La metáfora es la enfermedad
Las batallas políticas son también guerras del lenguaje. La pandemia obliga a buscar nuevos nombres para cosas viejas y viejos nombres para cosas nuevas
Las batallas políticas son también guerras del lenguaje. La pandemia obliga a buscar nuevos nombres para cosas viejas y viejos nombres para cosas nuevas. Hay ambigüedades, como el borroso concepto de allegados o la creación dadaísta de la cabalgata estática; eufemismos y una inflación léxica que indica la devaluación de las palabras. Un ejemplo que incluye varios de esos elementos es la sustitución de “toque de queda” por “restricción a la movilidad nocturna”.
Los nombres elegidos muestran unas cosas y ocultan otras. Inmersión lingüística significa exclusión del castellano. Es asimétrico: una gran minoría aprende en su lengua materna. Echas al agua a algunos; otros llevaban tiempo nadando.
El nacionalismo catalán vive de una sinécdoque: una parte, la nacionalista, es toda Cataluña; sus reivindicaciones se presentan como las de todos los catalanes. Ha sido extraordinariamente eficaz. Esta semana, Isabel Díaz Ayuso hacía una operación opuesta: el nombre del hospital que ha inaugurado designaba el coste, y se convertía en una unidad de medida, que le permitía comparar el gasto del hospital con el de las estructuras de propaganda impulsadas por la Generalitat.
El PSOE celebró la aprobación de los Presupuestos gracias a “188 votos valientes y patriotas”, mientras que la ultraderecha y las derechas se quedaban “en la esquina”. El patriotismo de ERC, PDeCAT y Bildu es un concepto interesante, pero es más desconcertante lo físico: 150 votos son por lo menos un chaflán.
Una de las herramientas preferidas del populismo, explica José Luis Villacañas, es la catacresis: una figura retórica que menciona una realidad para la que no tenemos una expresión literal mediante una metáfora, como la pata de la silla. A veces hay una competición entre significados. Hablamos del cordón sanitario a los extremistas; la pandemia nos hace recuperar el sentido literal. O conocemos la inexactitud de una metáfora, pero su expresividad se impone: el dumping fiscal. Escribiendo sobre esa polémica, Ferran Caballero ha explicado que lo que le interesa a Esquerra es que se la entienda de forma literal o metafórica según le convenga: como en el procés. A veces, observa Cynthia Ozick, la metáfora universaliza: hace comprensible la experiencia de los demás. Pero otras veces se convierte en un sustituto del pensamiento: un tópico que nos impide ver la realidad. Y otras es un truco que nos permite huir cuando hemos ido demasiado lejos, pero no lo suficiente. @gascondaniel
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