El cáncer y la joya de la corona

Escuchar a Ramón Lobo en la radio los domingos por la mañana es uno de los momentos que más placer me da. Periodista de raza, bregado en muchas batallas, presente en conflictos y guerras, ha sido y es capaz de comunicar con veracidad, rigurosidad, talante informativo y critica sin tapujos a cualquier poder. Este domingo dijo que se había sometido a un control rutinario por un dolor de espalda y, realizadas las pruebas oportunas, se le diagnosticaron dos procesos cancerígenos y la necesidad de intervención en los próximos días. Comentó con su oncólogo y su psicólogo sobre la oportunidad de hacerlo público. El primero se lo agradecía por la necesidad que todavía existe de visibilizar la enfermedad y quitarle el estigma que todavía tiene; el segundo, porque entendía que le venía bien hablar de ello. No faltó, por supuesto, su comentario sobre lo afortunados que somos en España de tener la sanidad pública que tenemos, esquilmada durante los años de Gobierno de Rajoy y hoy en vías de recuperación. Es la joya de la corona de este país. Mi mujer también pasó por esta experiencia.

Marcelo Noboa Fiallo. Gijón

Ventanas

No paro de pensar en la de usos que se les pueden dar a las ventanas. En teoría, sirven para que la luz natural entre en las casas, pero en la práctica también son altavoces de los mensajes que nos conforman como sociedad. En ellas colgamos banderas, damos aplausos y también gritamos el odio y la violencia machista normalizada. La luz que entra en casa nos recuerda que la vida sigue, pero la violencia que sale nos advierte de que no debemos olvidarnos de defender la libertad y la igualdad.

Inés Masip Rojas. Palma

Llámame intolerante

Al admirado Savater le puedo perdonar que niegue los derechos de los animales por considerarlos un disparate; que defienda la tauromaquia porque la tortura en la plaza no es un espectáculo cruel, solo crudo, que evita la desaparición de la especie; que vote a Ayuso por su gestión pandémica pese a gobernar la comunidad europea con mayor exceso de mortalidad en 2020; que pida el indulto para un antiguo amigo salpicado por la corrupción; que le resulte indiferente la llegada al poder del exneoposfascismo en Italia por hacerlo democráticamente y hasta que le importe un pimiento la extinción de los osos polares; pero otra columna sobre caballos no. Llámame intolerante.

Arturo Benítez Expósito. San Cristóbal de la Laguna (Santa Cruz de Tenerife)

El inglés como lengua cooficial

La noticia sobre la Gran Vía de Madrid, donde el 65% de los comercios ignoran el español y utilizan el inglés, nos da una pequeña muestra sobre lo paradójico de crear una Oficina del Español. La “amenaza” suele estar en casa y, para el caso, a pocos metros de la sede del Instituto Cervantes. Tal vez, en este mundo globalizado estemos confundiendo cosmopolitismo con esnobismo. Siempre dará más lustre, ínfulas y prestancia “a relaxing cup of café con leche” que un simple y vulgar café solo; of course.

Ramón Puchades Rincón de Arellano. Valencia