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De Guatemala a Perú, Santillana lanza un programa para reducir la brecha de género educativa

Las mujeres indígenas y rurales son las que registran los niveles más altos de analfabetismo y de abandono escolar, según un informe de la fundación Entreculturas

María Julia Castañeda
#VoyaSer escuela en Perú día de la mujer
Un grupo de niños en un salón de clases cerca del Río Marañón, en la Amazonia peruana.Avalon (Universal Images Group via Getty)

En el Amazonas peruano, hay niñas que tienen que caminar cuatro días para llegar a la escuela. Ese es quizás el último de los obstáculos a los que se enfrentan, una y otra vez, para poder estudiar. No obstante, muchas de ellas se quedan en el camino. Para acortar las brechas y reducir las desigualdades que la pandemia no ha hecho más que agudizar, Santillana en alianza con la fundación Entreculturas y la organización Fe y Alegría, han lanzado este martes el programa #VoyaSer, dirigido a alumnas en riesgo de exclusión en Latinoamérica.

El objetivo del proyecto es acompañar a las estudiantes durante el último año de la secundaria, ayudándolas a completar la educación obligatoria, y así, combatir el abandono escolar y reducir la brecha digital y la desigualdad. Según destaca la directora corporativa de Comunicación y Sostenibilidad de Santillana, Rosa Junquera, el propósito es “ayudar a que las niñas beneficiarias puedan llegar a ser lo que quieren y merecen ser”. “Este proyecto nace de la convicción de que la educación puede transformar la vida de las personas”, comenta.

Más de 3,1 millones de estudiantes en América Latina y el Caribe están en riesgo de abandonar definitivamente la escuela, de acuerdo con la UNESCO. Esta deserción se produce de manera significativa en la secundaria alta. Las mujeres indígenas y rurales son las que registran los niveles más altos de analfabetismo y de abandono escolar, así como tasas mucho más bajas de finalización escolar, —independientemente de la edad y la zona geográfica, que sus pares hombres—, según advierte el Informe Rojo de Entreculturas.

“Urge abordar la desigualdad de género, profundamente arraigada, que provoca la violencia hacia las niñas”, resalta el vicepresidente de la fundación, Daniel Villanueva. “Las niñas tienen derecho a una infancia en igualdad de oportunidades, libre de miedos, de amenazas y agresiones”, insiste. Por lo que, la escuela debe de ser un espacio seguro en donde las niñas reciban una educación de calidad, integral e inclusiva. “Como compañía educativa tenemos la responsabilidad de ser un agente de transformación social y desarrollar iniciativas que generen impacto positivo, contribuyendo a una sociedad más sostenible e inclusiva”, añade Junquera.

El programa consta de cuatro ejes: educativo, tecnológico, socioemocional y económico. El primero incluye contenidos y recursos pedagógicos de Santillana. El segundo consiste en proporcionar a niñas y docentes formación en habilidades digitales básicas y en proveer a los centros educativos de conectividad y computadoras. El eje social incide en el desarrollo socioemocional de las estudiantes a través de un curso creado por BeJob. Mientras que el eje económico proporciona becas de estudio para cubrir gastos de matrícula, material y manutención, según detalla la compañía en un comunicado.

En su primera edición, el programa se implementará en los centros educativos de Guatemala y Perú en beneficio “de niñas indígenas con alto potencial de aprendizaje para convertirse en referentes de su comunidad”. En concreto, el proyecto acompañará a 150 niñas y, también, a 52 docentes de los centros La Casa del Saber, en Santa Lucía La Reforma, Totonicapán (Guatemala), y el Colegio Fe y Alegría nº 62 San José de Chiriaco, en el distrito de Imaza (Perú). “Se trata de dos centros educativos de Fe y Alegría donde la ayuda es especialmente necesaria, al encontrarse en zonas con altos niveles de pobreza y desigualdad: en Totonicapán, 9 de cada 10 personas indígenas vive en situación de pobreza”, detalla.

En el caso de Imaza, el número de años de escolaridad de la población se encuentra por debajo del promedio nacional. “En nuestro colegio estudian 312 niñas indígenas (huambisas y awajunes), de 114 comunidades. Algunas tienen que caminar hasta 4 días para llegar a la escuela”, narra la directora del Colegio San José de Chiriaco, María Jesús Laorden.

El director general de Santillana Perú, Fernando Estévez, añade que “el proyecto se desarrolla en una zona de la Amazonía peruana donde la realidad de género y socioeconómica es muy profunda”. “En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 hemos procurado un programa que justamente atienda a esta brecha”, asegura. Por su parte, Luis Alonso, director general de Santillana Centroamérica Norte destaca que las beneficiarias “son niñas que normalmente viven en comunidades aisladas, lejos de sus centros educativos, en situaciones familiares y sociales difíciles”.

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María Julia Castañeda
Redactora en EL PAÍS México. Enfocada en contar historias con perspectiva de género. Es graduada en Periodismo por el Tecnológico de Monterrey y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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