Andrea Ros, actriz y divulgadora perinatal: “Si hubiera más matronas, habría menos violencia obstétrica, menos depresión y más madres felices”
La también escritora publica su segundo libro, ‘Comadres’, un ensayo en el que reflexiona sobre la importancia de ser madre en compañía de otras mujeres

Andrea Ros (32 años, Barcelona) es actriz y divulgadora perinatal, además de madre de dos niños, de 5 y 7 años. Lleva casi 10 años dedicada a la divulgación sobre maternidad, en redes sociales como @madremente —en Instagram cuenta con 235.000 seguidores— y en el podcast La vida secreta de las madres, junto a Paola Roig. Además, desde 2020 acompaña a madres en El Refugi de las Mares, en Barcelona, un lugar que se ha convertido en un espacio en el que cada semana un grupo de mujeres comparte sus experiencias y emociones durante el embarazo y hasta meses después del parto.
Ahora Ros publica Comadres: El secreto era estar juntas (Destino, 2025), su segundo libro. En este volumen aborda toda la teoría y análisis de la situación actual de las madres en España y el reto político que supone devolverles la autonomía en sus procesos sexuales y reproductivos, pero además aporta su experiencia personal, su sentir más íntimo y todo lo que ha descubierto y aprendido junto a centenares de mujeres. También habla de partos, de la violencia obstétrica y, sobre todo, de ternura, de neurociencia y del conocimiento que le proporciona el acompañamiento en su centro.
PREGUNTA. ¿Por qué el libro se llama Comadres?
RESPUESTA. No se iba a llamar así en un principio, tardó en llegar, de hecho lo hizo cuando ya lo había terminado. Quería escribir un ensayo muy político sobre la situación social de las madres en España, casi rozando la antropología. El primer capítulo, de hecho, va en esa línea. Además, todo coincidió con la apertura de mi centro, El Refugi de las Mares, y ahí vi que a las madres les cambiaba mucho la vida por el mero hecho de estar con otras mujeres. Ya el segundo capítulo tiene otra tónica y empecé a poner en orden todo aquello que las mujeres compartían. Empecé a conectarme mucho con el término de la ternura y ahí vi claramente cómo te libera el estar con otras madres, hablar con ellas de lo que te pasa. De ahí, entonces, el título: Comadres.
P. ¿Por qué conectó tanto con la ternura y cuál es su relación con la maternidad?
R. Sinceramente, creo que la ternura se ha vaciado de contenido. Se asocia a algo propio de chicas, como algo banal, pequeño, y lo que he descubierto con la maternidad es que la ternura es algo serio, muy profundo. Elegir la ternura como trinchera me parece muy revolucionario porque no implica que seas muy amable y sonriente con todo el mundo, va mucho más allá: es que ves a la otra persona como digna, merecedora de ser escuchada. Si tratamos con ternura al que tenemos enfrente, provocamos un cambio en esa persona. Si todos lo hiciéramos, cambiaría la sociedad. Pero, sobre todo, si ejerciéramos la ternura en la infancia, con nuestros hijos, con los niños que tengamos a nuestro alrededor, el cambio sería más serio y muy profundo. La ternura no es lo que nos han hecho creer que es algo débil, es todo lo contrario.

P. ¿Las mujeres están más solas que antes? ¿Se ha perdido el concepto de tribu?
R. Ahora las mujeres trabajamos fuera y dentro de casa y, además, a diferencia de nuestras abuelas y bisabuelas, estamos solas, por eso nos quejamos. Es cierto que antes estaban encerradas en casa, que no es bueno, salvo que fuera voluntario, pero estaban acompañadas entre ellas, que es algo muy bueno. En ese estar juntas había un gran bienestar. No voy a romantizar el hecho de que estuvieran en casa por obligación, pero nos han vendido una falacia que es que trabajar es lo que nos va a hacer realmente libres y nos va a completar como personas.
P. ¿Qué le diría a una madre que se sienta sola?
R. Que hable con otras madres, con las del parque, con las del colegio, con amigas que sean madres, porque todas, una vez que rascas un poco, tenemos esas mismas sensaciones de soledad en algún momento de la crianza.
P. ¿Qué opina de las políticas de conciliación de la mayoría de las empresas?
R. El sistema de trabajo que tenemos es contrario a la vida en general, no nos permite conciliar a las madres, pero tampoco a los que no tienen hijos. Los cuidados no son única y exclusivamente los referidos a la maternidad, también están los cuidados a tus padres, a tu pareja, a tus amigos, a tu entorno. Todo el mundo necesita conciliar a su familia con su vida, por eso las reivindicaciones que se hacen desde este sentido afectan a toda la sociedad. Cuando las madres nos quejamos de este sistema laboral que tenemos es porque vemos que afecta a nuestra salud mental, y si cambiase mejoraría la vida de todo el mundo.
P. ¿Qué le pediría al Gobierno?
R. El último capítulo de este libro está destinado precisamente a eso, pero le voy a decir un punto muy importante; debería haber matronas, si hubiera más matronas, habría menos violencia obstétrica con lo cual habría menos depresión posparto, más madres felices y, por ende, más niños sanos mentalmente hablando. Es todo un círculo.
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