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Columna
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Patas arriba

La física cuántica va en busca del cero absoluto y en ese camino hacia la nada puede llegar a un punto en que el tiempo y del espacio se confunden

La estación terrestre de Xianglong (China) recibiendo información cuántica de un satélite.
La estación terrestre de Xianglong (China) recibiendo información cuántica de un satélite.CAS
Manuel Vicent

Según la física cuántica una mota de polvo contiene más partículas que estrellas hay en todo el universo. En el mundo subatómico no rige el principio de causalidad ni las leyes de la naturaleza tal como las conocemos. Esas partículas pueden estar en dos sitios distintos a la vez, ir de un lugar a otro sin pasar por en medio, caer hacia arriba y subir hacia abajo. Pese a la increíble velocidad con que se mueven, en los laboratorios de física han conseguido atraparlas con unas pinzas ópticas, manipularlas y jugar con ellas como marionetas. La física cuántica va en busca del cero absoluto y en ese camino hacia la nada puede llegar a un punto en que el tiempo y del espacio se confunden y a partir de ahí ya solo se avanza retrocediendo. Sin duda las conquistas que se realicen en ese mundo subatómico tendrán aplicaciones prácticas, pero cabe preguntarse si la física cuántica se puede aplicar también al alma humana. Juan Ignacio Cirac, director del Instituto Max-Plank de Munich, le dijo un día a su abuela gallega: “Abuela, una misma cosa puede estar en dos lugares distintos a la vez y un gato puede estar al mismo tiempo vivo y muerto”. La abuela sin inmutarse le contestó “Eso que cuentas es muy interesante, cosas más raras he visto yo aquí en Galicia, pero si vas diciendo eso por ahí te meterán en un manicomio”. Si hoy todo es a la vez verdad y mentira, cierto y falso, bueno y malo; si uno se siente a mismo tiempo vivo y muerto, como el gato de Schrödinger; si no existe un valor sólido al que agarrarse mientras alrededor el mundo se desmorona; si ya no hay forma de avanzar sino reculando, esa es la prueba de que la física cuántica ha llegado al fondo de tu alma, que a su vez está y no está. Los científicos pueden capturar las partículas subatómicas y jugar con ellas como marionetas, por eso no debes sorprenderte si te ves un día caminando patas arriba o boca abajo.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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