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¿Qué es una ‘baby planner’? La nueva figura que ayuda a evitar los errores típicos de una madre primeriza

La asesora personal Belén Marinone prepara el que será su primer libro, ‘Nace una mamá. 12 claves para planificar la llegada de un bebé’, e incide en que la buena información es esencial para que la mujer viva su primera maternidad en plenitud

Una mujer sostiene a un bebé recién nacido.
Una mujer sostiene a un bebé recién nacido.FatCamera (Getty Images)

CEn cuanto una mujer se queda embarazada por primera vez, su vida cambia drásticamente. Las emociones se ponen a flor de piel. Unas sienten una alegría infinita; otras, sorprendidas por la noticia, descubren sentimientos como el miedo o la ansiedad por no saber cómo será su vida a partir de ahora; y, en ocasiones, esos sentimientos se mezclan. Sea como sea, se haya deseado y buscado ese embarazo o haya llegado sin pensarlo mucho, a partir de ese momento comienza una nueva experiencia para la mujer. En este proceso de cambio llegan las inevitables incertidumbres y muchas se siente solas, sin saber a quién recurrir. Durante la gestación no solamente se atienden las rutinarias visitas a la matrona y al ginecólogo, también surgen dudas que pueden generar cierto estrés, sobre todo en las madres primerizas, porque no saben por dónde empezar a planificar la llegada de su bebé.

Siempre se dice que cuando nace un niño, nace una madre. Belén Marinone (Buenos Aires, 37 años, 12 asentada en España), autora de Nace una mamá. 12 claves para planificar la llegada de un bebé (que se publicará el próximo mes de junio) y experta en lactancia materna, es la responsable de la creación de un servicio pionero en España que se llama baby planner. “El mismo trabajo que encargamos a una wedding planner lo hago yo con las futuras madres”, resume, gráficamente. “La idea surgió cuando tuve a mi primera hija. Fue comencé a darme cuenta de que muchas mujeres están muy perdidas en muchísimas cuestiones que una matrona o un ginecólogo no puede resolver y que a veces el exceso de información hace que se sientan peor aún”, explica.

“Luego están”, prosigue, “muchas interferencias de consejos no pedidos de madres, suegras, amigas, cuñadas y opinólogas en general, que más de una vez hacen sentir a la madre confusa, o lo que es peor, culpable”. Por ejemplo, según cita, decisiones sobre la lactancia o la crianza, cuestiones íntimas y personales que siempre, no falla, cuentan con la opinión de alguien: “Opiniones que nos hacen dudar si hacemos o no lo correcto”. Por ello Marinone, en su trabajo, las acompaña de forma personalizada y sin juzgar, escuchándolas y guiándolas según sus necesidades para que puedan llegar a los profesionales correctos y resolver cada duda o situación que tengan.

Tras la sorpresa de la noticia, llega un momento en el que la madre se acostumbra a estar embarazada, “se siente mejor, la barriga ha empezado a crecer y la felicitan al verla”, prosigue Marinone. “Pero, según mi experiencia, siempre hay un día en el que a casi todas, de repente, les entra el pánico, la tripa se hace un nudo y empiezan a pensar: ‘El bebé va a nacer y no tengo nada, pensé ya en el cochecito o la cuna, ¿pero qué más necesito? ¡Yo no sé de bebés! ¿Cómo voy a hacerlo?”. Según explica, este es el momento en el que la futura madre empieza a investigar, a leer, a preguntar a las mamás que tiene a su alrededor y es cuando, “por no saber planificar, puede cometer algunos errores que en realidad son fáciles de evitar”. Marinone enumera siete de ellos.

