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¿Qué se sabe hasta ahora de los microsismos en Ciudad de México?

Los temblores con epicentro en el poniente de la capital alertan a vecinos, autoridades y la comunidad científica en busca de respuestas sobre su origen y naturaleza

Mexicanos se dirigen a puntos de encuentro durante un simulacro de sismos realizado en Ciudad de México, el 19 de septiembre de 2024.
Mexicanos se dirigen a puntos de encuentro durante un simulacro de sismos realizado en Ciudad de México, el 19 de septiembre de 2024.Hector Guerrero
Alejandro I. López

Ocho microsismos han cimbrado el poniente y sur de la capital en menos de 24 horas. Se trata de un escenario similar al vivido en diciembre de 2023, cuando una serie de cinco temblores de hasta magnitud 3,0 en menos de una semana dejaron daños en ocho inmuebles de Mixcoac. Las sacudidas, breves pero intensas, han aumentado en frecuencia en los últimos años y disparado una serie de investigaciones científicas con el fin de dilucidar el origen de estos movimientos.

¿Qué es un microsismo?

Los microsismos son movimientos telúricos que tienen su epicentro en Ciudad de México y se caracterizan por su baja magnitud y profundidad. A diferencia de la mayoría de los temblores, los microsismos provocan una sacudida repentina pero enérgica, que se percibe más intensa mientras más cerca del epicentro y cede tras algunos segundos. Tampoco se pueden alertar, debido a que nacen y se diseminan en el subsuelo de la capital y no en la zona de subducción mexicana, en la costa del Pacífico, donde se producen los grandes sismos en territorio nacional y se concentran la mayoría de sensores que forman parte de la alerta sísmica.

En los últimos años, el aparente aumento en la frecuencia de los microsismos producidos en el poniente de la capital ha captado la atención pública en busca de respuestas. En mayo de 2023, más de una decena de microsismos percibidos en las alcaldías Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Benito Juárez y Coyoacán en menos de 24 horas fueron el punto de partida para poner en marcha al menos un par de investigaciones científicas al respecto.

La falla Plateros-Mixcoac y la primera investigación

En febrero de 2024, una investigación aún en curso del Instituto de Ingeniería de la UNAM identificó por primera vez la falla geológica Plateros-Mixcoac y deslizó una primera hipótesis al respecto: su reactivación podría ser una de las causas de los microsismos en la capital.

El estudio sugiere que algunos factores como la acumulación de tensión regional, el hundimiento del Valle de México y las recargas del acuífero podrían ser los efectos causantes de la reactivación de la falla y “originar esfuerzos capaces de inducir los temblores”. Los autores del estudio también localizaron de forma preliminar la falla Plateros-Mixcoac, que comienza en Lomas de Plateros, al poniente de Anillo Periférico y atraviesa tanto la Avenida Revolución como Circuito Interior.

Los autores explican que no existe evidencia suficiente para afirmar que ha habido un incremento en la actividad sísmica de la ciudad y tras un análisis histórico, coincidieron en que existen registros de los microsismos en la capital desde la década de los veinte que confirman sus dos características principales: ninguno de estos movimientos ha excedido de magnitud 4 y todos han sido consistentes en presentarse en epicentros cercanos a la superficie (entre uno y dos kilómetros de profundidad).

Un mapa con los epicentros de los sismos en Ciudad de México.
Un mapa con los epicentros de los sismos en Ciudad de México.INSTITUTO DE INGENIERÍA UNAM

Microsismos, una constante en Ciudad de México

“El Servicio Sismológico Nacional (SSN) existe desde 1910 y se tiene conocimiento de la ocurrencia de ese tipo de sismos con epicentro en la Ciudad de México desde 1928. Los registros indican que en los últimos 50 años, los microsismos más grandes han sido de alrededor de magnitud 4″, explica a este diario Raúl Valenzuela Wong, doctor en Sismología e investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que no participó en el estudio. De ahí que estos temblores, cuya energía liberada resulta mínima comparada con los grandes sismos que se producen en la costa del Pacífico, resulten imperceptibles en el oriente y norte de la capital.

Otra investigación en curso dirigida por los institutos de Geología y Geofísica de la UNAM ha lanzado una hipótesis relacionada con la falla Contreras, una fractura que corre a través de la Sierra de las Cruces, que marca el límite entre la cuenca de México y la de Toluca al oeste. De acuerdo con la doctora Claudia Arango Galván, líder del proyecto, es probable que los microsismos estén relacionados con el movimiento de la falla Contreras, pues el área donde han ocurrido coincide con una zona de transición, es decir, un área donde se encuentran los límites entre el suelo firme y blando que a su vez, coincide con el borde de la zona lacustre del Valle de México. Esta investigación, sin embargo, ha descartado que los microsismos sean producto de actividades humanas de construcción, la extracción de agua del subsuelo, la presencia de minas o la actividad volcánica propia del Popocatépetl. Ambas investigaciones coinciden en que es necesario aumentar la comprensión del subsuelo sobre el que se levanta la capital para entender la interacción entre las fallas y su comportamiento.

Así se producen los sismos en México

Los microsismos son un fenómeno marginal en el mapa sísmico del país, que a gran escala, reparte entre Michoacán, Guerrero y Oaxaca más del 80% de los terremotos que ocurren en territorio nacional. Se trata del área definida por los sismólogos como la zona de subducción mexicana que comprende la costa del Pacífico, desde el norte de Jalisco y hasta Chiapas. En esta región se producen los sismos más grandes y frecuentes en México y se caracterizan por una profundidad de entre 15 a 20 kilómetros, como el del 19 de septiembre de 1985 (magnitud 8,1), el del 19 de septiembre de 2022 (magnitud 7,7) y el más reciente, el de la tarde del 26 de septiembre de 2024 (magnitud 5,2), todos sin relación con los microsismos de la capital. También es la zona mejor monitoreada del país y el sitio elegido hace casi cuatro décadas para instalar el Sistema de alerta sísmica mexicano (Sasmex), que se puso en marcha tras el terremoto del 19 de septiembre de 1985, el más mortífero en la historia reciente del país. Mención aparte merecen los sismos intraplaca como los que sacudieron el sur y centro del país el 7 de septiembre (magnitud 8,2) y el 19 de septiembre de 2017 (7,1). Se trata de terremotos de profundidad entre 50 a 200 kilómetros tierra adentro que ocurren tras una ruptura al interior de la placa de Cocos, de ahí que sean menos frecuentes que los producidos en la zona de subducción y con un potencial destructivo mayor en edificios medianos y pequeños.

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Alejandro I. López
Es editor SEO en EL PAÍS México y América. Antes en National Geographic en español, Architectural Digest y Muy Interesante. Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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