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Alemán, rapero: “Mientras los gringos sigan viniendo con sus dólares, no hay pedo”

El artista, uno de los máximos exponentes del rap en México, habla con EL PAÍS sobre ser un ‘rapero completo’

El rapero y compositor mexicano Alemán, el 13 de febrero en Ciudad de México.
El rapero y compositor mexicano Alemán, el 13 de febrero en Ciudad de México.Gladys Serrano
Joaquín Patiño

Donald Trump es presidente de Estados Unidos con una crisis migratoria en la frontera como telón de fondo. El mandatario culpa a su vecino del sur y alerta que es México el que tiene que resolver el problema. Es 2017. Es 2025. Parece como si en esos ocho años no hubiera cambiado nada, pero ha cambiado mucho. Prácticamente todo. Grandes exponentes de la música internacional han dedicado frases, rimas y canciones desde entonces para criticar a Trump. Sobre todo, en el rap y el hip hop, un género volátil que puede motivar a una persona a hacer ejercicio, salir de fiesta o reflexionar sobra la injusticia social, según dice el rapero mexicano Erick Raúl Alemán Ramírez (Cabo San Lucas, 34 años), conocido simplemente como Alemán. En la actualidad, es uno de los máximos exponentes mexicanos del género urbano y de momento no le importa mucho lo que pase con Estados Unidos. De hecho, comparte la filosofía de la gente de su península: “mientras los gringos sigan viniendo con sus dólares, no hay pedo”.

En 2016, Alemán debutó en la escena musical con dos discos de estudio que lo catapultaron al centro de la conversación, Pase de abordar y Rolemos otro. Con una gran influencia del rap que se produce en la costa oeste de Estados Unidos, el flow del mexicano era distinto a lo que en México se estaba acostumbrado. Gera Mx, otro importante rapero actual, atribuye el éxito de Alemán a sus rimas. El propio Alemán dice que fue gracias a la descomunal influencia de la cultura estadounidense. “Me empapé del maldito hip hop del westcoast”.

Su intención es ser un rapero completo. Reconoce que eso implica involucrarse también en la política, pero por ahora la prioridad es otra. “Con este último disco [Rich mafia vol 1], queríamos hacer algo para que la raza disfrute”, dice en plural. El álbum es una colaboración con Gera Mx, originario de San Luis Potosí y amigo íntimo de Alemán en la adolescencia, con quien cortó relación durante 10 años por malentendidos.

Salir de la zona de confort

Al nacido en Baja California Sur no le da miedo salirse de su zona de confort o escribir sobre temas que lo hagan sonar menos purista. “Es bueno entregar pinturitas. Hay artistas que no salen de lo mismo porque quieren demostrar siempre que son ese rapero estudiado. Está bien hacer un tema serio, pero no por hacer otra cosa, como reggaetón, va a demeritar todo su trabajo previo”, dice.

El último sencillo en el historial de Alemán es Te quería ver, una pieza precisamente de reggaetón, en la que colabora con Neton Vega, un cantante de corridos tumbados. Añade que ahora se encuentra trabajando con un productor de Ámsterdam llamado Cooking Soul, alguien a quien describe como el más purista del hip hop. “Cuando escuchó el tema me dijo, ‘esto va a ser un éxito’. El vato tiene la mente abierta”. Según el rapero, hace falta cambiar el chip. Pero, cuando se está demasiado cómodo, como con los gringos trayendo sus dólares a la península del noroeste, la motivación de hacer las cosas diferentes es casi nula. El mismo Alemán lo confiesa. “A mí me vale verga si sube o baja el dólar, ¿me entiendes?”, zanja entre risas, con una voz aguardentosa.

Muchas veces, el arte se usa como una herramienta para criticar el status quo, para denunciar violencia, racismo, xenofobia. En las últimas décadas, el rap y el hip hop encabezan la corriente que busca que el mundo mire, aunque sea muy breve, a quienes no son escuchados. El caso más reciente es el de Kendrick Lamar en el espectáculo del medio tiempo del Super Bowl LIX.

Algunos usuarios en X se quejaron del espectáculo de Lamar. Quizás no fue, precisamente, el más espectacular, pero sí el más político. El californiano le tiró a todo, al racismo, al clasismo, a seguir las reglas que medios del entretenimiento imponen. Tampoco perdió la oportunidad de tirarle a Donald Trump, quien se encontraba en el estadio.

En México, no existe un evento similar que sea visto por más de 133 millones de personas, como sucedió en este último. La fuerza que tiene el rap en Estados Unidos no se compara con la que posee en el resto del mundo. El género que más relevancia ha tenido en los últimos años es el de los corridos tumbados. Es, quizás, también el más político. Al rap le falta tramo para estar allí. Y le seguirá faltando mientras que al máximo exponente de las rimas y las barras no le importe mucho qué pasa con el dólar, con la presidenta o con los desaparecidos.

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Sobre la firma

Joaquín Patiño
Es periodista y redactor de tendencias en EL PAÍS México. Fue director creativo y coordinador de video de Branded Content en Cultura Colectiva.
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