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CLAUDIA SHEINBAUM
Tribuna
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Con Claudia Sheinbaum llegamos todas

Hoy México no solo está listo, sino que será gobernado por su primera mujer presidenta. Quedó demostrado que mientras más mujeres participamos en política, la agenda pública se transforma e incluye temas que los hombres no habían considerado

Claudia Sheinbaum en el Zócalo de Ciudad de México, en la madrugada del 3 de junio.
Claudia Sheinbaum en el Zócalo de Ciudad de México, en la madrugada del 3 de junio.Manuel Velasquez (Getty Images)

¿México está listo para una mujer Presidenta? A lo largo de 200 años de nuestra historia democrática (1824-2024) este cuestionamiento tuvo dos claros propósitos. El primero, reforzar la narrativa de la cultura machista dominante en nuestra sociedad y que no elegiríamos una mujer para tomar decisiones, porque se asumía que la política y los espacios de poder no eran para nosotras. El segundo era precisamente mantener el mito de que no había mexicanas capaces de tomar decisiones en un país tan complejo como el nuestro, porque se nos consideraba frágiles de carácter y demasiado emocionales.

Hoy México no solo está listo, sino que será gobernado por su primera mujer presidenta. Fue un camino lleno de obstáculos y resistencias, pero al ser la igualdad entre mujeres y hombres una de las metas prioritarias de este gobierno de la Cuarta Transformación, el trayecto se redujo y fue posible el sueño de tantas mujeres que lucharon por conquistar nuestro derecho a votar y ser votadas. Por eso era imposible pensar en el segundo piso de la transformación de nuestra vida pública sin una mujer al frente.

Porque en este gobierno apostamos por una auténtica revolución de las conciencias, por una profunda transformación social y cultural donde las mujeres estén en el centro de las prioridades. Por eso, como nunca hubo mujeres protagonistas desde un gabinete paritario y al frente de secretarías del poder Ejecutivo federal. Lo mismo desde el Congreso de la Unión, donde incluso se superó el 50% de representación de senadoras y diputadas. Igualmente tuvimos primeras presidentas del Banco de México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral, entre otros espacios conquistados.

Quedó demostrado que mientras más mujeres participamos en política, la agenda pública se transforma e incluye temas que los hombres no habían considerado. Así se construyó la ley para la igualdad entre mujeres y hombres, la ley de acceso a una vida libre de violencia, la reforma constitucional para la paridad en todo e instrumentos jurídicos como la tipificación del feminicidio como delito grave, la 3 de 3 contra personas agresoras y deudores alimentarios.

El principio de paridad política se elevó a rango constitucional, se ratificó el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las personas trabajadoras del hogar y el 190 sobre el trabajo libre de violencia y acoso. Principalmente, el tema de los cuidados se colocó en el interés nacional al grado que fue una bandera de las tres candidaturas presidenciales y esta semana se discute en la OIT la inclusión de la economía del cuidado en el marco del trabajo digno.

En el mismo sentido, hoy participan en la economía formal 3.5 millones de mujeres más que antes de la pandemia, se redujo en 3.3 puntos porcentuales la brecha salarial entre mujeres y hombres, el 58% de las personas beneficiarias de los programas sociales son mujeres y redujimos 36% la tasa de fecundidad en adolescentes. Todos estos temas forman parte de una amplia agenda feminista que no sería posible sin la participación de las mujeres y sin el compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien siempre ha sido un aliado de las causas de las mujeres.

Por todo esto me llena de orgullo felicitar a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien después de 65 presidentes, será la primera mujer en ocupar el máximo cargo de representación de nuestra nación. Y lo más importante: es una mujer de izquierda, sensible a las necesidades del pueblo, cercana a los movimientos sociales, con alta formación académica y que demostró saber gobernar en la Ciudad de México. Orgullo porque dimos este paso antes que democracias en apariencia más avanzadas, como la estadounidense, y porque ahora son ocho las mujeres latinoamericanas que han alcanzado este cargo.

Felicidades, compañera presidenta. Confiamos en que harás un excelente trabajo para consolidar el segundo piso de la transformación, donde las mujeres estarán al centro como agentes de cambio, reconstruyendo la paz y el tejido social desde el territorio y como líderes impulsando la economía nacional. Somos fruto de nuestras abuelas, de nuestras madres. Y vamos a ser ejemplo para nuestras hijas y nuestras nietas. Con Claudia llegamos todas, porque ahora sabemos que sí podemos lograrlo.

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