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Así afecta la falta de sueño a la crianza

Cuando llega un bebé a casa, el cansancio de los padres por su cuidado puede generar irritabilidad, ansiedad o tristeza, entre otros síntomas. El reparto equitativo de las tareas con la crianza de los hijos es uno de los planteamientos que más puede favorecer el descanso

Padres agotados.
Padres agotados.Noel Hendrickson (Getty Images)

La falta de sueño reparador es un clásico asociado a la crianza de los hijos, sobre todo cuando los niños tienen menos de dos años. Pero, ¿cómo les afecta a los padres la carencia de descanso y la reducción de su espacio personal? Dormir pocas horas para atender las demandas de cuidado de los hijos, puede ir asociado al hecho de que los padres descuiden su bienestar físico, olviden sus aficiones o aparquen su vida social. “Muchas mamás con bebés comentan que apenas tienen tiempo para sí mismas y que restringen sus relaciones sociales y aficiones, descuidando incluso su dieta y actividad física”, explica Silvia Arcas, psicóloga especialista en niños y adolescentes. “Las repercusiones de la falta de sueño”, prosigue la experta, “en una persona que descuida así su salud y su necesario esparcimiento emocional son todavía más negativas para su salud. Todo ello podría degenerar en cansancio, irritabilidad, ansiedad, sentimientos de tristeza, impotencia por la percepción subjetiva de que no se disponen de los recursos para hacer frente a la situación y, en los casos más extremos, depresión”.

Ciertas situaciones pueden complicar el estado físico, emocional y psicológico de los padres que carecen del descanso que precisan, debido a las demandas de tiempo y atención que implica la crianza de los hijos. Como en el caso de que “la mamá o el niño tengan un temperamento más ansioso o alguno de ellos tenga problemas de salud. También influye el hecho de que la madre se encuentre sola en el ejercicio de las labores de crianza o esté poco apoyada por el padre”, sostiene Arcas. Otras preocupaciones que pueden interferir de forma negativa con el ansiado descanso reparador son los problemas económicos o laborales: “Así como tener más hijos menores a cargo, que los padres sean primerizos o tengan dificultades conyugales, que son frecuentes, cuando los progenitores están sometidos a un estrés continuo. Conviene mantener la perspectiva de que, aunque cuando el niño duerma más horas por la noche, durante el día estará más activo y necesitará más supervisión y atención por parte de los padres. De manera que, la situación no deja de ser agotadora cuando el bebé tiene más de seis meses, porque aunque los progenitores puedan dormir más tiempo seguido, tendrán que estar más activos de día, lo que puede provocar que acaben más exhaustos y cansados”, añade Arcas.

Cómo minimizar la influencia de la falta de descanso en el bienestar de los padres

El reparto equitativo de las tareas con la crianza de los hijos es uno de los planteamientos que más puede favorecer el descanso, sobre todo, de la madre durante los primeros meses de vida del bebé. “Aunque, el pequeño se alimente con lactancia materna, la mamá puede extraer la leche, que el papá administrará con biberón en algunas tomas diurnas o nocturnas, de manera que se puedan repartir los turnos. Muchos padres se implican activamente en el cuidado de sus hijos y en la realización de tareas domésticas, por lo que favorecen el descanso materno, al tiempo que fortalecen el vínculo no solo con su hijo, sino también con su pareja, que se siente cuidada y apoyada. Si hay más hijos, la atención exclusiva del padre sobre ellos minimiza la posibilidad de que se sientan excluidos o desarrollen celos y otorga un espacio privilegiado para que la mamá se vincule plácidamente con su bebé. La intervención del padre, durante esta fase, es importantísima y puede ser una oportunidad de oro para crear una relación más especial con el resto de sus hijos”, argumenta Arcas.

Apostar por la flexibilidad y huir de la rigidez o el perfeccionismo, ayuda a gestionar a los padres la fase de la crianza que implica renunciar aparte de su tiempo personal y descanso. Por ello, conviene “descartar las expectativas desmesuradas y poco realistas y aprender a establecer prioridades. Lo más importante para el bienestar de los padres en esta etapa del crecimiento de sus hijos es una buena alimentación, el descanso y los vínculos de calidad. Lo secundario es el cesto con toneladas de ropa sin planchar. Si el pequeño duerme, es momento de echar una siestecilla, escuchar música, tomar un tentempié, leer un libro, pasear o tener una conversación agradable. Lo demás, puede esperar. También es conveniente establecer unas rutinas claras y estables en cuanto a cuestiones cotidianas del cuidado del niño, como la hora de la comida, del paseo, el juego o el baño para que los niños diferencien mejor entre la actividad del día y el descanso durante la noche”, concluye la psicóloga.

Sentimientos de culpa y rechazo de los padres

Resulta habitual que, cuando los padres están sobrepasados por la crianza de sus hijos y carecen del descanso que necesitan, el agotamiento pueda hacer aflorar sentimientos de culpa por su rol como progenitores e, incluso, de rechazo hacia el niño. Por ello, conviene recordar que “cuando se tiene un hijo cambia toda la dinámica familiar y desde el principio es aconsejable generar un apego seguro en el vínculo del niño con sus padres para favorecer su independencia. Hay que recordar que no importa la cantidad de tiempo que se dedica a los hijos sino la calidad. Tienen más valor 15 minutos dedicados al niño plenamente que horas, pero de manera dispersa y sin una total atención”, aconseja Evelyn Cano, pedagoga, psicóloga y responsable del Proyecto Abrazo.

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