Mi hijo es sonámbulo, ¿debo preocuparme?
Entre un 15% y un 40 % de los niños presenta estos episodios, durante los cuales conviene no despertarles ni interactuar con ellos
El sonambulismo es el trastorno del sueño más habitual en los niños entre tres y 15 años. Entre un 15% y un 40% de la población infantil tiene estos episodios que suelen ser hereditarios y más comunes en las niñas. Pero, ¿es motivo de preocupación el hecho de que un niño sea sonámbulo? De entrada, explica Irene Martínez, neuropediatra del Hospital Quirónsalud de Toledo, conviene descartar “otras enfermedades como la epilepsia y, una vez hecho, se considera el sonambulismo como un proceso benigno que suele remitir de manera espontánea, aunque se puede mantener durante toda la infancia e incluso hasta la edad adulta. No obstante, durante el registro de la actividad cerebral en el episodio de sonambulismo no se ha comprobado que se produzca un despertar completo, aunque lo parezca, por lo que se deduce que el niño tiene una buena calidad de sueño”.
¿Cómo se comporta un niño sonámbulo?
Cuando un niño tiene un episodio de sonambulismo puede presentar diferentes conductas mientras duerme, sin ser totalmente consciente de la situación, como “levantarse de la cama, caminar, correr o, incluso, tareas más complejas, como abrir puertas cerradas con llave, sacar alimentos de la nevera, comer, bajar escaleras y salir de casa o al balcón. Durante ese tiempo, el niño mantiene los ojos abiertos, puede murmurar o decir cosas ininteligibles o carentes de sentido y resulta difícil despertarle, además, raramente recuerda lo sucedido al día siguiente”, explica Martínez.
Diferencia entre pesadillas y sonambulismo
Las pesadillas son diferentes a los episodios de sonambulismo. Las primeras ocurren durante “la fase del sueño más profundo, alrededor de una o dos horas después de que el niño se haya dormido, se produce movimiento, como caminar, y no recuerda lo sucedido. En el caso de las pesadillas, no suele haber actividad física, pero sí sudoración y taquicardia, además de que el niño suele recordar lo que ha soñado”, añade la neuropediatra, que hace varias recomendaciones sobre cómo actuar cuando el niño experimenta un episodio de sonambulismo, como:
- Velar por la seguridad del niño para que no se haga daño o hiera a terceros durante el episodio de sonambulismo.
- Conducirle de vuelta a la cama.
- Evitar despertarle e interactuar.
- Permanecer a su lado en silencio, para velar por su seguridad.
Reducir los episodios de sonambulismo en los niños
La manera de ayudar a reducir los momentos de noctambulismo en los pequeños pasa por mejorar la higiene del sueño con pautas como, dormir las horas suficientes y mantener un horario regular de sueño. Conviene tener en cuenta que “la falta de sueño crónica y el consumo de grasas en la cena aumentan la probabilidad de que se presenten durante el descanso nocturnos las llamadas parasomnias o trastornos del sueño, como el sonambulismo. También, es aconsejable evitar ver la televisión o el uso de las pantallas, ya que la exposición lumínica inhibe la producción de melatonina, la hormona que propicia el sueño”, indica Zaida Moreno, neuropsicóloga del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y del Instituto Psicoeducativo ELEA.
Cuándo es recomendable consultar al especialista por el sonambulismo infantil
Si el sonambulismo del niño ocurre con poca frecuencia, “como una o dos veces al mes o se produce por situaciones, como tener fiebre, en general, no serán necesarias pruebas complementarias. Se precisaría una evaluación, en caso de que el niño presente otras circunstancias, como que ronque por la noche, tenga enuresis nocturna, mucho sueño por el día o los episodios de sonambulismo sean muy frecuentes o se repitan durante la misma noche”, aclara Elena Martínez, neuropediatra del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, coordinadora del Grupo de Trabajo de Sueño de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica.
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