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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cuando el barco se hunde

La imagen del presidente Iván Duque y la del expresidente Uribe están atadas. El uribismo está en sus peores números

Ariel Ávila
El expresidente colombiano Álvaro Uribe lee un comunicado sobre las investigaciones que enfrenta en la justicia.
El expresidente colombiano Álvaro Uribe lee un comunicado sobre las investigaciones que enfrenta en la justicia.

El trino escrito por el expresidente Álvaro Uribe el pasado 12 de noviembre refleja la actual situación del uribismo: “el deterioro de mi reputación, que reconozco y me entristece, no me aparta de pensar en el presente y en el futuro de Colombia”. No era para menos, en cuestión de pocos días salieron dos encuestas. La primera fue la de Invamer, en la que se hacen tres preguntas centrales para entender el panorama político colombiano. Por un lado, si cree que Colombia va mejorando o empeorando: el 74% cree que va empeorando y el 16% mejorando. También se preguntó si aprobaba o desaprobaba la gestión del presidente Iván Duque: el 61% desaprueba y el 31% aprueba. Por último, la imagen de Uribe quedó en 61% negativa y en un 30% positiva. El uribismo está en sus peores números.

Días después salió el Panel de opinión, una encuesta realizada a los líderes de opinión del país, ya sean sociales, políticos o líderes económicos. También en esta encuesta hay sorpresas. El presidente Iván Duque sale entre los peor evaluados en la gestión de la pandemia de la covid-19. En la evaluación de país sale mal calificado el Gobierno. En todo se encuentra por debajo del 50%.

Se concluyen, al menos, tres cosas. Por un lado, el repunte del Gobierno y del uribismo con la pandemia del nuevo coronavirus y el proceso judicial que llevó al expresidente Uribe por algunas semanas a la detención domiciliaria, fue un espejismo. Nuevamente, están en sus peores números. Todo indicaría que en el 2021 la situación no será muy diferente. De hecho, el expresidente dijo en una entrevista que el Gobierno debía mostrar un liderazgo más fuerte.

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Lo segundo que se puede concluir es que la imagen del presidente Iván Duque y del expresidente Uribe están atadas o unidas y, lo que afecta a uno, impacta al otro. Es una lógica en la cual no se sabe quién le hace más daño a quién. El presidente Duque sale mal calificado en todo, y para expertos y analistas Colombia está a punto de entrar en una crisis social, política, económica y de seguridad, una crisis generalizada, de la cuál no se tenía referencia hace más de 20 años. A la vez, la parte más joven de la población colombiana lejos está de ver a Álvaro Uribe como héroe nacional; de hecho, la narrativa social que se ha creado sobre él lo deja muy mal parado en temas de derechos humanos, corrupción e impunidad. Los múltiples procesos judiciales, algunos de ellos muy graves en materia de derechos humanos, y su estrategia de renunciar al Senado para evadir a la Corte Suprema, si bien lo dejo en libertad, le trajo un costo alto: una buena cantidad de colombianos lo ve como un hombre en la impunidad.

Lo tercero, y tal vez la conclusión más desoladora para el uribismo, es la percepción de los líderes de opinión sobre el mal camino que lleva el país. El uribismo planteó una ruta para las elecciones nacionales del 2022, plan que incluía un referendo para modificar la justicia, una campaña basada en el miedo con la lógica del neopopulismo, el fantasma de la izquierda radical, entre otras, y una lista a Senado encabezada por su hijo. Si bien inicialmente pareció dar buenos resultados, con el tiempo se ha diluido. La crisis económica del país, así como la crisis de seguridad, hacen pensar en un 2021 que será una pesadilla. El miedo al futuro ha sido reemplazado por el pánico al presente.

Al final, la mayoría de los colombianos llega a una conclusión dramática: El problema no es la crisis, el problema es que fue el uribismo el que llevó a Colombia a dicha crisis y no hay una oferta clara para salir de ella. No hay liderazgo, ideas o propuesta para sacar al país del abismo. Lo que se ve es que el uribismo acusa de ser de extrema izquierda a todo lo que lo critica, pero de ahí no pasa.

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