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DONALD TRUMP
Columna
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La nueva derecha y sus discursos. Jemy

El capitalismo tardío se ha despojado de los discursos necesarios en los que necesitaba estar envuelto para poder ser digerido. Ahora surge descarnado

Donald Trump y Javier Milei en la gala del Instituto de Política 'America First', el 14 de noviembre de 2024 en Palm Beach, Florida.
Yásnaya Elena A. Gil

A veces pienso que este es el peor de los tiempos, sin que sea, a la vez, el mejor, como escribió Charles Dickens en el comienzo de esa maravillosa novela que es Historia de dos ciudades. Escucho las noticias, el genocidio, la guerra, la emergencia climática, la violencia sistemática. Pero pienso también que en el pasado las personas se enfrentaron a esta peculiar sensación que es estar en ese momento previo a la gran catástrofe, trato de entender el espíritu de los días que precedieron a los horrores de la Segunda Guerra Mundial y los comparo con lo que se avecina. ¿Habrán sentido esas personas esa misma urgencia de intentarlo todo para parar lo inevitable? ¿Habrán sentido esta impotencia?

Una guerra, soterrada para los ojos del desarrollo y del progreso, está siempre sucediendo, el horror como un río subterráneo que a veces brota en los periódicos cuando sus cauces, ocultos lo más posible, se desbordan. Cuando el horror toca la superficie, entonces la indignación se multiplica, pero hacen todo lo posible para que lo olvidemos, no para que el horror cese, hacen todo para que vuelva a convertirse en río soterrado.

Hasta hace poco, mantener las verdaderas consecuencias del sistema capitalista envueltas en un ropaje democrático anudadas con los principios del liberalismo era fundamental. Pero todo ha comenzado a cambiar, ahora los discursos que permanecían ocultos se utilizan como estrategias para conseguir votos. Las intenciones de un candidato como lo fue Javier Milei nunca fueron veladas ni envueltas en la defensa de los valores democráticos que postula que la diversidad de ideas es importante, Milei fue franco hasta el ridículo y aun así las personas votaron por él. Lo mismo sucedió con Donald Trump, nadie puede decir, sobre todo en esta segunda vuelta, que no se sabía qué es lo que pasaría. Todos los días receta al mundo dosis de shock que aceleran los procesos de la crisis. Me parece interesante cómo Javier Milei justifica las medidas proteccionistas de Donald Trump, al que admira, al mismo tiempo que se dice defensor del anarco-capitalismo. Escuchando a esos empresarios que han tomado el timón del Gobierno estadounidense, me queda claro que se han dado cuenta cómo el libre mercado que dicen adorar necesita la protección, de un modo o de otro, del aparato represor del Estado.

La nueva derecha que está tomando el poder en diferentes lugares del planeta está rompiendo el límite del espectro político. Los discursos, la violencia y las verdaderas intenciones fluyen en la superficie, esto los hace populares y les hace ganar elecciones. Podríamos decir que el capitalismo tardío se ha despojado de los discursos necesarios en los que necesitaba estar envuelto para poder ser digerido. Ahora surge descarnado, con un presidente prometiendo anexarse Groenlandia o invadir otros países. Lejanos quedaron los tiempos en los que era necesario mentir sobre armas de destrucción masiva o elaborar un complejo entramado discursivo en defensa de la democracia para justificar la invasión de otros países.

El extractivismo en esta última fase es más agresivo no solo en su ritmo y violencia, sino también en sus discursos. Los defensores de la democracia liberal se asombran de cómo van cayendo todas las máscaras que tan delicadamente habían tallado y se descubren los verdaderos rostros.

La emergencia climática hace que, a diferencia del pasado, las crisis inminentes que están comenzando a desarrollarse no solo sean crisis económicas o políticas, se trata de crisis civilizatorias que ponen en riesgo la vida de la humanidad, por lo mismo, no sabemos cuánto tiempo van a durar y no sabemos bien cómo hay que atravesarlas. Tal vez la única buena noticia es que, ya sin envoltorios discursivos, estamos viendo el fenómeno en su todo su crudeza y tal vez eso nos aliente a hacer los cambios radicales y colectivos que ya necesitamos.



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