Nuestra mejor versión
Cuando ‘todo esto’ pase querremos mirar atrás, y al hacerlo, ¿qué preferiremos? ¿Buscar excusas para nuestro comportamiento o estar razonablemente contentos con él?
Llevamos más de un año metidos en todo esto (“todo esto”: fíjense que ni nombres específicos nos quedan ya de lo agotados que estamos) y no da tregua. Brasil reportaba esta semana 3.000 muertes diarias. A principios de mes, la CEPAL cifraba en 22 millones los nuevos pobres extremos en América Latina. Europa del Este se enfrenta a un nuevo pico epidemiológico favorecido por la variante británica del virus. Y en España, el ingreso mínimo vital imprescindible para miles de hogares sigue haciéndose de rogar por las trabas administrativas. “Todo esto” pasará, pero mientras sucede no deberíamos dejar que se nos convierta en paisaje. Es fácil, tentador, acomodarse. Estamos, insisto, cansados, hartos. Pero cuando pase querremos mirar atrás, y al hacerlo, ¿qué preferiremos? ¿Buscar excusas para nuestro comportamiento o estar razonablemente contentos con él?
Si eres político, ¿te gustaría recordarte como el que se dedicó a cerrar todo lo que fuese barato y fácil políticamente de cerrar, sin tener en cuenta la evidencia ni los daños colaterales? ¿No sería mejor quedar como el que insistió en medidas complejas pero compasivas, sostenibles y eficaces: ventilación, mascarilla en interiores, colegios antes que conciertos? El que buscó colaboración útil con su rival ideológico antes que ganar micropuntos en forma de likes.
Si eres periodista, ¿quieres que tu producción de estos años sea un puñado de notas sensacionalistas con muchos clics y ruido, pero pocas nueces? ¿O más bien que tu legado sea una pequeña pero certera colección de textos que trataron de arrojar algo de luz sobre la incertidumbre que nos rodea en los asuntos que verdaderamente importan, de las vacunas a la pobreza?
Y si eres amigo, familiar, vecino: ¿quieres ser el que le rio las gracias a quienes banalizan la salud mental en “todo esto” desde su tribuna ideológica (y lo hemos visto en todos los frentes), o quien preguntó a su gente un “oye, cómo estás” cuando sintió que era necesario preguntarlo?
Yo creo que, si nos lo planteamos con sinceridad, todos intuimos la respuesta. En la maravillosa serie The Good Place, interpelado sobre la bondad, uno de los protagonistas concluye: “Lo que importa no es si la gente es buena o mala. Lo que importa es si intentas ser mejor hoy de lo que fuiste ayer”. Remata: “¿Me preguntas de dónde saco esperanza? Esa es mi respuesta”. También la mía. @jorgegalindo
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