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Plan de Parto: qué es y por qué es interesante entregarlo

Se trata de un documento en el que la mujer embarazada expresa sus preferencias y expectativas de cara al nacimiento del bebé

Partos
Una mujer embarazada sentada su cama.Getty

El momento del parto es para las mujeres embarazadas el más esperado de sus últimos ocho meses —contemos con que ha tardado cuatro semanas en confirmar el embarazo—. Un momento que, por esperado, no deja de suponer un buen número de miedos para la futura mamá. El más habitual, el miedo al dolor.

Todas hemos oído historias terroríficas de mujeres con partos de más de 24 horas; con terribles desgarros en la zona perineal; chillidos; fórceps y otros instrumentos que parecen diseñados más para ser utilizados en una mesa de torturas que en una sala de partos… Pero ahí no acaba el miedo. Porque ninguna gestante puede olvidar que durante el parto, tanto ella como el bebé están en un momento de gran vulnerabilidad.

Sin duda, una de las razones que provocan cualquier miedo es el desconocimiento. De ahí que en los últimos años, matronas y ginecólogos hayan puesto gran empeño en arrojar luz sobre ese momento tan emotivo, intenso y esperado. Y lo han hecho ofreciendo información sobre ello. Información y opciones. Como el Plan de Parto y Nacimiento, una herramienta que se contempla en el Sistema Nacional de Salud (SNS).

Este documento puede estar redactado por la propia parturienta, pero también se puede entregar según la plantilla elaborada por miembros de los Comités Institucional y Técnico de la Estrategia de Atención al Parto Normal y de Salud Reproductiva del Ministerio de Sanidad. Las razones por las que son una buena idea son varias. Las explica Marta Roca Vento, matrona y cofundadora de Marema Matronas: “Permite a las mujeres plasmar por escrito sus preferencias y expectativas sobre el proceso de parto, así como comunicarlas a los profesionales sanitarios con antelación. Además, es una manera de informar a las futuras mamás de las opciones que tienen. Ayuda a los profesionales sanitarios a conocer estas preferencias y fomenta la participación activa de la mujer y su pareja en un proceso que es suyo, en el que la protagonista es la mamá”.

Desde las posturas hasta el tipo de analgesia

Cuando nos referimos a las preferencias de la embarazada, nos referimos a “aspectos clínicos relacionados directamente con la asistencia al parto, como que se le coloque una vía intravenosa, el uso de estimulantes del parto, la posibilidad de que pueda instrumentarse, sus planteamientos ante una hipotética episiotomía o cualquier otra ayuda durante la fase de dilatación o de expulsivo, la postura durante estas fases, o los distintos tipos de analgesia”, explica Juan Luis Delgado, presidente de la Sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

Incluso, afirma el ginecólogo, pueden referirse aspectos como “las condiciones del lugar del parto, la iluminación, la/s persona/s que la gestante quiere que le acompañen durante el parto, los profesionales que le atiendan, el personal que accede a la sala de partos, como obstetras, matronas, auxiliares de enfermería, alumnos de medicina o Enfermería, MIR o EIR... Por otra parte, contempla aspectos de diversa índole concernientes al manejo del recién nacido”.

Más allá de la epidural, para aliviar el dolor

Uno de los puntos más interesantes es el que se refiere a la analgesia en el proceso de dilatación, Roca Vento pone más ejemplos: “Las opciones para alivio del dolor, van mucho más allá de la epidural. Las embarazadas pueden poner en su plan de parto que quieren que les ofrezcan métodos alternativos de alivio del dolor como el agua caliente, masaje, libre movimiento, aromaterapia, música…”

Todo esto está muy bien, aunque tiene sus peros, como afirma Delgado: “Los deseos de la madre contemplados en un PDP nunca deben prevalecer sobre la seguridad para los protagonistas de este: la madre y su criatura. Es innegociable que ambos finalicen este proceso fisiológico con el mejor estado de salud posible en sus circunstancias”.

Más peros: No todo es posible en todos los centros sanitarios, como afirma el portavoz de SEGO: “A veces no se pueden cumplir expectativas de confort, luz, música… Otras veces, por la propia seguridad de los protagonistas del acto, la madre y su bebé”. Por otro lado, a veces son los propios profesionales quienes “no aceptan ciertas peticiones porque pueden poner en riesgo su seguridad, como no tener una vía endovenosa, al menos colocada sin fluidos desde el inicio del parto”, por si se da una situación grave como una hemorragia aguda.

Flexibilidad y capacidad de adaptación

En efecto, el parto es un momento delicado y, como dice la matrona de Marema Matronas, “necesita mucha flexibilidad y capacidad de adaptación. Puedes imaginar mil veces tu parto ideal y, en cambio, que se desarrolle de una forma totalmente diferente. Y el éxito está en tener una experiencia satisfactoria, aunque no sea exactamente como lo habías imaginado”. Es decir, entregar el plan de parto con tiempo suficiente —entre las semanas 28 y 32—y habiendo sido planificado con ayuda de tu matrona, no garantiza que vaya a ser exactamente como lo habías pensado.

A pesar de ello, puede ser perfectamente bonito y placentero. “El éxito del parto no está determinado solamente por cómo finaliza (vaginal, cesárea, instrumental…), sino por la percepción que ha tenido la mujer de haber podido decidir, participar e influir en el proceso”. En ese sentido, es importante que el Plan de Parto sea una hoja de ruta sobre la que trabajar, pero que pueda cambiar si se da una situación que entrañe peligro. O, simplemente, si la gestante cambia de idea durante el proceso.

Siempre, decisiones compartidas

Daniel Morillas Guijarro, Vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Matronas de España, FAME, sigue esa misma línea: “Hemos de ser conscientes de que hay expectativas que no pueden cumplirse, y que todo el proceso estará sujeto a variaciones clínicas que nos llevarán a desviaciones en función de la evolución del trabajo de parto”. Pero atención, “esto no es dar carta blanca al personal que acompaña a la gestante”. Es decir, cada decisión deberá ser compartida, tomarse, habiendo informado previamente tanto a la gestante como a su acompañante, que tienen derecho a dar su opinión y a que esta sea respetada. Así deberá ser también para quien no haya entregado un Plan de Parto.

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