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Columna
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Don Dinero

La izquierda puede hacer que en la crisis la discusión no sea una pelea entre políticos desacreditados, sino entre la sociedad y los millonarios que no quieren limitar sus beneficios en favor del bien común

Billetes de 100 dólares en un banco.
Billetes de 100 dólares en un banco.LUONG THAI LINH (EFE)

Poderoso caballero es Don Dinero. La política hace bien en discutir de cualquier asunto que afecte a la vida de las personas: su identidad sexual y sus cuerpos, sus religiones y sus razas. Pero si la discusión sirve para ocultar el debate sobre el dinero, las buenas ideas son presa fácil de los estrategas reaccionarios. La manipulación de los instintos abona reacciones individuales que fragmentan el bien común y diluyen el respeto del otro bajo el grito de las propias obsesiones. La derecha neoliberal lleva tiempo caricaturizando los asuntos cívicos de la izquierda, desde el feminismo hasta la ecología y los migrantes. Consigue que las luchas de la emancipación se separen de las preocupaciones de las familias. En el 95 % de las casas se entiende que las mujeres deben cobrar el mismo salario que los hombres. Sin embargo, a la derecha le resulta fácil dejar el feminismo reducido al 1% si se trata de decir amigues en vez de amigos o amigas y de convertir la transexualidad en la única animadora de la conversación.

Al pensamiento emancipatorio le ha resultado siempre muy útil analizar el contexto de sus actuaciones. Sería conveniente aprovechar ahora que Don Dinero aflora en la crisis hasta el punto de caricaturizar al pensamiento de la derecha. El chiste bolivariano de un Gobierno socialcomunista y carnívoro de impuestos da hoy mucho menos juego que el impudor de la derecha cuando pone la política al servicio de las grandes fortunas. ¡Los ricos no deben pagar impuestos, mientras la nómina de los trabajadores es una sangría solidaria!

La izquierda conseguirá superar así la trampa de la degradación de la política cultivada por la derecha. Puede hacer que la discusión no sea una pelea entre políticos desacreditados, sino entre la sociedad y los millonarios que no quieren limitar sus beneficios en favor del bien común. Don Dinero sabe poner las cosas en su sitio.

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