Una ley ganada a brazo partido
A pesar de todo siento que hoy nos despertamos a la idea de una sociedad más justa y más abierta
Estoy pasando estos días de fin de año muy al norte de Argentina, en una de las provincias más pobres y más postergadas. Aquí el sistema de salud pública es muy frágil; gran parte de la población vive por debajo del índice de pobreza, es decir con menos de lo mínimo, y además buena parte de esa población es indígena. A pesar de todo siento que hoy nos despertamos a la idea de una sociedad más justa y más abierta; que por una vez la iglesia (católica, evangélica) no pudo meter la cola y frenar una ley que nos permite a las mujeres y a las personas con capacidad de gestar decidir sobre nuestros cuerpos. Una ley que tuvimos que conquistar a fuerza de marchas, de salir a la calle, de exigir derechos, de alzar la voz. En 2018 sacamos al aborto del clóset: nuestras madres, abuelas, tías se animaron a decir que alguna vez habían abortado. Tenían la suerte de seguir vivas mientras que miles murieron y siguen muriendo a causa de prácticas clandestinas.
Esta es una ley ganada a brazo partido y me emociona pensar en las pioneras de la lucha, las compañeras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, y también muchas otras antes de ellas; en las adolescentes que abrazaron la causa en estos últimos años; en lxs niñxs que van a crecer en un país donde nadie más deberá recurrir a perchas, mejunjes caseros, agujas de tejer, ni curanderxs, ni médicxs con altísimos honorarios, para poder interrumpir un embarazo no deseado. Donde nadie más estará obligadx a parir si no quiere.
Por supuesto una ley tan resistida habrá que seguir acompañándola y exigiendo que se cumpla. Pero es ley. Aquella consigna #QueSeaLey o #SeráLey que nos sostuvo tanto tiempo se ha convertido por fin en un hermoso presente: #EslLey.
Selva Almada es escritora.
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