Estreno auspicioso
La positiva acogida de la primera emisión de bonos europeos en el marco de la crisis pandémica es una buena señal para la construcción de la UE
La acogida de los mercados a la primera emisión de eurobonos contra la recesión generada por la pandemia ha sido un éxito rotundo: la demanda (de 233.000 millones de euros) multiplicó por casi 14 la cuantía disponible (17.000 millones). Ese buen auspicio inicial del estreno ha tenido una digestión equiparable en los quince días posteriores a la operación: quienes compraron han mostrado su satisfacción; los que no pudieron, su confianza e intención de perseverar; y la dirigencia política y la comunidad financiera han considerado prometedora esa primera piedra.
Conviene subrayar que esta emisión no corresponde aún al esquema para financiar el plan de recuperación económica europea (de 750.0000 millones) sino a su prólogo, el programa SURE, por 100.000 millones, destinados a sufragar el reaseguro europeo de desempleo. De esa cantidad, se asignó a España algo más de la quinta parte, 21.000 millones, que servirán para afrontar en primer lugar el coste de los ERTE, principal mecanismo que ha impedido el contagio de la crisis económica a un desastre social. Un logro que además alivia extraordinariamente la presión presupuestaria en esta coyuntura adversa.
Por esas razones, y porque España fue uno de los grandes impulsores de ese respaldo común a los seguros de desempleo nacionales, sus ciudadanos tienen especial motivo de confianza. Aunque la causa próxima sea el triste récord del paro, crear mecanismos para combatir reveses de ese tipo es un logro significativo y tangible.
Desde una perspectiva europea global, el éxito de esta emisión confirma el sentido de la apuesta de lanzar un ambicioso paquete de relanzamiento. Verifica que hay en el mercado sobrados recursos financieros en busca de colocación. Demuestra que el uso prudente de la capacidad de endeudamiento para nada perjudica la máxima calificación de la UE, permitiendo financiar sus proyectos a muy bajo coste. Amplía el perímetro del mercado financiero continental con un activo seguro deseable, y deseado, por los inversores. Y ratifica que cuando Europa piensa y actúa en grande, obtiene resultados muy notables.
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