Hablamos de ciencia, no de creencia

En un taller de automóviles: “Disculpe, pero yo no estoy de acuerdo con usted en que los frenos estén gastados”. En una cooperativa agrícola: “Me va a perdonar, pero yo considero que no deben recolectar las frutas en este momento del año”. En un centro de investigación aeroespacial: “No deberían utilizar ese tipo de materiales en el revestimiento de los satélites”. En una peluquería: “Hoy póngame el tinte sin mezclar; mi pelo, mi decisión”. En un dentista: “¿Me recomienda usted empastarme ese diente? Qué osadía”. “Señor agente, ¿cómo que va a multarme por exceso de velocidad? Es mi coche y mi vida la que está en juego, podré ir a la velocidad que yo quiera, ¿no?”. En un congreso de matemáticos: “Pues yo no estoy para nada de acuerdo con ese teorema, dijeron en la tele que es mentira”. “Mi casa, sin cimientos ni columnas, gracias por su consejo, pero leí en un foro de internet...”. Y así, miles de ejemplos de situaciones inverosímiles y ridículas. Así nos sentimos los sanitarios cuando se cuestiona nuestra opinión profesional sobre las vacunas. Hablamos de ciencia, no de creencias.

Nerea Torres González. Tegueste (Santa Cruz de Tenerife)

¿Responsabilidad ciudadana?

Hace días escuché una conversación en la cola del súper entre dos mujeres. Una decía que su hija había tenido la covid-19 con síntomas leves. Había dado positivo en un test de antígenos. Tras una semana confinada, recibió una llamada del centro de salud para ver cómo estaba. Aunque no notaba síntomas y se había hecho otro test con resultado negativo, respondió que seguía sintomática y obvió el detalle del test. Le alargaron unos días más la baja. No sé si sorprende más cómo tendemos a la picaresca para eludir nuestras obligaciones o cómo aún quedan personas que, en un ejercicio de responsabilidad intachable, deciden realizarse un test por su cuenta a la semana y, si es negativo, vuelven a su puesto de trabajo. Que los políticos apelen a la responsabilidad ciudadana frente a temas como la covid-19 me parece, cuanto menos, ciertamente utópico.

Marta Jorge Vispo. Manresa (Barcelona)

‘Épico’ se queda corto para Nadal

Hace tiempo que se agotaron las alabanzas al indiscutible mejor deportista español de la historia e irrefutable mayor competidor del deporte en general. Épico se queda demasiado corto para expresar lo que transmite el español en una pista de tenis, por lo que habría que apelar a la RAE para acuñar el adjetivo “nadaliano” como corresponde a los elegidos que trascienden su época para instalarse en el panteón de los dioses cuyas gestas serán transmitidas hasta el fin de los tiempos.

Daniel García Delicado. Albacete

Muerte en una acera de París

He leído en EL PAÍS cómo murió René Robert, un fotógrafo famoso, tendido inconsciente en una acera de París. Falleció debido a una hipotermia grave sin que nadie se acercara a él a comprobar si necesitaba ayuda, hasta que un sin techo reparó en él y llamó a los bomberos, pero ya era tarde, habían transcurrido nueve horas desde la caída del fotógrafo. Ante un hecho tan lamentable como este me pregunto si yo hubiera actuado como el sin techo o como los demás, mirando para otra parte.

Manuel Navarro Seva. Madrid