Blanqueamiento ‘interruptus’
El relevo de García Albiol al frente de la alcaldía de Badalona satisface un objetivo democrático que pudo haberse logrado sin la actual coartada informativa
A escala reducida, el desalojo de Xavier García Albiol de la alcaldía de Badalona reproduce la mecánica de la moción de censura que padeció Mariano Rajoy hace tres años en el Congreso de los Diputados. La diferencia estriba en que entonces el motor fue una sentencia judicial que hacía al PP partícipe a título lucrativo en una trama corrupta y ahora Albiol ha perdido la alcaldía a causa de informaciones que lo vinculan con un paraíso fiscal, según los Papeles de Pandora publicados por este periódico. En ambos casos, la oposición en su totalidad decidió agruparse para conquistar una mayoría suficiente y proceder a un cambio de Gobierno que era ya aritméticamente posible antes de la sentencia que condenó al PP y antes de la información derivada de los Papeles de Pandora.
Paradójicamente, sin embargo, la causa real de la pérdida del poder en ambos casos estuvo en la debilidad política de los ejecutivos de Rajoy y de Albiol. Aunque fueran insuficientes, el PP en el Gobierno de España contaba con los votos de Ciudadanos, mientras que Albiol no disponía de más votos que los suyos. En Badalona no había donde apoyarse porque Vox no tiene representación en la cuarta ciudad más poblada de Cataluña, pero tampoco la tiene Ciudadanos. La derecha xenófoba no existe en este momento en Badalona porque la encarna el mismo Albiol. El precio del poder, o el precio de la alcaldía de Badalona para Albiol, pasó por interiorizar y difundir un discurso antiinmigración sin llegar a lograr la mayoría absoluta tranquilizadora. Fue una manera de blanquear las posiciones de Vox, sin Vox, mientras que en el resto de España el blanqueamiento de Vox ha seguido la pauta de acuerdos con el PP, realizados con más o menos remilgo.
Frente a los 37.500 votos que obtuvo Albiol en 2019, con 11 regidores, Vox no consiguió concejal alguno porque solo logró 391 votantes (de 100.000 electores). Los 16 regidores restantes se repartían en hasta cuatro agrupaciones: sus desavenencias propiciaron un gobierno del PP en frágil minoría, garantizada por los vetos cruzados de los restantes partidos. Los Papeles de Pandora han quebrado esa fragilidad y tiene razón Albiol cuando dice que pierde la alcaldía porque todos se han aliado contra él, desde Guanyem, que apoya la moción, pero no ingresa en el Gobierno, hasta Junts —a pesar de su propio delirio frentista—, pasando por Comuns, PSC y ERC. Lo inquietante, en realidad, es que durante este año una tercera forma de blanqueamiento político llegase por vía tacticista: ha hecho falta un estímulo externo para que la oposición cambiase el gobierno de la ciudad liderado por un alcalde que jugó a fondo la carta xenófoba. Ha sido la misma oposición hoy agrupada contra García Albiol la que propició la alcaldía a favor de García Albiol.
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