aprueban bajo el Gobierno de coalición con el apoyo de una izquierda plural capaz de garantizar la estabilidad que se le suele negar.
En paralelo a la aprobación, la Comisión Europea ha resuelto las dudas sobre la solidez de las cuentas públicas, señalando que las partidas globales de gastos e ingresos cumplen con sus recomendaciones y se encuadran en las líneas generales de la política económica de la UE. Han quedado despejadas las dudas sobre su viabilidad y pertinencia, aspectos que habían sido sometidos a cierta controversia aprovechando las divergencias entre el Gobierno, el Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal sobre la previsión de crecimiento de 2023.
Junto a esta validación general, que debe interpretarse inequívocamente como un respaldo al proyecto presupuestario, la Comisión señala la necesidad de no cejar en el empeño de reducir la deuda pública, que sigue en altos niveles tras los déficits públicos generados para gestionar la crisis de la pandemia. También señala la conveniencia de focalizar el apoyo público en los sectores más vulnerables, en línea con lo ya planteado para la bonificación de los combustibles, donde se está estudiando circunscribirla a las poblaciones con menor renta. En la misma dirección avanza la opinión del Fondo Monetario Internacional, que insiste en la necesidad de intensificar la reducción del déficit público, en un contexto de alta incertidumbre sobre la continuidad en el tiempo de los altos ingresos públicos obtenidos en 2022. En opinión de ambas instituciones, es necesario que las medidas de apoyo se concentren exclusivamente en la población más expuesta, y que se acelere la ejecución de los fondos europeos, una vez que se hayan desbloqueado sus problemas de gestión. De cumplir con estas recomendaciones, el impacto de los Presupuestos será positivo para los hogares y empresas, y se avanzará más decididamente en la necesaria senda de consolidación fiscal en relación con 2024, algo que preocupa tanto a la Comisión como al FMI.
En un contexto donde la economía española parece resistir las dificultades previstas para este invierno, con una inflación que puede remitir en un tiempo relativamente corto, y con una creación de empleo que mantiene su dinamismo, el año 2023 puede suponer la salida de este periodo de inseguridades surgidas en buena medida del ataque de Rusia a Ucrania. La aprobación de unos Presupuestos enfocados a reforzar la cohesión social y la plena ejecución del plan de recuperación, cuyas inversiones y reformas están dirigidas al crecimiento a largo plazo, permiten, de manera razonada, dejar a un lado los peores augurios y enfrentar el futuro de la economía española con un prudente optimismo. No debemos olvidar que, como acertadamente señalan las instituciones económicas internacionales, nuestras debilidades estructurales persisten y que cualquier contratiempo adicional puede situarnos de nuevo en una situación vulnerable. La senda será dura, pero hay brújula para recorrerla.
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