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Laura Cerdán, psicóloga: “El egocentrismo infantil es una etapa del desarrollo completamente sana y necesaria”

La formadora y divulgadora de educación positiva acaba de publicar ‘Para quererte mejor: Manual con casos reales para una crianza positiva’, una guía para aprender a establecer límites a los hijos o lograr que la familia reme en la misma ruta educativa

La psicóloga Laura Cerdán ha escrito su primer libro como una guía para que los padres eduquen desde el respeto.
La psicóloga Laura Cerdán ha escrito su primer libro como una guía para que los padres eduquen desde el respeto.Laura Cerdán

Los niños necesitan a sus figuras de referencia a su lado para que los acompañen y para que atiendan sus necesidades respetando sus ritmos y permitiéndoles expresarse. Desde esta consideración, Laura Cerdán Rubio (Barcelona, 42 años), publica su primer libro Para quererte mejor: Manual con casos reales para una crianza positiva (McGraw-Hill, 2023). “Se trata de un manual pedagógico práctico que recoge situaciones del día a día con los hijos y especifica pautas que padres y educadores puedan adaptar según sus requisitos y así criar en positivo a niños de entre 2 y 9 años”, relata la psicóloga y posgraduada en Neuropsicología clínica.

Esta también formadora y divulgadora de educación positiva intenta en su libro dar respuesta a muchas cuestiones, entre ellas aprender a establecer límites, conseguir que los hijos acaten determinadas demandas o cómo lograr que la familia reme en la misma ruta educativa. “El libro, de fácil lectura y comprensión, pretende ayudar a las familias para que puedan criar con amor y respeto a sus hijos”, señala la autora.

PREGUNTA. Existen cinco estilos de parentalidad: autoritario, democrático, permisivo o indulgente, negligente y de supervivencia. Usted incide en que el democrático, eso es, la forma en la que los padres actúan con respecto a sus hijos en la vida cotidiana, es la mejor opción. ¿Qué diría a los padres para que se decidiesen por uno u otro?

RESPUESTA. Deberían quedarse con aquel estilo con el que se sientan más identificados Para mí, el democrático es el más eficaz, aunque a veces a corto plazo cueste ver los resultados. Este modelo busca un equilibrio entre la exigencia y el establecimiento de límites y normas y el cariño y respeto hacia los hijos en la corrección y reconducción de comportamientos. Y, además, emplea el diálogo y la escucha activa como herramientas principales. Además, se escuchan y atienden las necesidades de los hijos, fortaleciendo su desarrollo emocional.

P. ¿Por qué cree que es necesario que los padres establezcan límites a los hijos y qué ocurre para qué les resulte difícil hacerlo?

R. Los niños necesitan que alguien les oriente. Además de mejorar la convivencia familiar, los límites infunden seguridad y van a permitir a los niños adaptarse mejor a las normas sociales en su vida adulta. Educar con límites es enseñar al menor que no todo vale y le aporta seguridad en su modo de proceder.

Los hábitos generan rutinas que sirven para dar seguridad, equilibrio emocional y confianza.
Los hábitos generan rutinas que sirven para dar seguridad, equilibrio emocional y confianza. Cavan Images (Getty Images)

P. ¿En qué beneficia a los niños la instauración de hábitos y cómo se pueden mantener en el tiempo?

R. Los hábitos generan rutinas que sirven para dar seguridad, equilibrio emocional y confianza. Pueden instaurarse con rutinas repetitivas para que aprendan sin esfuerzo. Ser ejemplo de tu hijo también les ayudará a definir sus hábitos. Establecer horarios de comer y/o dormir facilita que el niño se sienta confiado porque aprende a orientarse en el tiempo y le anticipa esas conductas. Seguidamente, el menor se convertirá en adolescente y, posteriormente, en adulto con esos hábitos interiorizados.

P. Como señala en el libro, los progenitores resultan el marco de referencia de los menores. ¿Considera que con frecuencia los adultos no son coherentes entre lo que hacen y lo que piden a sus hijos?

R. Sí, muchas veces. Le pedimos a los niños que no usen el móvil y lo decimos con el nuestro en la mano. Queremos que lean, pero nunca nos ven leyendo un libro o le damos un azote al niño porque ha pegado a su hermana. Creo que es importante analizar qué hacemos como padres y madres y a partir de ahí ser coherentes, de lo contrario nos cuestionarán e imitarán.

P. ¿Cuál es el modo más conveniente de atajar una rabieta?

R. Las famosas rabietas aparecen sobre los 12/18 meses y se alargan hasta los 4/5 años, edad en la cual deberían desaparecer. Las rabietas son arrebatos emocionales que se dan en respuesta a deseos o necesidades insatisfechas y resultan una manera de comunicarse. Los padres deben entender que el niño no quiere desafiarlos, responder con agresividad solo enseña al menor a gestionar estas situaciones de igual modo. Se le puede hablar a su altura y preguntarle cómo se siente, ofrecer una alternativa para distraerle y nunca hay que decirle que, si no para de llorar, no se le querrá o es feo o malo.

P. Frente a momentos de pérdida de la calma, ansiedad o falta del control respecto a un comportamiento inadecuado de un hijo, ¿qué se debería hacer?

R. Alejarse siempre es una buena opción para dar espacio y tiempo para volver a la calma. Si el padre o madre está con otro adulto, se le puede pedir que se haga cargo de la situación unos minutos. Si uno está solo, resultará óptimo pensar qué le está desbordando. En el caso de los gritos, es bueno anticiparse a la situación y pararla antes de que sea demasiado tarde. Tener tiempo para uno mismo y el autocuidado son necesarios para estar más relajado al pasar tiempo en familia.

P. ¿Qué representa la fase del egocentrismo?

R. La fase del egocentrismo es una etapa del desarrollo infantil completamente sana y necesaria. Fue descrita por el psicólogo Jean Piaget, gran referente en la psicología evolutiva. Es una etapa en la que el niño se ve a sí mismo como el centro de todo y solo es capaz de tener en cuenta su punto de vista. Suele ir de los 2/3 años a los 6 años, y se caracteriza, sobre todo, por la falta de empatía.

P. ¿Desde qué edad resulta acertado pedir a los niños pequeños que colaboren en casa?

R. No hay una edad concreta. Los niños deben colaborar siempre que puedan. Por ejemplo, un niño de 3 años es capaz de guardar sus zapatos al llegar a casa. A partir de los 5 años pueden poner y quitar la mesa y después de los 7/8 pueden preparar su mochila del colegio o hacer su cama. Pedirles que colaboren en casa les enseña a cooperar, asumir responsabilidades y ganar autonomía. El objetivo a edades tempranas no debe ser la excelencia, sino la participación y la habituación.

P. En cuanto a los deberes: ¿los padres han de ayudar a sus hijos o, incluso, hacer parte de sus tareas cuando ellos no saben?

R. En ocasiones, para aliviar el estrés y ahorrar tiempo, muchos padres y madres acaban haciendo los deberes de sus hijos, pero con eso no se les ayuda, se les quita su responsabilidad y se les impide que se equivoquen y aprendan de ello. La finalidad pedagógica de los deberes es reforzar el aprendizaje de contenidos académicos y ofrecer otra vía para gestionar su tiempo y aprender hábitos, valores y normas necesarios para su futuro. Además, se les surte de autonomía y se trabaja su autoestima y autoconcepto.

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