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Columna
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La imposición de la extrema derecha en Colombia

Sí en la izquierda y el centro llueve, en la derecha no escampa. Será un año determinante el 2021, pero la pregunta central es cómo hará Álvaro Uribe para imponer a su hijo sin que la coalición explote

Ariel Ávila
El expresidente colombiano, Álvaro Uribe, en una imagen de archivo.
El expresidente colombiano, Álvaro Uribe, en una imagen de archivo.Fernando Vergara (AP)

Tres situaciones se han dado en los últimos días que avizoran un gran conflicto en la extrema derecha. Lo primero es que, cada día toma más fuerza en el partido de Gobierno, el Centro Democrático, la idea de que el hijo del expresidente Uribe sea candidato presidencial. Tomás Uribe comenzó a sonar desde hace unas cuatro semanas. En su momento se dijo que era una estrategia el expresidente para que su hijo, quién no ha hecho nada en política, pudiera encabezar la lista de senadores del partido. Como se sabe, actualmente, tienen 19 escaños y las proyecciones hablan de una caída que podría llegar hasta los 10 senadores. La única forma de evitar dicho colapso y, al menos, aspirar a 13 senadores es, según Uribe, que su hijo encabece la lista a senado.

Con el paso de los días, las opciones de la extrema derecha para las presidenciales se han ido desdibujando. Para el caso del Carlos Holmes Trujillo o Rafael Nieto, los números, sencillamente, no dan. Las opciones de afuera del Centro Democrático no convencen: por un lado, el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quién arrancó marcando bien en las encuestas se ha estancado y todo indica que los números tampoco alcanzan. Desde la Costa Atlántica está Alejandro Char, pero hay mucho temor en la derecha de que le salten procesos judiciales una vez comience a marcar en las encuestas. Obviamente, el expresidente, ante el desespero por sus múltiples procesos judiciales, mira a su hijo como carta de salvación. Las fuentes indican que Álvaro Uribe sabe que es un riesgo.

El tema con la candidatura de Tomás es que afecta la fila de candidatos que había en el partido para ser candidato las presidenciales. Literalmente, hace implosionar tanto al partido como podría hacer lo mismo en la coalición de toda la derecha. Algunos precandidatos lo pensarán mucho antes de competir en una consulta con dichos niveles de desigualdad.

Lo segundo que ha sucedido fue una entrevista del presidente Duque sobre la percepción de su Gobierno y de los espectros ideológicos. El presidente dijo ser de “extremo” centro y, además, manifestó que la extrema derecha no le perdonó haber ganado. Dicha declaración tuvo dos efectos. Para algunos purasangre del uribismo, que calificaron esa declaración como un caso de “uribismo vergonzante”, fue una bofetada a la extrema derecha. El otro efecto fue para la mayoría del país que, sencillamente, no le creen y, sobre todo, no entienden como alguien niega lo obvio. Es decir, quedó mal con su militancia y el resto del país no le cree. Tal vez, en lo único que Duque ha sido eficiente es en que ha gobernado con principios de la extrema derecha: le encanta legislar por decreto, descalifica y desconoce pronunciamientos judiciales y nomina amigos en órganos independientes afectando el equilibrio de poderes. En fin, todo lo que hace la extrema derecha.

La separación entre Uribe y Duque es imposible, pero las grietas en la relación son más que evidentes. Por un lado, el expresidente Uribe siente que Duque ha cometido muchos errores y que su Gobierno es bastante deficiente. Por otro lado, el presidente Duque piensa que el fanatismo de su partido lo ha llevado a cometer errores que han costado bastante. Al final, la crisis en la popularidad del presidente Duque comienza a crear fisuras en el Centro Democrático.

El último hecho se refiere al aumento acelerado de los casos de contagio y muertes del nuevo coronavirus. Del optimismo que se respiró los últimos dos o tres meses queda poco. Han comenzado, nuevamente, restricciones en varias zonas del país y se prevé que para finales del mes de enero podría llegar, en varias ciudades, el segundo pico. El golpe económico será demoledor y la recuperación tardará bastante más tiempo del previsto. Así las cosas, las elecciones nacionales del 2022 se llevarán a cabo en medio de una profunda crisis y, posiblemente, en medio de restricciones.

Sí en la izquierda y el centro llueve, en la derecha no escampa. Será un año determinante el 2021, pero la pregunta central será es hará Álvaro Uribe para imponer a su hijo sin que la coalición explote

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