El depredador benévolo
En un piso del barrio de Salamanca, que imaginamos antiguo y cavernoso, Martin Vigil escribía cartas y tendía cebos a adolescentes, a quienes deslumbraba para abusar de ellos
En un piso del barrio de Salamanca, que imaginamos antiguo y cavernoso, Martin Vigil escribía cartas y tendía cebos a adolescentes, a quienes deslumbraba para abusar de ellos
Su trilogía sobre la Guerra Civil vendió seis millones de ejemplares
José María Gironella obtiene un accésit dotado con 10 millones de pesetas