_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Historia, recreacionismo y culpa

Nos seduce el recreacionismo, que simplifica y funciona mejor cuando nos fijamos en un trauma que en un encuentro: la Conquista es más eficaz que la acogida de republicanos en el exilio

Daniel Gascón
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, durante una rueda de prensa matutina en el Palacio Nacional de la Ciudad de México.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, durante una rueda de prensa matutina en el Palacio Nacional de la Ciudad de México.Presidencia de México (Presidencia de México EFE)

Nuestra relación con el pasado es recreacionista. Una visión estetizante suspende la realidad y la sustituye por una fantasía armónica (lo armónico es lo que nos da la razón). Aunque hablamos de presentismo, como ha escrito David Jiménez Torres, no podríamos mirar el pasado con los ojos del presente: no lo resistiríamos. También sabemos que señalar a un enemigo une nuestras filas y distrae de lo cercano. Podemos argumentar con mucha seguridad que la llegada de los europeos a América fue una catástrofe o beneficiosa. Al parecer es fácil juzgarlo; en cambio no sabemos cómo interpretar sucesos actuales que conocemos mucho mejor.

Nos sabemos los argumentos contra el uso interesado de la historia y sus contraindicaciones. También los matices: los abundantes trabajos de investigación, la complejidad de la experiencia, la herida de la humillación que afecta a personas y a grupos, la desigualdad y la marginación, la impostura y el victimato, el lado ridículo que hay en todo orgullo. Pero nos seduce el recreacionismo, que simplifica y funciona mejor cuando nos fijamos en un trauma que en un encuentro: la Conquista es más eficaz que la acogida de republicanos en el exilio.

Una vez que te sitúas en esa lógica, ves la insuficiencia de los argumentos en contra. Decir que alguien habla en una lengua heredada de los conquistadores es insatisfactorio y, francamente, suena a recochineo. Otro tanto ocurre con la herencia cultural, las apelaciones a la fraternidad o el trazado de nuestras ciudades. Tampoco persuade que conozcamos a los pobladores anteriores precisamente gracias a los testimonios de los colonizadores. A fin de cuentas, pensamos, quizá los habríamos conocido a ellos y no la descripción de quienes acabaron con ellos. Esos testimonios tienden a destacar la brutalidad de los pobladores o su pericia guerrera, pero no esperaríamos otra cosa de la propaganda. Cuando se habla de que hubo una alianza de unos grupos contra otros, de las peticiones de ayuda de nativos a los recién llegados, parece un mecanismo para evadir la culpa. Un problema de esa lógica es que te niegas a ti mismo: puedes reescribir la historia pero no rebobinarla. Otro, que no sabes hasta dónde puedes remontarte: a fin de cuentas, todo lo que dice este párrafo permite exigir que los italianos se disculpen por la conquista romana. Ya se preguntaban los Monty Python qué habían hecho por nosotros: que se disculpen cuanto antes. @gascondaniel

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_