_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vicio nacional

La última salida de los nacionales baleares ha sido borrar las calles a unos almirantes (“por franquistas”, dijo el alcalde de Palma) de los que no habían oído hablar en su vida

Félix de Azúa
El socialista José Hila saluda desde el balcón del consistorio tras ser investido alcalde de Palma en octubre de 2019.
El socialista José Hila saluda desde el balcón del consistorio tras ser investido alcalde de Palma en octubre de 2019.MONTSERRAT T DIEZ (EFE)

Sabido es que los británicos tienen como banderín la soberbia, pecado que sólo se puede mantener si uno ha creado un imperio. También es sabido que el vicio nacional francés es la vanidad y que por ello tienen como enseña un gallo que agita cresta y espolones ante las agobiadas gallinas. Luego vienen los italianos, alemanes o rusos, pero el vicio nacional más interesante que conozco es el español: la envidia. Es ella la que ha forjado la nación tal y como la conocemos. Valga un ejemplo.

Desde pequeño me percaté de que buena parte de los nacionalistas catalanes envidiaba a los vascos. Aquella gente sí que sabía hacerse respetar, decían. Unos pegaban el tiro en la nuca y Arzalluz recogía las nueces (els calerons). Así que esa clase dirigente decidió hacerse vasca, pero con grandeza, como afirmar que Cervantes era de Banyoles. Vinieron luego los valencianos y se dijeron: “¿Y por qué no nosotros, si tenemos una lengua propia?”. Y comenzaron a disponerse un peldaño por debajo de los catalanes. Ahora el monumento a la envidia está a punto de culminarse porque los nacionalistas baleares quieren ser el peldaño siguiente de los valencianos. Es el progresismo.

Cada peldaño ha creado escenas entre Buñuel y Goya. La última salida de los nacionales baleares ha sido borrar las calles a unos almirantes (“por franquistas”, dijo el alcalde de Palma) de los que no habían oído hablar en su vida. Con tan mala fortuna que luego, para justificarse, dijo que no se refería a los almirantes, sino a los acorazados, cuando resulta que fueron de los pocos fieles a la República. Una famosa copla de zarzuela dice: “No rebuznaron en balde ni el uno ni el otro alcalde”.

Queda ahora por saber quién será el que hinche el pecho en el peldaño inferior a las Baleares.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_