Peligro al volante

Cuando te sacas el carnet de conducir lo primero que te dicen es: “Otro peligro más al volante”. Sin embargo, el peligro no se encuentra en quienes llevan la L, sino en los conductores que llevan años delante del volante. Utilizo el coche entre tres y cuatro veces a la semana, y los trayectos que realizo son de 20 minutos. En tan solo ese tiempo veo una barbaridad de malas conductas que realizan otros conductores y que ponen en peligro la seguridad vial de las carreteras. Sorprendentemente, ninguno de ellos lleva la L. Entiendo que con el paso del tiempo te vuelves más confiado en tus capacidades para conducir y dejas atrás ciertas prácticas que te enseñaron en la autoescuela, porque yo misma, después de estos años, lo he hecho. Pero esto no quiere decir que podamos ir como locos por las carreteras adelantando cuando no es posible o saltándose los ceda el paso en las incorporaciones a las vías. Querido conductor, pon el intermitente para indicar que sales de una glorieta, que no te cuesta nada y ayudas a la circulación.

Lucía Castellano Losada. Barcelona

Decadencia política

Primero Marlaska con la crisis en Melilla; después la sumisión a los independentistas por los delitos de sedición y malversación y ahora el desastre de la llamada ley del sí es sí, que es el colofón de una larga lista de chapuzas que poco a poco le están pasando al Gobierno una factura impagable. Casi a cámara lenta estamos viendo cómo se derriba ese Ejecutivo que hace tres años emprendía una legislatura llena de ilusión. Los escándalos y una mala gestión le está pasando factura a un Pedro Sánchez que no asume ninguna responsabilidad. Los ministros van dando palos de ciego, las vicepresidentas están desaparecidas, y los partidos, tanto de la coalición como de la oposición, están más pendientes de las encuestas que de los problemas de un pueblo que observa todo este panorama con cara de incredulidad.

Rafael Juárez La Casa. Sevilla

El deporte rey se pone el ‘niqab’

El Mundial de Qatar ha puesto el niqab al futbol. Los responsables justifican con la falsa astucia de un mercader de camellos la decisión de jugar en un país en el que se vulneran los derechos humanos, se desprecia a las mujeres y se explota con la prepotencia de un negrero a los trabajadores. Con esta decisión, lejos de enmascararse, los jefes del negocio se han quitado el antifaz porque, quizás —recordemos la Supercopa en Arabia— se han llenado el bolsillo de petrodólares cataríes, pero han desteñido el honor de las camisetas.

José A. Martínez Lamoca. Madrid

Reformar el Código Penal

Veo peor incluso que la malversación con el objeto de enriquecerse personalmente, la malversación dirigida a conseguir unos fines políticos determinados, por muy legítimos que sean. La explicación es sencilla: en ambos casos se daña el interés económico público, pero es que, además, en el segundo se atenta también contra el Estado de derecho, ya sea promocionando redes clientelares o violando la Constitución y un Estatuto de autonomía. Así que sí, reformemos el Código Penal, pero para hacerlo más duro con aquellos que, además de robar, debilitan nuestro sistema democrático.

Eduardo Escudero. Burgos