Los siete errores típicos que comete una madre primeriza

  1. No personalizar sus propias necesidades: como no conoce este nuevo mundo, a la hora de comprar un producto o hasta escoger un método de crianza, una madre primeriza suele dejarse llevar por las recomendaciones de otras personas, de sus propias amigas, o hasta de quienes venden o promocionan ese producto o esa forma de crianza, pero lo hacen sin reflexionar si realmente es para ellas y por qué.
  2. Gastar mucho dinero: la madre primeriza quiere ofrecer lo mejor a su bebé, y suele invertir muchísimo dinero en productos o versiones de productos —la última generación, la más top— que no necesita. A veces, también pasa que toma la decisión contraria: al principio no compra por no anticiparse y al final termina comprando de urgencia y pagando de más.
  3. No indagar más allá de lo conocido: Muchos consejos como “No te preocupes, que aprenderás sobre la marcha” pueden hacer mella y así se puede perder la posibilidad de conocer opciones expertas, de dominar mejor ciertos temas —desarrollo del bebé, servicios destinados a la crianza, etc—, que las pueden hacer sentirse seguras de que eligen los mejor para ella y su bebé.
  4. No tener un plan B: con el parto es el ejemplo más claro, pero también hay otro tipo de decisiones que suelen tomar las primerizas sin plan B. Planifican, por ejemplo, un plan de parto estupendo y bien completo y, sin embargo, no conversan con los profesionales médicos acerca de los procesos de una cesárea, de las posibles razones a la hora de tomar de decisión, de lo que conlleva ese cambio de planes. Cuando el plan A no pudo ser, salen de la clínica no solo frustradas por no haber podido tener el parto deseado, sino también inseguras de todo el proceso que han vivido.
  5. Hacer caso de los mandatos familiares y las ideas preconcebidas: también no suelen cuestionarse ciertas decisiones, simplemente, porque “en casa se ha hecho toda la vida así” o porque “mi madre me ha dicho que así es mejor” o porque “así lo he aprendido de pequeña”. No se paran a pensar si realmente es lo que desean, simplemente se dejan llevar.
  6. No preparar emocionalmente el inicio de la maternidad: la sociedad sigue transmitiendo la idea de que la maternidad es maravillosa y que solamente, por ejemplo, las madres sentirán cansancio, pero durante el embarazo no se toman el tiempo de indagar, de conocer acerca de lo que sería esperable, de lo que pueden llegar a experimentar y menos aún de cómo resolverlo. Y no solo no se preparan ellas, sino que tampoco están listos la pareja y la familia cercana para qué sepan, cómo ayudar o qué hacer.
  7. Creer que el instinto maternal nace con el bebé y que de un momento para otro toda mujer aprende a ser mamá: el tan trillado instinto espontáneo no ayuda en este caso. Transmitir ese mensaje no genera confianza porque al final se llega a casa con un bebé, pero aún no se sabe cómo ser madre. No se sabe por qué llora, como calmarlo, si tiene hambre, frío o sueño o qué necesita, y el problema es que se supone que sí se debería saber hacer todo eso, por tanto, aparece la culpa, la inseguridad y esa sensación de “no lo estoy haciendo bien”.
Belén Marinone prepara lo que será su primer libro ‘Nace una mamá. 12 claves para planificar la llegada de un bebé’.
Belén Marinone prepara lo que será su primer libro ‘Nace una mamá. 12 claves para planificar la llegada de un bebé’.

Para no cometer estos errores, el objetivo es que una mamá primeriza descubra durante su embarazo—ahora que tiene tiempo y mucho interés en aprender— todo aquello que le permita entrar a la maternidad de forma consciente. “Mi trabajo es que conozcan las diferentes alternativas, que pongan a prueba sus ideas preconcebidas, indaguen sobre opciones nuevas y se informen mucho”, explica Marinone. Las mujeres tienen que “pensar, conversar y consensuar en pareja, si la tienen, cada una de las decisiones que van a determinar esa maternidad”: “En definitiva, todas esas decisiones que serán propias de esa familia en particular, más allá de cualquier decisión de externos, sean familiares o amigos”.

Para la experta, una futura mamá que planifica, prepara y gestiona su maternidad desde el embarazo se sentirá segura de sí misma, tranquila de lo que vendrá y preparada para descubrirse en ese nuevo rol. “Una mamá que planifica será una mamá empoderada para comenzar su maternidad”, afirma Belén Marinone.

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