Granizo, sequía y altas temperaturas: el precio del cilantro se sube por las nubes
El coste de este producto esencial en la gastronomía mexicana se ha incrementado a casi el triple en los cultivos de Puebla, Hidalgo y Nuevo León
Un hombre se queja ante el supervisor del área de frutas y verduras de un supermercado en la colonia del Valle de Ciudad de México, ya que van tres veces, en los últimos 14 días, que no ha podido conseguir cilantro. “Es que no está llegando”, se disculpa el empleado ante el comprador. En un puesto de tacos dentro del mercado Martínez de la Torre, en la colonia citadina de Guerrero, una mujer pide que sus tres de suadero sean “solo con verde, sin cebolla”. A lo que el taquero se excusa: “Discúlpeme, jefa. Solo tengo la verdura mezclada. El cilantro está carísimo”. Lo mismo en el mercado Moctezuma, en la colonia Venustiano Carranza. Una vendedora de hortalizas le dice a su compradora que el manojo que le está mostrando, un tanto marchito y amarillento, es todo lo que tiene y que si lo quiere, le costará 90 pesos, porque “apenas está llegando”.
En la capital, en el Estado de México y otras regiones como Puebla e Hidalgo, en el último mes se ha producido un encarecimiento y desabasto del cilantro, uno de los ingredientes más utilizados en la gastronomía mexicana, debido a factores como el granizo, la sequía y las altas temperaturas a las que ha estado sometido el país por las olas de calor registradas en las últimas semanas.
En los últimos 30 días, la producción de esta hierba proveniente de territorio poblano que se comercializa en la Central de Abasto en Iztapalapa, en Ciudad de México, ha incrementado el precio frecuente del manojo de 5 kilogramos de 130 a 450 pesos, según datos del Sistema de Información e Integración de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Economía. En el mercado de abasto de Ecatepec y en el de Toluca, la misma cantidad de producto subió de 130 a 320 y 350 pesos. El precio por kilogramo, que tenía un costo promedio de 19 pesos en abril, se elevó a 89 en este mes.
Puebla ocupa el primer lugar nacional en la producción de cilantro, con más de 47.000 toneladas al año, lo que marca una participación en el mercado de más del 40%. Otros grandes Estados productores son Baja California, con 18.000 toneladas, seguido de Aguascalientes y Sonora, cada uno con un poco más de 10.000 toneladas de producción.
Uno de los factores desencadenantes de la escasez, principalmente en Puebla, fueron las lluvias con granizo que se produjeron a finales del mes de abril y del mes de mayo, que de acuerdo con información de la Secretaría de Desarrollo Rural, afectaron a más de 200 hectáreas en cultivos de elote, chile miahuteco, ejote y brocoli, además del cilantro, con estimaciones preliminares de hasta un 60% de daños en los cultivos, según dieron a conocer representantes de la Confederación Nacional Campesina del Estado.
“Hay escasez porque se echó a perder esa cosecha. Sin embargo, su ventaja es que tiene un periodo de crecimiento de dos meses y en ese tiempo ya estaremos recuperando los niveles anteriores. Aunque hay algunos productores que ahorita prefieren esperarse a que se regularicen las lluvias para volver a sembrar”, explica Carlos Mateos, coordinador general de la ONG Por Nuestro Campo.
En otras regiones productoras como Hidalgo, donde el manojo de tres kilogramos oscilaba entre 50 y 80 pesos, ahora se comercializa en la central de abasto de Pachuca a 130 pesos. Esto debido a la sequía, que se encuentra en niveles de extremos a excepcionales, que impacta en pérdidas generalizadas de cultivos o pastos, ocasiona riesgo excepcional de incendios debido a la escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos. “Es probable una situación de emergencia por a la ausencia de agua”, explica el informe de Monitor de Sequía en México (MSM) publicado el 5 de junio.
En Puebla la situación es menos grave, pero no alentadora, ya que la intensidad de sequía va de moderada a severa, según el mismo documento del MSM. “El calor totalmente atípico y la sequía que llevamos sufriendo no nada más este año, sino los últimos tres, para la producción del cilantro ha estado muy intensa. Aunque gran parte de los productores tiene un sistema de riego de agua de pozo, de todas maneras, con este calor la hoja y el tallo amarillean o no aguantan el traslado hacia los centros de abasto. Ante la falta de agua y recursos, en Puebla han optado por no sembrar. Entonces hay menos área de cultivo y menos producción hasta que no vengan las lluvias”, comenta Mateos.
Donde los precios del cilantro se han triplicado en el último mes es en Nuevo León. En el mercado de abasto Estrella de San Nicolás de los Garza, la caja de cinco kilogramos que proviene del mismo Estado pasó de costar 160 a 600 pesos. Mientras que la cosecha proveniente de Puebla, que costaba 220, se incrementó hasta 850 o 900 pesos. En la región norteña predomina una intensidad de sequía de moderada a severa y una condición clasificada como “anormalmente seca”, según el documento del MSM.
“Se presenta al inicio o al final de un periodo de sequía. Al inicio de un periodo de sequía, debido a la sequedad de corto plazo, puede ocasionar el retraso de la siembra de los cultivos anuales, un limitado crecimiento de los cultivos o pastos y existe el riesgo de incendios. Cuando se presenta al final del período de sequía, puede persistir el déficit de agua y los cultivos pueden no recuperarse completamente”, especifica la clasificación de la intensidad de la sequía de acuerdo con el Monitor de Sequía de América del Norte.
Sin embargo, a pesar del desabasto y encarecimiento de este producto, Mateos no califica la situación como una emergencia por lo anteriormente expuesto. “Es un tema pasajero y derivado de unas circunstancias excepcionales”, precisa. Sin embargo, hace hincapié en que el cambio climático es un factor a tomar en cuenta y que debería ser evaluado y considerado por la nueva Administración que tomará posesión en septiembre. Afirma que ha existido diálogo tanto con los productores como con organizaciones y el mismo Consejo Nacional Agropecuario para abordar una de las más grandes preocupaciones de los próximos años, como es el manejo del agua.
“Lo que estamos solicitando es que por lo menos se duplique la inversión de infraestructura hídrica, porque no es nada más construir presas o ductos. También necesitamos ayudar a los pequeños y medianos productores que no han tenido acceso a la tecnología de riego a utilizarla. ¿Por qué? Porque se pierde mucha agua con el riego tradicional, que se llama el agua robada, que nada más le abres a la válvula, dejas inundar cada canal y ahí se desperdicia mucha. Es un tema muy complejo que sin duda no tiene una solución inmediata, pero creemos que hay que empezar a trabajar ya. No podemos dar más vuelta al asunto”, concluye el coordinador general de Por Nuestro Campo.
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