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VENEZUELA
Tribuna
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La democracia solo se construye con democracia

El voto representa una forma de lucha cívica, que nos permite alzar nuestra voz en protesta y demostrar nuestro descontento con el rumbo que ha tomado Venezuela en los últimos años

Vista general del hemiciclo de sesiones de la Asamblea Nacional, en Caracas
Vista general del hemiciclo de sesiones de la Asamblea Nacional, en Caracas, este martes.Miguel Gutiérrez (EFE)

El régimen chavista se dio a la tarea de desmantelar al Estado durante 22 años. Su modelo nos trajo la mayor emergencia humanitaria del hemisferio occidental, mientras que la democracia y el bienestar de la población desaparecieron. Durante este tiempo se apoderaron de las instituciones públicas, desnaturalizaron al voto como herramienta de cambio y se hicieron con el poder absoluto. Los diversos sectores democráticos del país no supimos contener la desacreditación del camino electoral y rechazamos la participación en los últimos comicios. Hoy debemos rescatar ese camino electoral y dar un primer paso para enmendar el rumbo.

Quienes estamos comprometidos con el regreso de la democracia a Venezuela, vemos el voto como una herramienta legítima y constitucional para expresarnos como sociedad. El voto representa una forma de lucha cívica, que nos permite alzar nuestra voz en protesta y demostrar nuestro descontento con el rumbo que ha tomado el país en los últimos años. Es el mecanismo ideal para cambiar realidades mediante consensos entre los distintos actores políticos y sociales.

El nombramiento de nuevos rectores para el Consejo Nacional Electoral es una gran oportunidad para la lucha que hemos emprendido hacia el retorno de la democracia y la reconstrucción del país. Enrique Márquez y Roberto Picón, son dos figuras con amplia trayectoria en la lucha por la democracia, con un compromiso innegable por defender y recuperar el valor del voto. Su nombramiento como rectores representa un paso importante y necesario en el camino que hemos emprendido. Sí, creemos que este es un buen arranque para nuestra causa, y así podemos retomar esa ruta en la que nuestra voz sea escuchada y logremos los cambios que queremos y necesitamos.

A pesar del sufrimiento y la miseria que nos trajo el régimen, los venezolanos tenemos la más ferviente convicción de que la democracia es el mejor camino para reconstruir la nación que tanto merecemos. Las encuestas de opinión lo confirman: los ciudadanos creemos que la participación es la mejor vía para salir de la crisis que atravesamos. Es por ello que todos nuestros esfuerzos están comprometidos con la democracia y tienen como norte beneficiar a todos por igual, sin importar las diferencias ideológicas.

Las instituciones democráticas en el mundo son sinónimo de trabajo favorable para la sociedad en su conjunto. En Venezuela, estas instituciones perdieron su norte. Nuestra lucha es y será por y para recuperarlas y así reedificar a la nación. Puede que existan sectores políticos con ideas distintas, pero pese a las diferencias, la salida a esta crisis debe ser democrática y electoral. Por eso debemos recordar que en el pasado obtuvimos grandes resultados a pesar de la desventaja, porque fuimos una amplia mayoría clamando un cambio. Es cierto que aún necesitamos otras condiciones para lograr alcanzar los mínimos estándares de calidad electoral para que podamos votar libremente, pero lo esencial siempre ha sido que la participación de todos sea impulsada desde todos los espacios, y lograr que el deseo de un pueblo decidido a escoger su destino se concrete, porque solo nosotros podemos cambiar nuestra realidad.

No podemos esperar por soluciones mágicas e inmediatas que no van a llegar a materializarse. Los venezolanos merecemos la oportunidad de elegir. Cada uno de los venezolanos tiene derecho a vivir sin miedo, a pensar distinto y a tener oportunidades reales que nos ofrezcan un futuro diferente.

Somos demócratas, somos civiles, no actuamos por la fuerza. La mejor ruta de acción que podemos implementar es aquella que nos permita llegar a consensos para solucionar los problemas que hoy impactan a la mayoría de la población. Los distintos actores políticos del país debemos entendernos en un juego democrático y que sea la gente quien escoja, con su voto, el camino a recorrer. No olvidemos que por culpa de quienes se han querido imponer por la fuerza y se han atornillado al poder, padecemos la peor crisis en nuestra historia. Podemos y debemos hacerlo diferente, siempre guiados por nuestros valores democráticos.

El rol de la sociedad civil en este proceso ha sido clave. Han trabajado incansablemente para lograr los objetivos dejando de ser observadores para ser protagonistas, asumiendo su responsabilidad ciudadana de cara a transformar la realidad. Respaldamos su labor, su iniciativa y también su civismo. A pesar de las amenazas que sufren a manos del régimen, han dicho presente y han asumido su papel cívico.

Es cierto que solo con la sociedad civil y la conformación de un nuevo Consejo Nacional Electoral no son las únicas condiciones necesarias para un correcto proceso democrático, aún falta mucho para que se respete en pleno lo establecido por la Constitución: revisar la situación de los inhabilitados, las tarjetas, los presos políticos y la persecución a los medios de comunicación, pero este es un buen inicio, vamos por buen camino para alcanzar las metas que nos hemos trazado.

Este es un primer paso para la reunificación y organización, es la esperanza de volver a confiar en que si nos movilizamos y participamos, podemos dejar atrás esta tragedia que padecemos. Quedarse de brazos cruzados no nos sacará del letargo en el que nos han sumergido. El cambio que anhelamos no sucederá si no actuamos.

Las soluciones que aspiramos están apegadas a la Constitución con el firme propósito de reconstruir a Venezuela y hacerla un país democrático, de progreso y con instituciones fuertes al servicio de todos. Este pueblo clama por un cambio de modelo, de libertades y de derechos para todos. Unidos podemos alcanzar nuestra meta. Estamos cada vez más cerca de lograrlo.

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